Demasiado en juego. [Rol abierto para 1 más]

En una de las tantas tabernas del planeta, la gente se agrupa alrededor de una mesa ubicada en una esquina. Exceptuando esa, pocas son las mesas que rellenan en tétrico lugar, casi todas ubicadas en las cercanías de la barra.

El camarero limpiaba los vasos mientras miraba al tumulto de borrachos, escupiendo en los mismos aprovechando que nadie le observaba. Una bailaría exótica bailaba para un viejo medio dormido, moviéndose contoneantemente al ritmo de la música reproducida por un viejo droide.
Las luces titilaban, el piso crujía y del techo caía constantemente un polvillo gris que insinuaba el inminente desplome de la edificación.

En pocas palabras, un porquería de lugar. Pero habiendo tantas otras tabernas en la zona, ¿Qué atraía a tanta gente a esta parodia de bar? Era un simple juego, un simple juego de Sabacc. Pero se disputaba entre las dos grandes potencias de este juego (Al menos del distrito este), y lo que más curiosidad provocaba era como finalizaría el encuentro.

Un ocho y un siete negativo, la suerte de Bandrak no podía ser peor esta noche. Frente a él se encuentra Bingo Turgo, un asqueroso sapo salido de Rodia al que le debe quién sabe cuantos créditos debido a esta racha perdedora que el Arkaniano lleva sobre sus hombros.

La apuesta ya está hecha, doble o nada. Doble significaría entregar los últimos créditos en su bolsa, mientras que nada sería correr como un tauntaun para huir de la ira perdedora de su contrincante.
Su turno. Toma una carta más del mazo, en este caso es un diez positivo.

(Ocho... Menos siete... Más diez...). Pensó el joven un segundo hasta llegar al resultado. Once positivo era su número en esta partida de Sabacc, un asqueroso número considerando que gana el más cercano a veintitrés.
Los nervios se le ponían de punta al joven Jossen, pero aun así no dejaba ver ni una gota de transpiración, ni una mueca de preocupación. De hecho, la única mueca que mostró fue una confiada sonrisa ante su oponente, mientras paseaba por los dedos de su mano izquierda una pequeña bolita color escarlata.

Es el turno del oponente, tira el dado, probablemente pensando que la mano de Bandrak es fenomenal. En un inesperado giro el dado otorga el cambio de cartas, obligando a ambos jugadores a cambiar su mano completa. Bastante oportuno, nada podía ser peor que la mano anterior.
Cada jugador deja sus cartas descartadas y toman tres diferentes cada uno. Era un momento de suma tensión, casi toda la gente de aquella sucia taberna estaba rodeando la mesa en la cual el juego se disputaba.

Una a una el Arkaniano ve sus cartas. Nueve negativo, ocho negativo y seis negativo... Efectivamente, había obtenido un -23 clavado que le otorgaría la victoria segura. Ahora solo debía concentrarse en su blaster y qué tan a mano lo tenía, ya que estas cosas nunca acaban bien.

Notoriamente se rasca la nariz y se saca un moco. El contrincante lo ve extrañado, pero ningún gesto de asco se nota en su rostro pues, obviamente, los Rodians apenas pueden mostrar una cara diferente a la de ignorancia.
De manera actuada, Bandrak se sorprende ante la mirada del verde individuo, y lleva la mano a la parte inferior de su camisa para limpiarla. Esta es la excusa para liberar el blaster de su funda y quitarle el seguro en un mismo movimiento. Mucha gente nota la maniobra, pero tienen tantas ganas de ver sangre que no se preocupan en alertar al pequeño jugador rodiano.

Bingo Turgo ríe (o algo así) y revela sus cartas... Sumaba 22 en total, si bien no era una victoria segura, se había confiado de que a Jossen no le quedaba nada tras cambiar de mano. Algunos de entre la multitud murmuraban, otros le alentaban, pero la mayoría permanecía en silencio contemplando a Bandrak, quien tenía la última palabra.

El Arkaniano, nuevamente actuando, respiró profundamente y miró con nerviosismo las cartas del Rodian. Desvió su mirada a sus dedos, simulando que contaba los puntos del contrincante, simplemente para ser subestimado. Al finalizar, mira al Bingo y semi tartamudeando le dirige la palabra.

- Eh, Uh... Subamos la apuesta. - Le dijo, intentando aparentar que miente.

El Rodian rió y apoyó sus codos sobre la mesa. - No me intimidas, no tienes nada muchachito. - Dijo utilizando palabras femeninas. - Ofrece. - Agrega.

- ¡Sumo mi nave a la apuesta! - Exclama orgulloso el arkaniano.

- ¡Ja! Esa nave no le serviría ni a un Jawa. Pero aun así te quedarás sin ella. - Dice entre burlas y apoya un gran bolsa llena de créditos sobre la mesa.

- ¡Veintitrés negativo! - Grita feliz Bandrak mientras da vuelta sus cartas con su mano libre y rápidamente toma la bolsa que Turgo había apoyado sobre la mesa. Sin más preámbulo se larga a la fuga haciéndose paso por entre la gente que le rodeaba, apenas oyendo los gritos de su rival.

Elude un par de desérticas mesas y se dirige a la salida, pero pasando la puerta dos (2) aerodeslizadores con tres (3) rodianos cada uno se detienen en el camino frente a la taberna para bloquear el escape de Bandrak. Sin duda Bingo había sido ágil llamando a sus escuerzos.

El arkaniano atina a asomar la cabeza por el marco de la puerta, pero al instante las ráfagas de disparos amedrentantes le obligaron a permanecer en el interior de la cantina.

- Asquerosas criaturas, malos perdedores. - Se dijo a si mismo el joven mientras desenfundaba su blaster y se apoyaba de espaldas contra la pared para no ser visto por los atacantes.

Pero el pobre Bandrak había olvidado un detalle, pues tenía otro problema verde, y este se encontraba a su lado apuntándole a la cabeza con algún tipo de escopeta casera. Bingo empujó ligeramente la cabeza del joven Jossen con el cañón de la escopeta para llamar su atención.

- Deja el arma y devuélveme mi dinero. - Ordenó cortante, siguiendo la cabeza de Bandrak con su arma.

- Tranquilo, tranquilo. No quiero problemas. - Dice Bandrak mientras se separa de la pared con las manos en alto. La derecha portaba el blaster y la izquierda la bolsa de créditos.
Lentamente, siempre mirando a los grandes ojos del Rodian, bajó su blaster y lo apoyó sobre una mesa. Pero en el instante en el que la vieja madera de la mesa sonó contra el duro metal del arma, Bandrak golpeó fuertemente a Bingo Turgo en la cara con la sólida bolsa que contenía el dineral.

Desgraciadamente las costuras de la bolsa no soportaron, abriéndose y dejando salir a las numerosas monedas, las cuales se expandieron por todo el suelo de la taberna.
Mientras los borrachos locales se abalanzaban al piso por las monedas, Bandrak tomó al confundido Rodian por el cuello con su brazo izquierdo, se posicionó a sus espaldas y le presionó la sien con el cañón de su blaster, el cual nunca se había separado de su mano.

- Vas a ser mi ticket de salida, tacaño. - Le dijo sonriendo y aplicó más presión en el cuello de Turgo para que no intentase nada arriesgado.

Con Bingo Turgo como rehén, el joven arkaniano se dispuso a salir de la taberna usando al Rodian de escudo. Los atacantes, al percatarse de la situación, no tuvieron más remedio que permanecer cubiertos y apuntando a Jossen, pero sin disparar.

- ¡Arrojen las armas! - Gritó Bandrak presionando más aun a Bingo Turgo.
Los cómplices de Turgo dudaron, pero tras un desesperado gesto de su líder, lanzaron sus armas al suelo, a unos metros de sus posiciones.

Bandrak sonrió mientras caminaba lateralmente hacia su nave aparcada, siempre de frente a los rodians. Al estar junto a su oxidada máquina, alias "Strider", utilizó una llave en una pequeña cerradura electrónica y, tras quejidos y chirridos, la rampa de la nave se abrió.

Bandrak subió de espaldas por la rampa lentamente. Al llegar a la mitad del recorrido, suelta a Bingo y de una patada en la espalda lo lanza al suelo.
Rápidamente saltó hacia atrás para ingresar a la nave y una vez seguro disparó dos veces a la espalda del tumbado Rodian.

Mientras el resto de los atacantes corrían a asistir a Bingo, Jossan cerraba la rampa y se apresuraba a los controles de la nave para efectuar el despegue.