Entrenamiento .: Mithrandir :.
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Entrenamiento .: Mithrandir :.
Entrenamiento de Dote
Dote: Soltura con Sable Laser
LvL: 2
Tiempo de Entrenamiento: 5 Días(10 post)
Para mas información sobre el aprendizaje de Dotes, aquí tienes una guía: Cliky. O si aún así te siguen saltando dudas, mándame un MP ^_^.
Suerte!.
Espíritu Supremo- Admin
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Re: Entrenamiento .: Mithrandir :.
La sala de entrenamiento estaba desierta cuando Mithrandir entró en ella. No era de extrañar, pues aun era muy pronto. El sol apenas asomaba por el horizonte, proyectando sobre toda la sala una tenue luz rojiza. El joven arkaniano desactivó la protección contra el sol de sus gafas y la sala comenzó a verse, desde su ojos, más clara e iluminada.
Hace algún tiempo que Mith descubrió, a través de una de sus numerosas visitas a los Archivos, la forma IV de la Esgrima Jedi, el Ataru. Quedó prendado de aquellos acrobáticos movimientos desde que los vió en aquel holograma. La armonía de aquellos movimientos, cada pequeño acrobático salto, cada preciso barrido del sable podrían parecer caóticos en ojos inexpertos. Sin embargo, cuando Mith veía ese Arte no tardó en encontrar semejanzas con los Ritos Echanis y sus Artes Marciales. Aquella danza de guerreros le traía gratos recuerdos y quiso aprehenderla cuanto antes. Ahora tenía las bases en esgrima Jedi para conseguirlo, por lo que se propuso entrenarla en solitario.
En ocasiones había visto esta Forma llevada a cabo por algunos Caballeros de la Orden, por lo que, con ayuda de unos documentos y hologramas, esperaba poder hacerse con aquella técnica. Empezaría a entrenar en solitario, fortificando su habilidad en la Forma I para utilizarla como base para desarrollar el Ataru. En el futuro quizá buscase ayuda en su entrenamiento, gracias a las enseñanzas de algún Maestro en ese arte, pero por ahora prefería comenzar con su entrenamiento en solitario, para probarse a sí mismo.
Se colocó en medio de la sala y se sentó para meditar. Calmó su cuerpo y mente hasta que pudo sentir el devenir de la Fuerza, como se encontraba en paz en aquella sala, como envolvía cada órgano de su cuerpo, como entraba junto a aquellos tenues rayos de sol del alba. Tras unos minutos Mith, sumido en la concentración más profunda, se puso de pie y abrió los ojos. Activó la protección de sus gafas, pues los rayos de sol ya comenzaban a molestar a sus delicadas retinas, y hecho mano del sable que no se había separado de él desde hace semanas. Lo colocó frente a su cara, asido por ambas manos, y lo encendió, observando como la luz verde se esparcía por la sala.
El sable de luz comenzó a dibujar en el aire los movimientos más básicos de la primera Forma. La técnica de Mithrandir en esa forma había alcanzado un nivel notable, gracias al duro entrenamiento. Imaginó un contrincante armado frente a él y realizó algunos movimentos algo más complejo, concentrándose en cada barrido, cada estocada, sintiendo como la Fuerza antes calmada, se agitaba y fluía por su sable.
Tras unas horas de entreno, parando brevemente de vez en cuando para meditar, Mith se dispuso a intentar practicar unos golpes de sable tras saltos. Se concentró y notó el fluir de la Fuerza por su cuerpo, por sus músculos. Corrió unos metros, saltó y pegó una estocada al vació mientras aterrizaba. Practicó estos movimientos implementando pequeñas variaciones con el tiempo.
Parecía haber llegado ya el medio día cuando Mith se sentó, extenuado, para meditar por última vez en esa sesión de entrenamiento. Recordó cada uno de sus movimientos desde que entró en la sala, visualizó cada estocada, salto y barrido, examinando cada fallo a corregir. Tras media hora de meditación, con el aliento ya recuperado, Mithrandir se levantó, colocó su sable en el cinto y se marchó a comer algo y descansar.
Hace algún tiempo que Mith descubrió, a través de una de sus numerosas visitas a los Archivos, la forma IV de la Esgrima Jedi, el Ataru. Quedó prendado de aquellos acrobáticos movimientos desde que los vió en aquel holograma. La armonía de aquellos movimientos, cada pequeño acrobático salto, cada preciso barrido del sable podrían parecer caóticos en ojos inexpertos. Sin embargo, cuando Mith veía ese Arte no tardó en encontrar semejanzas con los Ritos Echanis y sus Artes Marciales. Aquella danza de guerreros le traía gratos recuerdos y quiso aprehenderla cuanto antes. Ahora tenía las bases en esgrima Jedi para conseguirlo, por lo que se propuso entrenarla en solitario.
En ocasiones había visto esta Forma llevada a cabo por algunos Caballeros de la Orden, por lo que, con ayuda de unos documentos y hologramas, esperaba poder hacerse con aquella técnica. Empezaría a entrenar en solitario, fortificando su habilidad en la Forma I para utilizarla como base para desarrollar el Ataru. En el futuro quizá buscase ayuda en su entrenamiento, gracias a las enseñanzas de algún Maestro en ese arte, pero por ahora prefería comenzar con su entrenamiento en solitario, para probarse a sí mismo.
Se colocó en medio de la sala y se sentó para meditar. Calmó su cuerpo y mente hasta que pudo sentir el devenir de la Fuerza, como se encontraba en paz en aquella sala, como envolvía cada órgano de su cuerpo, como entraba junto a aquellos tenues rayos de sol del alba. Tras unos minutos Mith, sumido en la concentración más profunda, se puso de pie y abrió los ojos. Activó la protección de sus gafas, pues los rayos de sol ya comenzaban a molestar a sus delicadas retinas, y hecho mano del sable que no se había separado de él desde hace semanas. Lo colocó frente a su cara, asido por ambas manos, y lo encendió, observando como la luz verde se esparcía por la sala.
El sable de luz comenzó a dibujar en el aire los movimientos más básicos de la primera Forma. La técnica de Mithrandir en esa forma había alcanzado un nivel notable, gracias al duro entrenamiento. Imaginó un contrincante armado frente a él y realizó algunos movimentos algo más complejo, concentrándose en cada barrido, cada estocada, sintiendo como la Fuerza antes calmada, se agitaba y fluía por su sable.
Tras unas horas de entreno, parando brevemente de vez en cuando para meditar, Mith se dispuso a intentar practicar unos golpes de sable tras saltos. Se concentró y notó el fluir de la Fuerza por su cuerpo, por sus músculos. Corrió unos metros, saltó y pegó una estocada al vació mientras aterrizaba. Practicó estos movimientos implementando pequeñas variaciones con el tiempo.
Parecía haber llegado ya el medio día cuando Mith se sentó, extenuado, para meditar por última vez en esa sesión de entrenamiento. Recordó cada uno de sus movimientos desde que entró en la sala, visualizó cada estocada, salto y barrido, examinando cada fallo a corregir. Tras media hora de meditación, con el aliento ya recuperado, Mithrandir se levantó, colocó su sable en el cinto y se marchó a comer algo y descansar.
Mithrandir- Caballero Jedi
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Re: Entrenamiento .: Mithrandir :.
Tras un pequeño almuerzo, Mithrandir se dispuso a relajarse meditando en los jardines. Estuvo allí durante unas horas, haciéndose uno con la naturaleza. En su meditación recordó unos documentos que leyó hace tiempo, sobre técnicas para mejorar la habilidad y el equilibrio con y sin el sable. Cuando acabó de meditar se levantó, dispuesto a visitar a su anciana amiga en busca de esos documentos.
Los Archivos Jedi estaban como casi siempre: repleto de estudiantes que iban y venían, ávidos de conocimientos. Se acercó a la anciana Corcaigh, la cual estaba junto a unos estantes de documentos. Al verlo acercarse, le sonrió dulcemente y le saludo:
- Qué grata visita, hijo. - dijo con esa cálida voz suya, tan característica. - ¿En qué podría ayudarte, mi joven amigo? ¿Necesitas algún documento o tal vez una de nuestras amenas conversaciones?
- Hola Corcaigh. A mi también me agrada verte. - le respondió el arkaniano. - Me gustaría quedarme un rato para conversar, sabe que disfruto mucho con ello. Sin embargo estoy sumido en un entrenamiento para mejorar mi técnica con el sable y...
- Oh, bien, bien. - le respondió, regalándole una comprensiva mirada, sin dejarlo acabar. - Entiendo, hijo. No te preocupes. ¿Necesitas algo de los Archivos, pues?
- Sí, algunos documentos sobre técnicas para mejorar el equlibrio en combate. - le respondió, mirándo alrededor. - Creo que estaban por esta zona.
- ¿Acaso estás entrenando sólo? - preguntó la anciana, algo sorprendida.
- Pues sí. - le respondió el joven. - Pensé comenzar en solitario y luego, si me hicera falta, buscar a algún experimentado Jedi en el Ataru para que me ilustre.
- El Ataru dices, hmm. - hizo un pausa, algo pensativa. - Pues la verdad es que conozco a alguien que podría ayudarte. Hay una maestra Twi'lek, algo menuda, pero muy sabia, que creo recordar es de las mejores en ese arte, el Ataru. Además, - prosiguió Corcaigh, sonriéndole, contenta por poder ayudar. - es muy buena amiga mía, ya que gusta conversar aquí conmigo como tanto como tú lo haces, mi joven amigo.
- ¿En serio? - los ojos de Mith se iluminaron. - Pues es una buena noticia, podría hablarle de mí, para ver si estaría interesada en instruirme.
- Claro, claro. Será un placer. - le respondió aquella amable anciana, con una amplia sonrisa en la boca. - Seguro que querrá ayudarte.
- Pues muchísimas gracias. - dijo Mith, tocándole levemente el brazo a la anciana, en señal de afecto. - Podrá encontrarme, casi con toda seguridad, en la sala de entrenamiento número 23. Vuelvo a mis tareas. Me encantó conversar con usted. - se despidió mientras se volvía, ya con los documentos en la mano.
- El placer es mío. - le respondio, sonriendo y con los ojos entornados, en una cálida expresión. - ¡Vuelve pronto!
El joven arkaniano ya se marchaba cuando se despidió la anciana, por lo que le respondió elevando su mano levemente. Es verdad que la mayor parte del tiempo estaría en la sala de entrenamiento, pero había decidido pasar esta sesión en los jardines, pues necesitaba suma concentración y le era mucho más fácil concentrarse allí.
Cuando llegó a su lugar habitual de meditación, junto a aquella enorme fuente, se sentó y se puso a ojear los documentos. Había numerosas técnicas para mejorar los reflejos, el equilibrio, la destreza, etc. Encontró un ejercicio para mejorar su concentración a la vez que su equilibrio que le pareció adecuado para empezar. Buscó algunas piedras redondeadas por los alrededores y las apiló formando una columna bastante inestable. Puso sus manos sobre ellas y se subió, colocándose verticalmente boca abajo, aguantando el equilibrio como pudo. Muchas veces se cayó, pero poco a poco fue aprendiendo a sostenerse en esa inestable postura.
Una vez que consiguió mantenerse estable al fin, cerró los ojos y se concentró en la Fuerza. Tras unos segundos puedo sentir el fluir de la Fuerza, como lo envolvía y ayudaba a mantenerse en equilibrio. Medito sobre el papel de la Fuerza en aquellas técnicas, durante unas largas horas. Finalmente pareció comprender:
- "Sin duda los Maestros en Ataru usarán la Fuerza en su Arte." - pensaba Mith mientras meditaba en aquella extraña postura. Parecía que en su mente se iban esclareciendo algunos conceptos. - "La Fuerza fluye alrededor nuestra, nos rodea y penetra en nuetros cuerpos, nos mantiene unidos con el Universo." - se dijo para sí, recordando las enseñanzas sobre la Fuerza. - "Ahora comprendo que juega un importante papel en esta técnica, pues estabiliza las acrobacias, potencia los golpes y mantiene en equlibrio al Jedi que la usa"
Tras comprender esto, el joven intentó concentrarse aun más para complicar un poco su ejercicio. Soltó una de sus manos, que se apoyaban sobre la última piedra de la columna, e intentó mantener el equilibrio, mas no lo consiguió, tambaleándose unos instantes para luego dar de bruces contra el suelo. Comprendió que un momento de duda lo había desconcentrado, perdiendo la percepción de la Fuerza por un instante. Se concentró de nuevo y lo intentó una segunda vez. Esta vez consiguió mantenerse unos segundos más, pero, aun sin perder la concentración, no era tarea fácil, por lo que cayó por segunda vez. Unos resquicios de duda y desesperación aparecieron en su mente, pero fueron prontamente eliminados de ella.
Practicó durante horas hasta que pudo mantenerse en aquella, aun más inestable, postura. Manteniéndose así medito sobre la Fuerza, intentando entender como podría usarla para que le guiara en su entrenamiento.
Tras unas horas de meditación cayó la noche y Mith se retiró a su habitación a descansar. No tardó en conciliar el sueño tras su duro día de trabajo.
Los Archivos Jedi estaban como casi siempre: repleto de estudiantes que iban y venían, ávidos de conocimientos. Se acercó a la anciana Corcaigh, la cual estaba junto a unos estantes de documentos. Al verlo acercarse, le sonrió dulcemente y le saludo:
- Qué grata visita, hijo. - dijo con esa cálida voz suya, tan característica. - ¿En qué podría ayudarte, mi joven amigo? ¿Necesitas algún documento o tal vez una de nuestras amenas conversaciones?
- Hola Corcaigh. A mi también me agrada verte. - le respondió el arkaniano. - Me gustaría quedarme un rato para conversar, sabe que disfruto mucho con ello. Sin embargo estoy sumido en un entrenamiento para mejorar mi técnica con el sable y...
- Oh, bien, bien. - le respondió, regalándole una comprensiva mirada, sin dejarlo acabar. - Entiendo, hijo. No te preocupes. ¿Necesitas algo de los Archivos, pues?
- Sí, algunos documentos sobre técnicas para mejorar el equlibrio en combate. - le respondió, mirándo alrededor. - Creo que estaban por esta zona.
- ¿Acaso estás entrenando sólo? - preguntó la anciana, algo sorprendida.
- Pues sí. - le respondió el joven. - Pensé comenzar en solitario y luego, si me hicera falta, buscar a algún experimentado Jedi en el Ataru para que me ilustre.
- El Ataru dices, hmm. - hizo un pausa, algo pensativa. - Pues la verdad es que conozco a alguien que podría ayudarte. Hay una maestra Twi'lek, algo menuda, pero muy sabia, que creo recordar es de las mejores en ese arte, el Ataru. Además, - prosiguió Corcaigh, sonriéndole, contenta por poder ayudar. - es muy buena amiga mía, ya que gusta conversar aquí conmigo como tanto como tú lo haces, mi joven amigo.
- ¿En serio? - los ojos de Mith se iluminaron. - Pues es una buena noticia, podría hablarle de mí, para ver si estaría interesada en instruirme.
- Claro, claro. Será un placer. - le respondió aquella amable anciana, con una amplia sonrisa en la boca. - Seguro que querrá ayudarte.
- Pues muchísimas gracias. - dijo Mith, tocándole levemente el brazo a la anciana, en señal de afecto. - Podrá encontrarme, casi con toda seguridad, en la sala de entrenamiento número 23. Vuelvo a mis tareas. Me encantó conversar con usted. - se despidió mientras se volvía, ya con los documentos en la mano.
- El placer es mío. - le respondio, sonriendo y con los ojos entornados, en una cálida expresión. - ¡Vuelve pronto!
El joven arkaniano ya se marchaba cuando se despidió la anciana, por lo que le respondió elevando su mano levemente. Es verdad que la mayor parte del tiempo estaría en la sala de entrenamiento, pero había decidido pasar esta sesión en los jardines, pues necesitaba suma concentración y le era mucho más fácil concentrarse allí.
Cuando llegó a su lugar habitual de meditación, junto a aquella enorme fuente, se sentó y se puso a ojear los documentos. Había numerosas técnicas para mejorar los reflejos, el equilibrio, la destreza, etc. Encontró un ejercicio para mejorar su concentración a la vez que su equilibrio que le pareció adecuado para empezar. Buscó algunas piedras redondeadas por los alrededores y las apiló formando una columna bastante inestable. Puso sus manos sobre ellas y se subió, colocándose verticalmente boca abajo, aguantando el equilibrio como pudo. Muchas veces se cayó, pero poco a poco fue aprendiendo a sostenerse en esa inestable postura.
Una vez que consiguió mantenerse estable al fin, cerró los ojos y se concentró en la Fuerza. Tras unos segundos puedo sentir el fluir de la Fuerza, como lo envolvía y ayudaba a mantenerse en equilibrio. Medito sobre el papel de la Fuerza en aquellas técnicas, durante unas largas horas. Finalmente pareció comprender:
- "Sin duda los Maestros en Ataru usarán la Fuerza en su Arte." - pensaba Mith mientras meditaba en aquella extraña postura. Parecía que en su mente se iban esclareciendo algunos conceptos. - "La Fuerza fluye alrededor nuestra, nos rodea y penetra en nuetros cuerpos, nos mantiene unidos con el Universo." - se dijo para sí, recordando las enseñanzas sobre la Fuerza. - "Ahora comprendo que juega un importante papel en esta técnica, pues estabiliza las acrobacias, potencia los golpes y mantiene en equlibrio al Jedi que la usa"
Tras comprender esto, el joven intentó concentrarse aun más para complicar un poco su ejercicio. Soltó una de sus manos, que se apoyaban sobre la última piedra de la columna, e intentó mantener el equilibrio, mas no lo consiguió, tambaleándose unos instantes para luego dar de bruces contra el suelo. Comprendió que un momento de duda lo había desconcentrado, perdiendo la percepción de la Fuerza por un instante. Se concentró de nuevo y lo intentó una segunda vez. Esta vez consiguió mantenerse unos segundos más, pero, aun sin perder la concentración, no era tarea fácil, por lo que cayó por segunda vez. Unos resquicios de duda y desesperación aparecieron en su mente, pero fueron prontamente eliminados de ella.
Practicó durante horas hasta que pudo mantenerse en aquella, aun más inestable, postura. Manteniéndose así medito sobre la Fuerza, intentando entender como podría usarla para que le guiara en su entrenamiento.
Tras unas horas de meditación cayó la noche y Mith se retiró a su habitación a descansar. No tardó en conciliar el sueño tras su duro día de trabajo.
Mithrandir- Caballero Jedi
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Re: Entrenamiento .: Mithrandir :.
Mithrandir se levantó temprano, con los primeros rayos de sol, tras un largo sueño reparador. Se sentía repleto de fuerzas de nuevo para continuar su entrenamiento, por lo que se dispuso para ir a la Sala número 23 que había usado ayer cuanto antes. Cuando llegó a la sala entró apresuradamente, creyendo que no habría nadie pues, aunque era algo más tarde que ayer, aun era tempranísimo. Sin embargo había alguien allí. Una Twi'lek meditaba en el centro de la sala. Era bastante baja, de alrededor de metro y medio. Su piel era de un azul claro, y las prologaciones de su cabeza estaban cuidadosamente colocada sobre sus hombros, y caían sobre su pecho:
- Disculpe si la molesté. - dijo Mith, dirigiéndose a la Jedi que estaba sentada frente a él. - Pensé que no habría nadie, pues aun es muy temprano.
- Pues ya ves que no eres el único que madruga tanto por aquí, joven Padawan - le saludó, haciéndole un gesto con la mano para que se sentase frente a él. - Supongo que eres Mithrandir Dulainn, ¿verdad? Corcaigh me dijo que te encontraría aquí. Vamos, siéntate junto a mí.
- Entonces usted es la Maestra de la que Corcaigh me habló, ¡la experta en Ataru! - dijo sin poder evitar su entusiasmo.
- Así es, mi nombre es Numa Zhar. - dijo, con solemnidad. - Encantado de conocerte Mithrandir.
- ¿Entonces estás aquí para enseñarme? - preguntó Mith, ansioso. - ¿Me instuirás en el arte del Ataru?
- Tranquilo, joven Padawan. - le pidió la Twi'lek. - Tu mente debes calmar para que los nuevos conocimientos cimienten bien en ella. Medita conmigo y luego veremos que hacer.
Mithrandir no quiso replicarle, se sentó y, cerrándo los ojos comenzó a meditar. No tardó en darse cuenta lo concentrada que estaba la Fuerza alrededor de aquella Jedi. Era impresionante. De repente la voz de la Maestra le habló desde su cabeza:
- "La Fuerza equilibra los movimientos de un Jedi."- dijo con voz seria, telepáticamente. - "Los Jedis más hábiles con la espada conocen la Fuerza que fluye a su alrededor y saben como manipularla y usarla en sus combates. Concéntrate en esa Fuerza, Padawan."
El joven arkaniano intentó seguir sus órdenes. Se concentró y comenzó a sentir la Fuerza vagar por doquier. Fue discriminando cada corriente hasta llegar a la Fuerza que lo recubría.
- "Eso es, síentela envolviédote. Cálmala y agítala a placer." - le guió Numa, aun desde su cabeza. - "Tu primer paso en éste entrenamiento es conocer cada parte de ese fluir de la Fuerza, por lo que meditarás durante horas hasta conseguirlo. Yo guiaré tu mente, para que no descarrile."
Sumido en la concentración, Mith meditó para intentar comprender el devenir de esa Fuerza que lo envolvía. Notaba como esa corriente de energía lo rodeaba y se movía alrededor de él. Con el tiempo y la meditación logró controlarla en parte, calmando su flujo, concentrándola en diversas partes, dominando su devenir, en definitiva. Era un dominio básico, pero serían los pilares para una buena técnica de combate. La meditación llevó más de cuatro horas. Tras ese tiempo la Twi'lek se levantó y le dijo:
- Basta por ahora, ahora deberás comer algo y descansar. - le recomendó a Mith. - A la tarde comenzaremos con las técnicas base del Ataru. Que la Fuerza te acompañe, joven Padawan.
El Padawan se retiró a su dormitorio a descansar. Salió de la sala cansado pero con una media sonrisa en la cara, feliz por su nueva instrucción.
- Disculpe si la molesté. - dijo Mith, dirigiéndose a la Jedi que estaba sentada frente a él. - Pensé que no habría nadie, pues aun es muy temprano.
- Pues ya ves que no eres el único que madruga tanto por aquí, joven Padawan - le saludó, haciéndole un gesto con la mano para que se sentase frente a él. - Supongo que eres Mithrandir Dulainn, ¿verdad? Corcaigh me dijo que te encontraría aquí. Vamos, siéntate junto a mí.
- Entonces usted es la Maestra de la que Corcaigh me habló, ¡la experta en Ataru! - dijo sin poder evitar su entusiasmo.
- Así es, mi nombre es Numa Zhar. - dijo, con solemnidad. - Encantado de conocerte Mithrandir.
- ¿Entonces estás aquí para enseñarme? - preguntó Mith, ansioso. - ¿Me instuirás en el arte del Ataru?
- Tranquilo, joven Padawan. - le pidió la Twi'lek. - Tu mente debes calmar para que los nuevos conocimientos cimienten bien en ella. Medita conmigo y luego veremos que hacer.
Mithrandir no quiso replicarle, se sentó y, cerrándo los ojos comenzó a meditar. No tardó en darse cuenta lo concentrada que estaba la Fuerza alrededor de aquella Jedi. Era impresionante. De repente la voz de la Maestra le habló desde su cabeza:
- "La Fuerza equilibra los movimientos de un Jedi."- dijo con voz seria, telepáticamente. - "Los Jedis más hábiles con la espada conocen la Fuerza que fluye a su alrededor y saben como manipularla y usarla en sus combates. Concéntrate en esa Fuerza, Padawan."
El joven arkaniano intentó seguir sus órdenes. Se concentró y comenzó a sentir la Fuerza vagar por doquier. Fue discriminando cada corriente hasta llegar a la Fuerza que lo recubría.
- "Eso es, síentela envolviédote. Cálmala y agítala a placer." - le guió Numa, aun desde su cabeza. - "Tu primer paso en éste entrenamiento es conocer cada parte de ese fluir de la Fuerza, por lo que meditarás durante horas hasta conseguirlo. Yo guiaré tu mente, para que no descarrile."
Sumido en la concentración, Mith meditó para intentar comprender el devenir de esa Fuerza que lo envolvía. Notaba como esa corriente de energía lo rodeaba y se movía alrededor de él. Con el tiempo y la meditación logró controlarla en parte, calmando su flujo, concentrándola en diversas partes, dominando su devenir, en definitiva. Era un dominio básico, pero serían los pilares para una buena técnica de combate. La meditación llevó más de cuatro horas. Tras ese tiempo la Twi'lek se levantó y le dijo:
- Basta por ahora, ahora deberás comer algo y descansar. - le recomendó a Mith. - A la tarde comenzaremos con las técnicas base del Ataru. Que la Fuerza te acompañe, joven Padawan.
El Padawan se retiró a su dormitorio a descansar. Salió de la sala cansado pero con una media sonrisa en la cara, feliz por su nueva instrucción.
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Re: Entrenamiento .: Mithrandir :.
Tras un copioso almuerzo y una siesta corta pero reparadora, Mithrandir se dispuso a volver a su entrenamiento en la sala 23. Cuando llegó en la puerta lo esperaba su instructora, Numa Zhar, que lo saludo con la mano al verlo llegar:
- Espero que hayas descansado bien. - le comentó la instructora. - Deberás estar en forma para el siguiente nivel, mi joven alumno.
Mith asintió con la cabeza y entró en la sala. Había sido montada una tarima de suelo esponjoso a lo largo de todo el suelo. Parecía ser una de esas superficies que se suelen usar para practicar saltos y acrobacias, intentando minimizar los daños en el aterrizaje. La Twi'lek condujo a Mith hasta el centro de la sala, donde se situaron uno enfrente del otro. Numa sacó su sable de luz, lo encendió, iluminando la cara de la Maestra de azul brillante:
- Enciende tu sable, hijo. - le pidió la instructora.
Sin darle tiempo casi a encedenrlo, la Twi'lek de piel azul comenzó a atacar a Mithrandir de una manera peculiar. Saltaba sobre él con piruetas casi imposibles a la vez que atacaba a Mith de vez en cuando. Éste se defendía como podía de lo que sin duda alguna eran ataques de Ataru. Estuvieron con el ejercicio casi una hora. Mithrandir cansado, ceomenzaba a leer algunos movimientos, aunque no los entendía demasiado:
- Muy bien Padawan, puedo sentir como aprendes a defenderme cada vez mejor. - le felicitó Numa. - Siente la Fuerza alrededor mía, observa como la manejo a mi antojo para controlar mis movimientos en el aire. - le continuó instruyendo, sin parar de saltar de un lado a otro mientras le atacaba por todos los lados.
Al cabo de un rato la Maestra apagó su sable y se dirigió al joven:
- Creo que vas entendiendo alguno de los movimientos. Es hora de que intentes alguno de los saltos y piruetas por ti mismo. - le dijo la profesora, mientras caminaba alrededor del arkaniano. - Descansa un momento y medita en la Fuerza como ayer. Siente su fluir alrededor de tu cuerpo y cuando te encuentes preparado salta sobre mí, por ahora sin sable.
Mithrandir obedeció. Cerró sus ojos y se concentró en la fuerza. Tras uno minutos se creyó capaz de intentarlo. Corrió hacia su profesora, saltó sobre ella dando una voltera, pero al aterrizar lo hizo sobre sus rodillas. Estaba seguro de que, sin esa tarima especial, se habría hecho bastante daño. Se levantó, algo maltrecho y volvió a cerrar los ojos para meditar, esta vez unos minutos más. Lo intentó e intentó durante horas, haciéndolo cada vez mejor, pero la mayoría de las veces caía bastante mal. Ya comenzaba a utilizar la Fuerza durante el salto, el vuelo sobre la cabeza de su profesora, pero le costaba armonizar sus movimientos, dando casi siempre de bruces contra el suelo.
Horas más tarde, cuando el ocaso era más que evidente ya, la profesora decidió parar el entrenamiento:
- Mañana nos veremos en los jardines al alba. Usaremos sus árboles para el entrenamiento. - le dijo, despidiendo a su alumno. - Que la Fuerza te acompañe.
- Igualmente. Muchas gracias por todo. - le contestó, algo cortado, recogiendo ya para irse.
- Espero que hayas descansado bien. - le comentó la instructora. - Deberás estar en forma para el siguiente nivel, mi joven alumno.
Mith asintió con la cabeza y entró en la sala. Había sido montada una tarima de suelo esponjoso a lo largo de todo el suelo. Parecía ser una de esas superficies que se suelen usar para practicar saltos y acrobacias, intentando minimizar los daños en el aterrizaje. La Twi'lek condujo a Mith hasta el centro de la sala, donde se situaron uno enfrente del otro. Numa sacó su sable de luz, lo encendió, iluminando la cara de la Maestra de azul brillante:
- Enciende tu sable, hijo. - le pidió la instructora.
Sin darle tiempo casi a encedenrlo, la Twi'lek de piel azul comenzó a atacar a Mithrandir de una manera peculiar. Saltaba sobre él con piruetas casi imposibles a la vez que atacaba a Mith de vez en cuando. Éste se defendía como podía de lo que sin duda alguna eran ataques de Ataru. Estuvieron con el ejercicio casi una hora. Mithrandir cansado, ceomenzaba a leer algunos movimientos, aunque no los entendía demasiado:
- Muy bien Padawan, puedo sentir como aprendes a defenderme cada vez mejor. - le felicitó Numa. - Siente la Fuerza alrededor mía, observa como la manejo a mi antojo para controlar mis movimientos en el aire. - le continuó instruyendo, sin parar de saltar de un lado a otro mientras le atacaba por todos los lados.
Al cabo de un rato la Maestra apagó su sable y se dirigió al joven:
- Creo que vas entendiendo alguno de los movimientos. Es hora de que intentes alguno de los saltos y piruetas por ti mismo. - le dijo la profesora, mientras caminaba alrededor del arkaniano. - Descansa un momento y medita en la Fuerza como ayer. Siente su fluir alrededor de tu cuerpo y cuando te encuentes preparado salta sobre mí, por ahora sin sable.
Mithrandir obedeció. Cerró sus ojos y se concentró en la fuerza. Tras uno minutos se creyó capaz de intentarlo. Corrió hacia su profesora, saltó sobre ella dando una voltera, pero al aterrizar lo hizo sobre sus rodillas. Estaba seguro de que, sin esa tarima especial, se habría hecho bastante daño. Se levantó, algo maltrecho y volvió a cerrar los ojos para meditar, esta vez unos minutos más. Lo intentó e intentó durante horas, haciéndolo cada vez mejor, pero la mayoría de las veces caía bastante mal. Ya comenzaba a utilizar la Fuerza durante el salto, el vuelo sobre la cabeza de su profesora, pero le costaba armonizar sus movimientos, dando casi siempre de bruces contra el suelo.
Horas más tarde, cuando el ocaso era más que evidente ya, la profesora decidió parar el entrenamiento:
- Mañana nos veremos en los jardines al alba. Usaremos sus árboles para el entrenamiento. - le dijo, despidiendo a su alumno. - Que la Fuerza te acompañe.
- Igualmente. Muchas gracias por todo. - le contestó, algo cortado, recogiendo ya para irse.
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Re: Entrenamiento .: Mithrandir :.
Mithrandir pronto se sumió en un profundo sueño. Al despertarse vió que era algo tarde, por lo que se apresuró en preparase y salió corriendo hasta los jardines. La Twi'lek de tez azul le esperaba junto a la fuente donde el arkaniano solía meditar:
- Vamos, internémonos un poco entre los árboles. - le indicó su instructora.
Caminaron entre árboles, al principio algo pequeños, pero que conforme avanzaban se hacían más y más grandes y frondosos. De no ser por la bóveda de cristal que tenía sobre su cabeza, Mith juraría que estaban en mitad del bosque.
- Salta sobre ese árbol. - le ordenó su instructora. - Practicaremos con la naturaleza, donde la Fuerza está más presente.
- ¿Ahí? - preguntó el Padawan incrédulo. La rama del árbol se encontraba a dos metros y medio del suelo. No creía poder subir ahí de un salto.
- La duda en la mente de un Jedi no debería existir. - le dijo, adivinando sus pensamientos. - No existe la ignorancia, recuerda. Hazlo, no intentes hacerlo, vamos.
Mithrandir intentó saltar sobre la rama , pero a penas pudo alcanzarla como para asirse a ella con las manos, por lo que saltar sobre ella le parecía imposible:
- Concéntrate en la Fuerza, hijo. Ella es tu mejor aliada. - le recomendó la Twi'lek, con voz solemne.
Mith se detuvo unos segundos a meditar hasta sentir la Fuerza que lo rodeaba. Intentó usarla en ese movimiento, pero sólo consiguió llegar algo más alto que antes. Durante una larga y desesperante hora practicó, mejorando a cada intentó. Al fin, cuando logró subirse su profesora, sin felicitarlo si quiera le dijo:
- Ahora deberás saltar a aquella otra rama. - ordenó, señalando a una rama bastante lejana y alta.
Mithrandir intentó llegar sin éxito, ocurriendo como en la vez anterior. Tras otras dos horas consiguió llegar a la rama y aterrizar correctamente.
Más tarde, con el desarrollo del entrenamiento, la profesora le indicó un recorrido, de rama en rama, el cual debería hacer. Cuando lo dominó le pidió que encendiera su sable y cortara algunas ramillas conforme iba saltando. Tras horas de caídas, resbalones y saltos de poco éxito Mith logró dominar el circuito perfectamente. Cuando el arkaniano bajó de los árboles la profesora lo detuvo antes de que comenzara otra vez:
- Basta por ahora, Padawan. - le dijo, con una sonrisa de satisfacción. - Descansa y nos veremos por la tarde en la sala de entrenamiento.
- De acuerdo, profesora. - dijo Mith, extenuado.
- Vamos, internémonos un poco entre los árboles. - le indicó su instructora.
Caminaron entre árboles, al principio algo pequeños, pero que conforme avanzaban se hacían más y más grandes y frondosos. De no ser por la bóveda de cristal que tenía sobre su cabeza, Mith juraría que estaban en mitad del bosque.
- Salta sobre ese árbol. - le ordenó su instructora. - Practicaremos con la naturaleza, donde la Fuerza está más presente.
- ¿Ahí? - preguntó el Padawan incrédulo. La rama del árbol se encontraba a dos metros y medio del suelo. No creía poder subir ahí de un salto.
- La duda en la mente de un Jedi no debería existir. - le dijo, adivinando sus pensamientos. - No existe la ignorancia, recuerda. Hazlo, no intentes hacerlo, vamos.
Mithrandir intentó saltar sobre la rama , pero a penas pudo alcanzarla como para asirse a ella con las manos, por lo que saltar sobre ella le parecía imposible:
- Concéntrate en la Fuerza, hijo. Ella es tu mejor aliada. - le recomendó la Twi'lek, con voz solemne.
Mith se detuvo unos segundos a meditar hasta sentir la Fuerza que lo rodeaba. Intentó usarla en ese movimiento, pero sólo consiguió llegar algo más alto que antes. Durante una larga y desesperante hora practicó, mejorando a cada intentó. Al fin, cuando logró subirse su profesora, sin felicitarlo si quiera le dijo:
- Ahora deberás saltar a aquella otra rama. - ordenó, señalando a una rama bastante lejana y alta.
Mithrandir intentó llegar sin éxito, ocurriendo como en la vez anterior. Tras otras dos horas consiguió llegar a la rama y aterrizar correctamente.
Más tarde, con el desarrollo del entrenamiento, la profesora le indicó un recorrido, de rama en rama, el cual debería hacer. Cuando lo dominó le pidió que encendiera su sable y cortara algunas ramillas conforme iba saltando. Tras horas de caídas, resbalones y saltos de poco éxito Mith logró dominar el circuito perfectamente. Cuando el arkaniano bajó de los árboles la profesora lo detuvo antes de que comenzara otra vez:
- Basta por ahora, Padawan. - le dijo, con una sonrisa de satisfacción. - Descansa y nos veremos por la tarde en la sala de entrenamiento.
- De acuerdo, profesora. - dijo Mith, extenuado.
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Re: Entrenamiento .: Mithrandir :.
Entrada ya bastante la tarde, Mith se encaminó a la sala de entrenamiento para seguir con su instrucción. Allí le esperaba su profesora, en mitad de la sala con el sable apagado en su mano:
- Vamos, acércate. Eso hora de ver tus progresos. - le dijo al Padawan mientras señalaba al sable de Mith. - Atácame como lo hice yo el primer día. Intenta poner en práctica lo aprendido hasta ahora.
Mith pensó que no había aprendido gran cosa, pero tras un par de movimientos se quedó asombrado de sí mismo. Saltaba con destreza sobre su profesora, lanzando golpes como podía, que ella rechazaba sin esfuerzo, naturalmente. Mithrandir saltaba lateralmente, haciendo barridos horizontales, aterrizaba y volvía a saltar, aunque sus movimientos eran algo toscos. La profesora lo detuvo tras unos minutos y le dijo:
- Bastante bien, joven Padawan. Pero deberás armonizar tus movimientos, saber como conectar cada acrobacia para no mostrar ningún punto débil. Esta técnica es bastante arriesgada, pues da poco pie a la defensa, por lo que debes intentar mostrar más puntos débiles en defensa de lo que la técnica tiene per se. - le ilustró la Twi'lek, con voz serena y calmada.
El joven practicó durante horas, siendo corregido cada algún tiempo por su profresora. Cada vez sus movimientos eran más fluidos, aunque le faltaba consistencia en sus ataques.
- Creo que ya es suficiente. - le detuvo la profesora. - Mañana intentaremos mejorar esos ataques, pues los movimientos los llevas bastante bien.
Mith asintió, cansado y se fue a su habitación a descansar y domir hasta el día siguiente.
- Vamos, acércate. Eso hora de ver tus progresos. - le dijo al Padawan mientras señalaba al sable de Mith. - Atácame como lo hice yo el primer día. Intenta poner en práctica lo aprendido hasta ahora.
Mith pensó que no había aprendido gran cosa, pero tras un par de movimientos se quedó asombrado de sí mismo. Saltaba con destreza sobre su profesora, lanzando golpes como podía, que ella rechazaba sin esfuerzo, naturalmente. Mithrandir saltaba lateralmente, haciendo barridos horizontales, aterrizaba y volvía a saltar, aunque sus movimientos eran algo toscos. La profesora lo detuvo tras unos minutos y le dijo:
- Bastante bien, joven Padawan. Pero deberás armonizar tus movimientos, saber como conectar cada acrobacia para no mostrar ningún punto débil. Esta técnica es bastante arriesgada, pues da poco pie a la defensa, por lo que debes intentar mostrar más puntos débiles en defensa de lo que la técnica tiene per se. - le ilustró la Twi'lek, con voz serena y calmada.
El joven practicó durante horas, siendo corregido cada algún tiempo por su profresora. Cada vez sus movimientos eran más fluidos, aunque le faltaba consistencia en sus ataques.
- Creo que ya es suficiente. - le detuvo la profesora. - Mañana intentaremos mejorar esos ataques, pues los movimientos los llevas bastante bien.
Mith asintió, cansado y se fue a su habitación a descansar y domir hasta el día siguiente.
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Re: Entrenamiento .: Mithrandir :.
Cuando llegó a la sala de entrenamiento, a la mañana siguiente, Numa Zhar ya estaba allí, como de costumbre. Las ventanas cerradas parcialmente, dejando sólo entrar una tenue luz que oscurecía bastante la sala. Mithrandir se preguntaba que le tenía preparado para hoy su instructora. Cuando lo vió entrar, la Twi'lek de tez azul le dijo:
- Un Jedi debe entrenar simultáneamente cuerpo y mente. Pues la mente concentrada se nutre de la Fuerza y el cuerpo no es nada sin energía que nos une. - le enseñó, con voz solemne, sin ni si quiera abrir los ojos en su posición de "flor de loto". - Siéntate. Esta mañana sólo meditaremos y analizaremos lo entrenado hasta ahora.
Mith cerró los ojos y despejó su mente. Comenzó a vislumbrar la Fuerza y fue analizando, con la ayuda de su profesora cada uno de los movimientos de su entrenamiento. De vez en cuando ésta le iba indicando que movimiento corregir y cómo, pues la Maestra Jedi era capaz de seguir con facilidad los pensamientos del joven Padawan.
Así pasaron las horas, hasta el mediodía. Juntos fueron corrigiendo malos hábitos en las técnicas de Mithrandir para pulir lo enseñado hasta ahora. Tras terminar, el joven Jedi tenía todo mucho más claro, además de relajar su mente y cuerpo, que tras tres días de entreno le iban haciendo falta.
- Ve a descansar ahora, Padawan. - le dijo la Maestra aun sin abrir los ojos. - Yo te veré aquí a la tarde.
- Pues hasta la tarde, Maestra. - dijo el joven arkaniano, levantándose para irse a comer y descansar.
- Un Jedi debe entrenar simultáneamente cuerpo y mente. Pues la mente concentrada se nutre de la Fuerza y el cuerpo no es nada sin energía que nos une. - le enseñó, con voz solemne, sin ni si quiera abrir los ojos en su posición de "flor de loto". - Siéntate. Esta mañana sólo meditaremos y analizaremos lo entrenado hasta ahora.
Mith cerró los ojos y despejó su mente. Comenzó a vislumbrar la Fuerza y fue analizando, con la ayuda de su profesora cada uno de los movimientos de su entrenamiento. De vez en cuando ésta le iba indicando que movimiento corregir y cómo, pues la Maestra Jedi era capaz de seguir con facilidad los pensamientos del joven Padawan.
Así pasaron las horas, hasta el mediodía. Juntos fueron corrigiendo malos hábitos en las técnicas de Mithrandir para pulir lo enseñado hasta ahora. Tras terminar, el joven Jedi tenía todo mucho más claro, además de relajar su mente y cuerpo, que tras tres días de entreno le iban haciendo falta.
- Ve a descansar ahora, Padawan. - le dijo la Maestra aun sin abrir los ojos. - Yo te veré aquí a la tarde.
- Pues hasta la tarde, Maestra. - dijo el joven arkaniano, levantándose para irse a comer y descansar.
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Re: Entrenamiento .: Mithrandir :.
Cuando el Padawan volvió a la sala de entrenamiento Numa Zhar le esperaba en la misma posición que éste la dejó. Cuando notó entrar al joven se levantó y cogió su sable:
- Vamos, demuéstrame los movimientos que ayer estuvimos comentando. Intenta corregir aquellos fallos que vimos. - le incitó la Twi'lek.
Mithrandir, tras asentir con la cabeza, encendió su sable y se abalanzó sobre su profesora. Saltó sobre ella, con un salto y una pirueta, mientras daba un golpe con su sable. Se podían apreciar los progresos desde la última vez. La meditación había dado sus frutos:
- Como ves, la meditación es la herramienta más útil de un Jedi, después de la Fuerza, claro. - le explicó Numa.
La lucha continuó durante unas horas, hasta que el Padawan quedó agotado. Su profesora le indicó que practicara algunos golpes erráticos con su sable, tan característicos del Ataru. Mith no sabía a que se refería su profesora, por lo que esa se lo mostró. Se avalanzó sobre él y le atacó por ambos flancos, enviando ataques a izquierda y derecha con barridos horizontales, inclinando todo su cuerpo para golpear. Mith bloqueó como pudo los ataques, aunque era evidente que los movimientos eran lentos comparado con todo el potencial de su profesora.
Tras unas horas defendiéndose Mith aprendió mucho sobre esos movimientos. La profesora, tras meditar juntos unos minutos más, se despidió diciendo:
- Mañana nos vemos de nuevo, Padawan. Buenas noches.
- Hasta mañana, Maestra Zhar. - se despidió el arkaniano, pues ya estaba anocheciendo.
- Vamos, demuéstrame los movimientos que ayer estuvimos comentando. Intenta corregir aquellos fallos que vimos. - le incitó la Twi'lek.
Mithrandir, tras asentir con la cabeza, encendió su sable y se abalanzó sobre su profesora. Saltó sobre ella, con un salto y una pirueta, mientras daba un golpe con su sable. Se podían apreciar los progresos desde la última vez. La meditación había dado sus frutos:
- Como ves, la meditación es la herramienta más útil de un Jedi, después de la Fuerza, claro. - le explicó Numa.
La lucha continuó durante unas horas, hasta que el Padawan quedó agotado. Su profesora le indicó que practicara algunos golpes erráticos con su sable, tan característicos del Ataru. Mith no sabía a que se refería su profesora, por lo que esa se lo mostró. Se avalanzó sobre él y le atacó por ambos flancos, enviando ataques a izquierda y derecha con barridos horizontales, inclinando todo su cuerpo para golpear. Mith bloqueó como pudo los ataques, aunque era evidente que los movimientos eran lentos comparado con todo el potencial de su profesora.
Tras unas horas defendiéndose Mith aprendió mucho sobre esos movimientos. La profesora, tras meditar juntos unos minutos más, se despidió diciendo:
- Mañana nos vemos de nuevo, Padawan. Buenas noches.
- Hasta mañana, Maestra Zhar. - se despidió el arkaniano, pues ya estaba anocheciendo.
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Re: Entrenamiento .: Mithrandir :.
Una contundente cena y un largo sueño reparador dejaron al joven Padawan repleto de energías para afrontar su próxima jornada de entrenamiento. El camino hacia la sala de entrenamiento se lo conocía ya de memoria, por lo que cada vez tardaba menos en llegar. Cuando lo hizo, como era de esperar, su profesora ya estaba allí, esperándole con el sable en la mano:
- Mi aplicadísimo alumno. No tengo mucho más que enseñarte sobre lo básico en Ataru. Lo demás lo tendrás que ir descubriendo tú mismo con la práctica. - le explicó al Padawan. Tras ello, se sentó, colocando el sable frente a ella y dijo: - Meditemos durante un rato y luego lucharemos de tú a tú, Ataru contra Ataru.
- De acuerdo, Maestra. - dijo Mith, obedeciéndola.
Tras cerca de una hora de meditación, donde ambos Jedis se concentraron en la Fuerza para que guiara su entreno y aclarase su mente. Tras esto, sin mediar palabra, la Maestra Jedi se levantó de un saltó, atrajo con la Fuerza el sable desde el suelo a su mano y lo encendió. Mith se incorporó y la imitó. Las dos figuras comenzaron a danzar, en piruetas casi imposible. Se encontraban en el aire y sus sables sonaban fieramente al encontrarse. Practicaron durante horas hasta que la Twi'lek detuvo el combate.
- Has mejorado mucho, Mithrandir. - le felicitó. - Estoy orgullosa de tí. - le dijo sonriéndole, gesto que no había mostrado a penas durante estos días. - Intenta esos movimientos que te enseñe ayer al final de la sesión. Son de un nivel más avanzado en Ataru, pero seguro que podrás dominarlos con el tiempo.
Mithrandir hizo caso a su instructora e intentó imitar los excéntricos ataques que le había enseñado el día anterior la Twi'lek. Consiguió aproximarse en algo a esos movimientos, pero sus golpes eran muy débiles.
- Con el tiempo tus ataques mejorarán. - le dijo Numa, intentando animarle. - Estos movimientos son muy útiles en ofensiva, pues son difíciles de prevenir, como casi todos en Ataru. Recuerda que aunque esta técnica sea ofensiva, un Jedi debe agotar todas las vías de negociación antes de pasar al ataque.
- Claro, ésta debe ser la última opción. Es algo que tengo claro desde el principio. - respondió el Padawan, con total sinceridad.
- Bueno, pues descansa hasta la tarde. - le recomendó la Twi'lek. - Luego practicaremos algo más con un robot de combate. Después de eso poco podremos hacer más, por lo que daré por finalizada la instrucción.
Mith se fue a descansar, animado por las palabras de Numa Zher. Su instrucción estaba a punto de acabar, y con éxito.
- Mi aplicadísimo alumno. No tengo mucho más que enseñarte sobre lo básico en Ataru. Lo demás lo tendrás que ir descubriendo tú mismo con la práctica. - le explicó al Padawan. Tras ello, se sentó, colocando el sable frente a ella y dijo: - Meditemos durante un rato y luego lucharemos de tú a tú, Ataru contra Ataru.
- De acuerdo, Maestra. - dijo Mith, obedeciéndola.
Tras cerca de una hora de meditación, donde ambos Jedis se concentraron en la Fuerza para que guiara su entreno y aclarase su mente. Tras esto, sin mediar palabra, la Maestra Jedi se levantó de un saltó, atrajo con la Fuerza el sable desde el suelo a su mano y lo encendió. Mith se incorporó y la imitó. Las dos figuras comenzaron a danzar, en piruetas casi imposible. Se encontraban en el aire y sus sables sonaban fieramente al encontrarse. Practicaron durante horas hasta que la Twi'lek detuvo el combate.
- Has mejorado mucho, Mithrandir. - le felicitó. - Estoy orgullosa de tí. - le dijo sonriéndole, gesto que no había mostrado a penas durante estos días. - Intenta esos movimientos que te enseñe ayer al final de la sesión. Son de un nivel más avanzado en Ataru, pero seguro que podrás dominarlos con el tiempo.
Mithrandir hizo caso a su instructora e intentó imitar los excéntricos ataques que le había enseñado el día anterior la Twi'lek. Consiguió aproximarse en algo a esos movimientos, pero sus golpes eran muy débiles.
- Con el tiempo tus ataques mejorarán. - le dijo Numa, intentando animarle. - Estos movimientos son muy útiles en ofensiva, pues son difíciles de prevenir, como casi todos en Ataru. Recuerda que aunque esta técnica sea ofensiva, un Jedi debe agotar todas las vías de negociación antes de pasar al ataque.
- Claro, ésta debe ser la última opción. Es algo que tengo claro desde el principio. - respondió el Padawan, con total sinceridad.
- Bueno, pues descansa hasta la tarde. - le recomendó la Twi'lek. - Luego practicaremos algo más con un robot de combate. Después de eso poco podremos hacer más, por lo que daré por finalizada la instrucción.
Mith se fue a descansar, animado por las palabras de Numa Zher. Su instrucción estaba a punto de acabar, y con éxito.
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Re: Entrenamiento .: Mithrandir :.
Bien entrada la tarde, con el sol comenzando su ocaso, Mith se dirigió a la sala de entrenamiento. Estaba bañada en tonos anaranjados y rojos, por la tenue luz que entraba por lo ventanales. En el centro de la sala Numa meditaba sobre una estructura metálica con forma de caja algo extraña. Cuando el muchacho se acercó la Twi'lek abrió los ojos y le explicó:
- Éste es un robot de entrenamiento, actualmente desactivado. Pasaras todo lo que queda de tarde entrenando contra él. Cuando lo destruyas, usando sólo Ataru, podrás irte a descansar y tu instrucción habrá a finalizado.
Mith asintió con la cabeza y Numa Zher se bajó de un salto de aquel robot. Le dio a un botón situado en la base de aquel, en apariencias, cubo. Cuando presionó aquel botón se oyó un ruido que iba creciendo dentro de él hasta que empezó a moverse. Se desplegó poco a poco, apareciendo piernas y brazos. Cuando se estiró, completamente desplegado, Mithrandir se dió cuenta de que era un ágil robot de dos metros, por lo que destruirlo no sería fácil. Portaba un sable de luz en su brazo derecho.
- No te atacará, muchacho. - le informó la profesora. - Sólo está activo el modo defensa, por lo que no te dañará, pero bloqueará todos los golpes que pueda. Vamos, comienza.
Mith sacó a toda velocidad su sable y lo encendió mientras corría hacía el droide. Hizo un salto simple sobre él, golpeándolo toscamente, como probando que nivel de defensa tenía. El robot bloqueo su ataque sin apenas inmutarse. Parecía que no iba a ser sencillo. Mithrandir colocó el sable frente a su cara, cerró los ojos para concentrarse unos segundos y volvió al ataque. Esta vez realizó una pirueta hacia la izquierda, haciendo un barrido horizontal alto mientras saltaba y un barrido horizontal a la altura del suelo cuando aterrizaba. El droide rechazó el primer ataque y saltó para evitar el segundo. Mith lanzó una pequeña estocada mientras saltaba sobre él. En el aire volvió a lanzarle dos golpes algo erráticos, y finalmente intentó golpearle con un barrido oblicuo mientras caía con una pirueta, de espaldas al droide. El primer ataque fue bloqueado, pero los dos ataques superiores consiguieron acertarle, aunque no le causaron muchos daños.
- Muy bien, Mith. - le animó Numa. - Lo estás haciendo muy bien. Usa movimientos difíciles de prevenir, recuerda.
La batalla duró bastante. Durante un par de horas Mith estuvo saltando sobre el robot y lanzando golpes a diestro y siniestro. La mayoría de estos eran rechazados, pero algunos acertaban sobre el droide, acabando con él poco a poco. En uno de los movimientos, saltando frontalmente sobre él, Mith alcanzó el brazo derecho del droide, el cual perdió el sable, quedando indefenso. Hizo un corte en la parte superior, mientras sobrevolaba su cabeza. Las chispas salieron de la herida, en un estrepitoso sonido. Mientras aterrizaba hizo un giro acrobático, el cual aprovechó para hacer un último barrido horizontal que destrozó el droide en dos.
- ¡Enhorabuena! - le felicitó la Twi'lek, orgullosa. - Eres un grandioso alumno, seguro que te convertirás en un poderoso Jedi. Como ya te dije, más no puedo enseñarte. Practica la técnica mucho y llámame de vez en cuando para entrenar juntos. Que la Fuerza te acompañe.
- Eso haré, Maestra Zhar. - le respondió el Padawan. - No dude que mejoraré y practicaremos juntos. Que la Fuerz esté contigo, Maestra.
Sin más, el Padawan dejó la sala, orgulloso por el trabajo bien hecho y por los conocimientos y experiencias aprendidos. Se retiró a su cuarto a descansar durante unos días, pues la semana lo había dejado agotado.
- Éste es un robot de entrenamiento, actualmente desactivado. Pasaras todo lo que queda de tarde entrenando contra él. Cuando lo destruyas, usando sólo Ataru, podrás irte a descansar y tu instrucción habrá a finalizado.
Mith asintió con la cabeza y Numa Zher se bajó de un salto de aquel robot. Le dio a un botón situado en la base de aquel, en apariencias, cubo. Cuando presionó aquel botón se oyó un ruido que iba creciendo dentro de él hasta que empezó a moverse. Se desplegó poco a poco, apareciendo piernas y brazos. Cuando se estiró, completamente desplegado, Mithrandir se dió cuenta de que era un ágil robot de dos metros, por lo que destruirlo no sería fácil. Portaba un sable de luz en su brazo derecho.
- No te atacará, muchacho. - le informó la profesora. - Sólo está activo el modo defensa, por lo que no te dañará, pero bloqueará todos los golpes que pueda. Vamos, comienza.
Mith sacó a toda velocidad su sable y lo encendió mientras corría hacía el droide. Hizo un salto simple sobre él, golpeándolo toscamente, como probando que nivel de defensa tenía. El robot bloqueo su ataque sin apenas inmutarse. Parecía que no iba a ser sencillo. Mithrandir colocó el sable frente a su cara, cerró los ojos para concentrarse unos segundos y volvió al ataque. Esta vez realizó una pirueta hacia la izquierda, haciendo un barrido horizontal alto mientras saltaba y un barrido horizontal a la altura del suelo cuando aterrizaba. El droide rechazó el primer ataque y saltó para evitar el segundo. Mith lanzó una pequeña estocada mientras saltaba sobre él. En el aire volvió a lanzarle dos golpes algo erráticos, y finalmente intentó golpearle con un barrido oblicuo mientras caía con una pirueta, de espaldas al droide. El primer ataque fue bloqueado, pero los dos ataques superiores consiguieron acertarle, aunque no le causaron muchos daños.
- Muy bien, Mith. - le animó Numa. - Lo estás haciendo muy bien. Usa movimientos difíciles de prevenir, recuerda.
La batalla duró bastante. Durante un par de horas Mith estuvo saltando sobre el robot y lanzando golpes a diestro y siniestro. La mayoría de estos eran rechazados, pero algunos acertaban sobre el droide, acabando con él poco a poco. En uno de los movimientos, saltando frontalmente sobre él, Mith alcanzó el brazo derecho del droide, el cual perdió el sable, quedando indefenso. Hizo un corte en la parte superior, mientras sobrevolaba su cabeza. Las chispas salieron de la herida, en un estrepitoso sonido. Mientras aterrizaba hizo un giro acrobático, el cual aprovechó para hacer un último barrido horizontal que destrozó el droide en dos.
- ¡Enhorabuena! - le felicitó la Twi'lek, orgullosa. - Eres un grandioso alumno, seguro que te convertirás en un poderoso Jedi. Como ya te dije, más no puedo enseñarte. Practica la técnica mucho y llámame de vez en cuando para entrenar juntos. Que la Fuerza te acompañe.
- Eso haré, Maestra Zhar. - le respondió el Padawan. - No dude que mejoraré y practicaremos juntos. Que la Fuerz esté contigo, Maestra.
Sin más, el Padawan dejó la sala, orgulloso por el trabajo bien hecho y por los conocimientos y experiencias aprendidos. Se retiró a su cuarto a descansar durante unos días, pues la semana lo había dejado agotado.
ENTRENAMIENTO ACABADO
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