Misión <Rescatando a la Princesita>
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Misión <Rescatando a la Princesita>
Oh el día aún se mantenía en su total esplendor, excento de todo lo que pasase en tierra firme. Le había dado la sensación que la converzación con el consejo se había tornado eterna, como si el tiempo se hubiese detenido allí y todo pasase mas deprisa en el exterior. Mas apenas habían sido unos cuantos minutos. Bastante molestos, es verdad, pero solo unos cuantos. Podía sentir la presencia de los dos jovencitos a sus espaldas. La cuestión era cómo es que mandaban a unos simples padawans a una misión encubierta, ("¿acaso estemos tan faltos de Jedi como se rumorea?"). Era una lógica deducción teniendo en cuenta que en lo que llevaba en la orden no creo que se hubiera tomado mas de una semana libre. No podía evitar preguntarse cómo sería la labor de un jedi en otros tiempos, en unos donde la República fuera fuerte y sólida, sin guerras...sin amenazas.
La nave, tal y como había dicho el maestro Tsuang, les estaba esperando en el Hangar 342 B. Se trataba de uno de esos nuevos modelos Virgin H3J que ahora se dedicaba a fabricar las indistrias Galactic S.A., curiosamente con cede en Neimoidia. Su centro de mando era de último modelo, incluyendo el sistema de redistribución de escudos ultimate V6, que era capaz de redirigir la potencia del escudo allí donde atacasen. Por lo demás no era mas que una nave diplomática, con un hangar de carga y mucha comodidad. Como algo saliera mal, esa nave no era la mejor opción para salir rápido de aquél lugar.
- General, el control energético esta completo y los recursos estan cargados. Todo listo - Le dijo el jefe de mantenimiento naval de la Academia, con cierto énfasis para llamar la atención del Maestro Jedi. Fuera de la Orden era conocido como el General Quin-Vas, líder del Escuadrón Alfa y uno de los encargados de la Flota de la República. El Jedi simplemente asintió sin menguar su marcha, prosiguiéndo a la entrada trasera de la nave.
- Ustedes dos, ahora son los pilotos - Les dijo secamente a los dos padawans mientras subía a la nave. Realmente no tenía ni idea de las aptitudes espaciales que tuvieran aquellos dos jovencitos, pero tampoco se necesitaba ser un gran piloto para manejar una nave diplomática, con mas botones para maquillaje que otra cosa.
Llegado a la Sala de Mando, se sentó en el único tercer asiento que había, detrás de los dos de pilotaje, aparentemente para la inspección de estadísticas tecnicas y evaluaciones cumpatirazadas de los mecanismos de la nave. Muchos números y poca acción. Todo parecía listo.
- Cierren puerta de embarque. Liberen combustible. Enciendan Motores - Les ordenaba haciendo gala de su rango superior, como si le gustase dejarlo claro. Allí él mandaba y esperaba que los jovencitos lo entendiesen rápido o tendrían problemas.
- Pista de Atraque 342 B. Virginia's Trace, tiene permiso para despegar. Buena Suerte - Sobresalió una voz femenina por el intercomunicador de la nave, abriéndose las escotillas del techo, dejándo paso a la Luz y la vía libre hacia su próximo destino.
- Vamos - Esbozó finalmente el Jedi con voz insistente. Otra vez a volar, adios al hogar, una estancia de unos pocos minutos habían bastado para que el olor del lugar aún se le confundiese con los perfumes extraños que abrumaban el interior de la nave...
La nave, tal y como había dicho el maestro Tsuang, les estaba esperando en el Hangar 342 B. Se trataba de uno de esos nuevos modelos Virgin H3J que ahora se dedicaba a fabricar las indistrias Galactic S.A., curiosamente con cede en Neimoidia. Su centro de mando era de último modelo, incluyendo el sistema de redistribución de escudos ultimate V6, que era capaz de redirigir la potencia del escudo allí donde atacasen. Por lo demás no era mas que una nave diplomática, con un hangar de carga y mucha comodidad. Como algo saliera mal, esa nave no era la mejor opción para salir rápido de aquél lugar.
- General, el control energético esta completo y los recursos estan cargados. Todo listo - Le dijo el jefe de mantenimiento naval de la Academia, con cierto énfasis para llamar la atención del Maestro Jedi. Fuera de la Orden era conocido como el General Quin-Vas, líder del Escuadrón Alfa y uno de los encargados de la Flota de la República. El Jedi simplemente asintió sin menguar su marcha, prosiguiéndo a la entrada trasera de la nave.
- Ustedes dos, ahora son los pilotos - Les dijo secamente a los dos padawans mientras subía a la nave. Realmente no tenía ni idea de las aptitudes espaciales que tuvieran aquellos dos jovencitos, pero tampoco se necesitaba ser un gran piloto para manejar una nave diplomática, con mas botones para maquillaje que otra cosa.
Llegado a la Sala de Mando, se sentó en el único tercer asiento que había, detrás de los dos de pilotaje, aparentemente para la inspección de estadísticas tecnicas y evaluaciones cumpatirazadas de los mecanismos de la nave. Muchos números y poca acción. Todo parecía listo.
- Cierren puerta de embarque. Liberen combustible. Enciendan Motores - Les ordenaba haciendo gala de su rango superior, como si le gustase dejarlo claro. Allí él mandaba y esperaba que los jovencitos lo entendiesen rápido o tendrían problemas.
- Pista de Atraque 342 B. Virginia's Trace, tiene permiso para despegar. Buena Suerte - Sobresalió una voz femenina por el intercomunicador de la nave, abriéndose las escotillas del techo, dejándo paso a la Luz y la vía libre hacia su próximo destino.
- Vamos - Esbozó finalmente el Jedi con voz insistente. Otra vez a volar, adios al hogar, una estancia de unos pocos minutos habían bastado para que el olor del lugar aún se le confundiese con los perfumes extraños que abrumaban el interior de la nave...
Idam Quin Vas- Maestro Jedi
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Re: Misión <Rescatando a la Princesita>
Misión clara, pasos firmes, el andar de la Padawan prosigue. Pasillos y corredores, uno tras otro se alzan en la estructura desafiante que sale al encuentro de sus pasos en el camino hacia el hangar indicado.
"...342-B..."
Repite su mente, un par de veces solamente. Su objetivo yace claro. Su paso no sigue alguno y no tarda en desafiar inconcientemente a quien encabeza la aparente marcha al recinto de la nave.
Silenciosa, centrada e independiente en carácter. Su faz yace en una extrema calma mientras la fémina figura de la pelinegra alcanza y adelanta su posición hasta el vehículo en cuestión, metros ya cercano.
Allí se encontraba. Estructura metálica, estilizada, elegante. Un curioso mirar guía la vista de la Padawan por la coraza de aquella nave que yace dormida sobre sus metálicos soportes.
Su porte elegante, sobrio y estilizado destilaba en cada centímetro de metal. Un par de alerones escoltaban el cuerpo del vehículo, armoniosos, en perfecto equilibrio uno al otro.
Datos técnicos no eran de su conocimiento, interés o relevancia para su misión, el eco de palabras dirigidas a terceros no merma el ritmo de su andar.
Pasos firmes, la suela de sus botas resuena por la superficie metálica de la rampa de acceso posterior a la nave la cual aborda con mecánica presteza tras conocer sus órdenes. El platino mango de su arma antes adornaba su cinto el cual ahora yace vacío.
Andar decidido, acallado de golpe y silenciado en la forzada inmovilidad de sus extremidades ante las palabras del Jedi, “ahora son los pilotos”.
Áureo fulgor que las reviste, las pupilas de sus ojos parecían contraerse ante la situación que logra romper la serenidad usual en una subconsciente batalla con un temor reprimido.
Voces, mecánicas y humanas, comandos listos y una nave preparada a salir presionaban su reacción. Copiloto y pasajero aguardan la presencia de la Padawan, presencia que nunca habrá de llegar.
Su paso resuena, el rechinar de sus botas suena lejano marcando un paso que difiere en la firmeza usual tras sus palabras, palabras que tarda un instante en articular.
—"Tengo problemas con pilotear naves, lo lamento."—
Acotó, sólo ello en un aparente desafío. Su figura se pierde por el corredor hacia la plataforma de carga.
Por un instante sentí ahogarme, tengo que calmar mi mente.
Mi mano derecha apenas había alcanzado el panel de acceso a aquel recinto de carga, no sé que botones oprimí. La presión de mi palma hizo el trabajo y aquella puerta se cerró tras de mi, aunque quizás no por mucho.
Sabía que fui desafiante, el ego de aquel Jedi quizás no lo tolere pero tengo una razón, razón que debo solucionar.
Sus pasos la llevaron al centro de aquella habitación. Las metálicas y frías placas de acero del suelo brindaron el apoyo necesario a la Padawan que ahora yace sentada en una habitual postura de meditación.
Alimentadas por la gravedad, aquellas hebras de cabello ahora largas caen por la nuca de la pelinegra. Usualmente libres, sueltas, ahora yacen sujetas por un pequeño lazo en rojo pigmento y ornado tramado.
Sus párpados cubren y cobijan sus ojos, su respirar busca su calma y ritmo tranquilo mientras su mente busca despejarse.
PD: A mi en realidad no me agrada volar xD, paranoia que comparte mi personaje.
"...342-B..."
Repite su mente, un par de veces solamente. Su objetivo yace claro. Su paso no sigue alguno y no tarda en desafiar inconcientemente a quien encabeza la aparente marcha al recinto de la nave.
Silenciosa, centrada e independiente en carácter. Su faz yace en una extrema calma mientras la fémina figura de la pelinegra alcanza y adelanta su posición hasta el vehículo en cuestión, metros ya cercano.
Allí se encontraba. Estructura metálica, estilizada, elegante. Un curioso mirar guía la vista de la Padawan por la coraza de aquella nave que yace dormida sobre sus metálicos soportes.
Su porte elegante, sobrio y estilizado destilaba en cada centímetro de metal. Un par de alerones escoltaban el cuerpo del vehículo, armoniosos, en perfecto equilibrio uno al otro.
Datos técnicos no eran de su conocimiento, interés o relevancia para su misión, el eco de palabras dirigidas a terceros no merma el ritmo de su andar.
Pasos firmes, la suela de sus botas resuena por la superficie metálica de la rampa de acceso posterior a la nave la cual aborda con mecánica presteza tras conocer sus órdenes. El platino mango de su arma antes adornaba su cinto el cual ahora yace vacío.
Andar decidido, acallado de golpe y silenciado en la forzada inmovilidad de sus extremidades ante las palabras del Jedi, “ahora son los pilotos”.
Áureo fulgor que las reviste, las pupilas de sus ojos parecían contraerse ante la situación que logra romper la serenidad usual en una subconsciente batalla con un temor reprimido.
Voces, mecánicas y humanas, comandos listos y una nave preparada a salir presionaban su reacción. Copiloto y pasajero aguardan la presencia de la Padawan, presencia que nunca habrá de llegar.
Su paso resuena, el rechinar de sus botas suena lejano marcando un paso que difiere en la firmeza usual tras sus palabras, palabras que tarda un instante en articular.
—"Tengo problemas con pilotear naves, lo lamento."—
Acotó, sólo ello en un aparente desafío. Su figura se pierde por el corredor hacia la plataforma de carga.
Por un instante sentí ahogarme, tengo que calmar mi mente.
Mi mano derecha apenas había alcanzado el panel de acceso a aquel recinto de carga, no sé que botones oprimí. La presión de mi palma hizo el trabajo y aquella puerta se cerró tras de mi, aunque quizás no por mucho.
Sabía que fui desafiante, el ego de aquel Jedi quizás no lo tolere pero tengo una razón, razón que debo solucionar.
Sus pasos la llevaron al centro de aquella habitación. Las metálicas y frías placas de acero del suelo brindaron el apoyo necesario a la Padawan que ahora yace sentada en una habitual postura de meditación.
Alimentadas por la gravedad, aquellas hebras de cabello ahora largas caen por la nuca de la pelinegra. Usualmente libres, sueltas, ahora yacen sujetas por un pequeño lazo en rojo pigmento y ornado tramado.
Sus párpados cubren y cobijan sus ojos, su respirar busca su calma y ritmo tranquilo mientras su mente busca despejarse.
PD: A mi en realidad no me agrada volar xD, paranoia que comparte mi personaje.
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Re: Misión <Rescatando a la Princesita>
OFF: Kit no ha posteado asi que seguimos sin él. Si en algún momento se incorpora pues ya haremos malabarismos para que no quede todo fuera de lugar xD.
ON:
La comodidad del asiento reconforto sus pesadez por un instante. Ya era obvio que el ritmo de estos tiempos que se vivían no dejaban a nadie exento de un cansancio apesadumbrado. Pero lamentablemente su descansito jamás llegaría. Los jóvenes habían seguido sus pasos con suma cautela, sin resolver comentario alguno al respecto, cosa que sin duda agradaba al Maestro, mas en algún momento un pedacito de personalidad de alguno de ellos saltaría a relucir. Fue así que la joven jedi de cabellos oscuros se indispuso para la orden que Idam había demandado.
- Tengo problemas con pilotear naves, lo lamento - Fue lo que declaró la padawan sin siquiera preocuparse en lo mas mínimo por la desobediencia implícita. Por otro lado sus comentarios no guardaban secretos, Idam podía sentir la inquietud en ella, como si le carcomiese por dentro. Un suspiro y el pensamiento obvio prosiguieron a la ocasión. ( " GE-NI-AL " ).
La situación había empezado tan recomendablemente como la sutileza de un trandoshano, y el Coordinador de Vuelo se esmeraba cada vez mas en que sus gritos se oyeran al otro lado del planeta. - ¿Virginia's Trace, me recibe?. Tiene permiso para despegar. Repito. Tiene permiso para despegar. ¿Hay algún problema Maestro Vas? - Ya apenas se podía distinguir si la voz provenía de los altavoces o de la propia conciencia del Jedi, mas algo estaba claro... - En fin...Virginia, me parece que somos tu y yo nada mas - Declaró en voz baja el hombre casi como intentando darse ánimos.
- Todo correcto, Central. Nos Vamos - Decía al compás en que se hacía con los mandos de la nave y se posicionaba en el asiento del piloto, mucho mas cómodo vale decir. Los motores crujieron de repente, sobresaliendo una leve llamarada azulada desde atrás, pero pronto cesaron para dar paso al sistema de despegue. El aire fue haciéndose cada vez mas extenso entre la plataforma de aterrizaje y el Virginia's Trace, hasta ya pasado unos segundos encontrarse sobrevolando la Capital de Dantooine. La imagen de edificios llanos y las montañas verdosas quedaron atrás rápidamente, dejando lugar solo al celeste de la inmensidad.
A los pocos minutos ya no había cabida para la añoranza, el planeta se hallaba detrás de ellos y la magnanimidad del espacio abrumándoles. Fue cuando se dio cuenta que los comandos del hiperespacio se hallaban en la cabina del copiloto, por supuesto, vacia. Dejándo los mandos en un trayecto recto, se dispuso a dar los datos necesarios a la computadora de vuelo. ( " Sector 692 - G439, si no recuerdo mal " ), y la computadora le daba la razón al afirmar la cercanía de la Luna del planeta Nal Hutta,Nar Shaddaa. " Sistema Operativo. Entrando a velocidad luz en 25 segundos... ", sobresalió de la pantalla. Todo se hallaba en orden, tan solo quedaban unos dos días de aburrida espera hasta llegar a destino.
- Dormir...si señor... - La sonrisa no sobresalió de sus gestos, pero sin duda algo en su interior le alegraba de aquella misión. Además, los camarotes de las naves diplomáticas no eran algo que precisamente se pudiera rechazar...
OFF: Tenemos 2 días de viaje hasta llegar al planeta. Algo así como unos 4 post de cada uno(se puede alargar un poco si es necesario). Así que será mejor que se vayan haciendo un lugarcito en la nave xD.
ON:
La comodidad del asiento reconforto sus pesadez por un instante. Ya era obvio que el ritmo de estos tiempos que se vivían no dejaban a nadie exento de un cansancio apesadumbrado. Pero lamentablemente su descansito jamás llegaría. Los jóvenes habían seguido sus pasos con suma cautela, sin resolver comentario alguno al respecto, cosa que sin duda agradaba al Maestro, mas en algún momento un pedacito de personalidad de alguno de ellos saltaría a relucir. Fue así que la joven jedi de cabellos oscuros se indispuso para la orden que Idam había demandado.
- Tengo problemas con pilotear naves, lo lamento - Fue lo que declaró la padawan sin siquiera preocuparse en lo mas mínimo por la desobediencia implícita. Por otro lado sus comentarios no guardaban secretos, Idam podía sentir la inquietud en ella, como si le carcomiese por dentro. Un suspiro y el pensamiento obvio prosiguieron a la ocasión. ( " GE-NI-AL " ).
La situación había empezado tan recomendablemente como la sutileza de un trandoshano, y el Coordinador de Vuelo se esmeraba cada vez mas en que sus gritos se oyeran al otro lado del planeta. - ¿Virginia's Trace, me recibe?. Tiene permiso para despegar. Repito. Tiene permiso para despegar. ¿Hay algún problema Maestro Vas? - Ya apenas se podía distinguir si la voz provenía de los altavoces o de la propia conciencia del Jedi, mas algo estaba claro... - En fin...Virginia, me parece que somos tu y yo nada mas - Declaró en voz baja el hombre casi como intentando darse ánimos.
- Todo correcto, Central. Nos Vamos - Decía al compás en que se hacía con los mandos de la nave y se posicionaba en el asiento del piloto, mucho mas cómodo vale decir. Los motores crujieron de repente, sobresaliendo una leve llamarada azulada desde atrás, pero pronto cesaron para dar paso al sistema de despegue. El aire fue haciéndose cada vez mas extenso entre la plataforma de aterrizaje y el Virginia's Trace, hasta ya pasado unos segundos encontrarse sobrevolando la Capital de Dantooine. La imagen de edificios llanos y las montañas verdosas quedaron atrás rápidamente, dejando lugar solo al celeste de la inmensidad.
A los pocos minutos ya no había cabida para la añoranza, el planeta se hallaba detrás de ellos y la magnanimidad del espacio abrumándoles. Fue cuando se dio cuenta que los comandos del hiperespacio se hallaban en la cabina del copiloto, por supuesto, vacia. Dejándo los mandos en un trayecto recto, se dispuso a dar los datos necesarios a la computadora de vuelo. ( " Sector 692 - G439, si no recuerdo mal " ), y la computadora le daba la razón al afirmar la cercanía de la Luna del planeta Nal Hutta,Nar Shaddaa. " Sistema Operativo. Entrando a velocidad luz en 25 segundos... ", sobresalió de la pantalla. Todo se hallaba en orden, tan solo quedaban unos dos días de aburrida espera hasta llegar a destino.
- Dormir...si señor... - La sonrisa no sobresalió de sus gestos, pero sin duda algo en su interior le alegraba de aquella misión. Además, los camarotes de las naves diplomáticas no eran algo que precisamente se pudiera rechazar...
OFF: Tenemos 2 días de viaje hasta llegar al planeta. Algo así como unos 4 post de cada uno(se puede alargar un poco si es necesario). Así que será mejor que se vayan haciendo un lugarcito en la nave xD.
Idam Quin Vas- Maestro Jedi
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Re: Misión <Rescatando a la Princesita>
… Calma, calma…
Una leve meditación, inicial, efímera, rota de súbito tras el mecánico despertar de la nave.
Compuertas que se cierran, metal que cruje, mecánicas voces de aprobación confirman el suceso. La vibración del metal recorre la nave, su estructura, cada una de sus placas de acero resuenan como el latido vital de un ser vivo ahora despierto.
Ensordecedor rugido. El aliento de fuego de aquella criatura alada recorre sus entrañas y pone en movimiento toda su estructura sin la menor resistencia a su aéreo desafío.
… Busca tu centro…
Idea concreta en pensamiento. Un profundo inhalar alimenta sus pulmones, liberando aquellas bocanadas de aire una tras otra al compás de una calma poco a poco más evidente en su expresión.
Soltura muscular en progreso, la bestia alada vuela en más calma ahora.
… No fue tan malo, ¿cierto?... Sí, seguro…
Mirar borroso, etéreo, difuso hasta ajustarse. Sus ojos yacen libres del cobijo de unos párpados que lentamente dan paso a aquel mirar ámbar sobre su entorno.
Prudentes, pausados con una exagerada precaución a su temor inconciente. El eco de los pasos de la ya erguida pelinegra resuenan apenas recorriendo las metálicas entrañas de la alada bestia.
Una metálica viga se alza gallarda a su paso ofreciéndole el soporte necesario a su desestabilizado andar. Ofrecimiento aceptado por su mano izquierda que se sostiene de tal estructura de acero mientras la restante ingresa dígitos y códigos a un panel cercano.
“Bips” de aceptación, un pequeño cúmulo de etéreo vapor sobresale de los mecánicos sellos de presión, se difumina y desaparece mientras aquel ventanal descubre ante la pelinegra la vista del espacio.
Raudo, confuso. Las estrellas semejan líneas de luz que surcan frente a sí como disparos listos a derribar a la nave. Oscuridad reemplazada por el azulado fulgor de aquel vórtice espacio-tiempo en que la nave parecía perderse desafiando estrellas y sistemas.
… No debí desayunar…
Su vista escapa de aquel confuso espectáculo, el panel vuelve a cerrarse y oculta tras de si aquella vista del salto al híper espacio.
Profundo respirar vuelve a normalizar el sistema de la pelinegra quien, con mayor calma, acostumbra poco a poco su ser a aquel viaje.
Su paso, más firme y decidido, resuena por pasillos y corredores dejando tras de si aquel hangar de carga donde fue a meditar, recorriendo en calma las entrañas de aquella bestia metálica.
Una leve meditación, inicial, efímera, rota de súbito tras el mecánico despertar de la nave.
Compuertas que se cierran, metal que cruje, mecánicas voces de aprobación confirman el suceso. La vibración del metal recorre la nave, su estructura, cada una de sus placas de acero resuenan como el latido vital de un ser vivo ahora despierto.
Ensordecedor rugido. El aliento de fuego de aquella criatura alada recorre sus entrañas y pone en movimiento toda su estructura sin la menor resistencia a su aéreo desafío.
… Busca tu centro…
Idea concreta en pensamiento. Un profundo inhalar alimenta sus pulmones, liberando aquellas bocanadas de aire una tras otra al compás de una calma poco a poco más evidente en su expresión.
Soltura muscular en progreso, la bestia alada vuela en más calma ahora.
… No fue tan malo, ¿cierto?... Sí, seguro…
Mirar borroso, etéreo, difuso hasta ajustarse. Sus ojos yacen libres del cobijo de unos párpados que lentamente dan paso a aquel mirar ámbar sobre su entorno.
Prudentes, pausados con una exagerada precaución a su temor inconciente. El eco de los pasos de la ya erguida pelinegra resuenan apenas recorriendo las metálicas entrañas de la alada bestia.
Una metálica viga se alza gallarda a su paso ofreciéndole el soporte necesario a su desestabilizado andar. Ofrecimiento aceptado por su mano izquierda que se sostiene de tal estructura de acero mientras la restante ingresa dígitos y códigos a un panel cercano.
“Bips” de aceptación, un pequeño cúmulo de etéreo vapor sobresale de los mecánicos sellos de presión, se difumina y desaparece mientras aquel ventanal descubre ante la pelinegra la vista del espacio.
Raudo, confuso. Las estrellas semejan líneas de luz que surcan frente a sí como disparos listos a derribar a la nave. Oscuridad reemplazada por el azulado fulgor de aquel vórtice espacio-tiempo en que la nave parecía perderse desafiando estrellas y sistemas.
… No debí desayunar…
Su vista escapa de aquel confuso espectáculo, el panel vuelve a cerrarse y oculta tras de si aquella vista del salto al híper espacio.
Profundo respirar vuelve a normalizar el sistema de la pelinegra quien, con mayor calma, acostumbra poco a poco su ser a aquel viaje.
Su paso, más firme y decidido, resuena por pasillos y corredores dejando tras de si aquel hangar de carga donde fue a meditar, recorriendo en calma las entrañas de aquella bestia metálica.
Invitado- Invitado
Re: Misión <Rescatando a la Princesita>
Con los mandos en un piloto automático establecido y sin mucho mas que hacer en la cabina de mando, el Maestro Jedi se había levantado prosiguiéndo su paso por los pasillos luminosos de la nave. Las blanquecinas paredes mezcladas con un metalizado gris y algunas líneas negras eran en su mayoría los colores que bañaban todo el aparato. Sus pasos resonaban en las baldosas rectangulares del camino, era normal que no se gastase mucho en insonorizar una nave que por mas solo llevaría a unos pocos integrantes de tripulación.
El pasillo se abría en dos de repente, derecha o izquierda. Las indicaciones brillaban por su ausencia, algo bastante común en la mayoría de naves de transporte que por no ser lo "suficientemente" grandes ya no se molestaban en colgar los debidos carteles indicativos. Sin embargo él tenía la Fuerza, que servía para todo, incluso para hallar el camarote mas lujoso. ( "Derecha...supongo" ).
Unos pocos pasos bastaron para dejarle sapiente que se hallaba ante la única habitación de la parte "derecha" de la nave. El "shiff" de la puerta eléctrica y el lujo abrumó sus ojos, sábanas coloridas y un enternecedor clima exaltaban del interior. No lo dudó, en cuestión de segundos ya se hallaba abatido recostado en el esponjoso colchón, sin siquiera molestarse en despegarse de sus vestimentas. Cachete pegado a la almohada y una leve sonrisa de autosatisfacción fue el momento cúspide de la circunstancia.
Pasaron unos minutos, quizá hasta horas enteras, de aburrido silencio. El espacio es monótono y encima frío, pero nada que alguien en el quinto sueño sepa apreciar. Sin embargo un nuevo "shiff" susurró en la habitación, y unos aparatosos pasos continuaron su andanza hacia el Caballero Jedi. - Maestro Vas. K2G4 procediendo a protocolo de presentación - Expresó una voz robótica y un tanto grave. Un ojo del Jedi se abrió de repente, como intentando fulminar al aparatejo con la mirada, el otro se hallaba sumido en las profundidades de la almohada de plumas. Pero en cuestión de segundos algo sobresaltó a su cien. ( "Tengo sed" ), - Droide, traeme un vaso de agua, dale - No era precisamente de su agrado que alguien le despertara con esa brusquedad durante sus horas de profundo descanso. El droide respondió algo, afirmativamente protocolar, y se dispuso a cumplir la orden designada.
Al rato recordó el sabor del agua estancada de su caza estelar, algo que superaba ampliamente este nuevo líquido sin duda. Al robótico individuo se le había ocurrido traerle un vaso a medio llenar, según decía, por "precauciones orgánicas", un término extraño proviniendo de un droide de protocolo de servicios encargado a la senadora Luase Mua, una de las jedi encubiertas te tenian los Jedi en el senado galáctico.
En ese momento se hizo conciente de que debía medianamente comenzar a evaluar una especie de estrategia o lo que se suponiese que fuera un plan para entablar la circunstancia de alguna forma coordinada. Debería trabajar con aquellos dos jovencitos de dudosas habilidades para nada menos que rescatar a una senadora de la República. Mas no servía de mucho seguirle dando vueltas al asunto, lo mejor sería que todo pasase lo mas rápido y tranquilamente posible. - Avisa a la Padawan Azula que deseo hablar con ella. Ah, y traeme otro vaso de agua, esta vez con la jarra - Estableció el peli-negro Jedi con suma inmutabiidad. Simplemente el aparato se dispuso a cumplir su orden inmediatamente.
Apenas si se había incorporado de la cama, sentándose en una parte meridional, cuando un espejo le comunicó que efectimanete sus pelos se hallaban en un momento de rebeldía anormal. Un droide inesperado salió de una de las compuertas "secretas" de la habitación, y a juzgar por sus colores y los utencillos de sus seis brazos iba a dolerle. Sin apenas darle tiempo a apreciarlo, lo tomó por debajo de los brazos y lo sentó en un asiento enfrente del espejo, y se dispuso a hacer su trabajo...
El pasillo se abría en dos de repente, derecha o izquierda. Las indicaciones brillaban por su ausencia, algo bastante común en la mayoría de naves de transporte que por no ser lo "suficientemente" grandes ya no se molestaban en colgar los debidos carteles indicativos. Sin embargo él tenía la Fuerza, que servía para todo, incluso para hallar el camarote mas lujoso. ( "Derecha...supongo" ).
Unos pocos pasos bastaron para dejarle sapiente que se hallaba ante la única habitación de la parte "derecha" de la nave. El "shiff" de la puerta eléctrica y el lujo abrumó sus ojos, sábanas coloridas y un enternecedor clima exaltaban del interior. No lo dudó, en cuestión de segundos ya se hallaba abatido recostado en el esponjoso colchón, sin siquiera molestarse en despegarse de sus vestimentas. Cachete pegado a la almohada y una leve sonrisa de autosatisfacción fue el momento cúspide de la circunstancia.
Pasaron unos minutos, quizá hasta horas enteras, de aburrido silencio. El espacio es monótono y encima frío, pero nada que alguien en el quinto sueño sepa apreciar. Sin embargo un nuevo "shiff" susurró en la habitación, y unos aparatosos pasos continuaron su andanza hacia el Caballero Jedi. - Maestro Vas. K2G4 procediendo a protocolo de presentación - Expresó una voz robótica y un tanto grave. Un ojo del Jedi se abrió de repente, como intentando fulminar al aparatejo con la mirada, el otro se hallaba sumido en las profundidades de la almohada de plumas. Pero en cuestión de segundos algo sobresaltó a su cien. ( "Tengo sed" ), - Droide, traeme un vaso de agua, dale - No era precisamente de su agrado que alguien le despertara con esa brusquedad durante sus horas de profundo descanso. El droide respondió algo, afirmativamente protocolar, y se dispuso a cumplir la orden designada.
Al rato recordó el sabor del agua estancada de su caza estelar, algo que superaba ampliamente este nuevo líquido sin duda. Al robótico individuo se le había ocurrido traerle un vaso a medio llenar, según decía, por "precauciones orgánicas", un término extraño proviniendo de un droide de protocolo de servicios encargado a la senadora Luase Mua, una de las jedi encubiertas te tenian los Jedi en el senado galáctico.
En ese momento se hizo conciente de que debía medianamente comenzar a evaluar una especie de estrategia o lo que se suponiese que fuera un plan para entablar la circunstancia de alguna forma coordinada. Debería trabajar con aquellos dos jovencitos de dudosas habilidades para nada menos que rescatar a una senadora de la República. Mas no servía de mucho seguirle dando vueltas al asunto, lo mejor sería que todo pasase lo mas rápido y tranquilamente posible. - Avisa a la Padawan Azula que deseo hablar con ella. Ah, y traeme otro vaso de agua, esta vez con la jarra - Estableció el peli-negro Jedi con suma inmutabiidad. Simplemente el aparato se dispuso a cumplir su orden inmediatamente.
Apenas si se había incorporado de la cama, sentándose en una parte meridional, cuando un espejo le comunicó que efectimanete sus pelos se hallaban en un momento de rebeldía anormal. Un droide inesperado salió de una de las compuertas "secretas" de la habitación, y a juzgar por sus colores y los utencillos de sus seis brazos iba a dolerle. Sin apenas darle tiempo a apreciarlo, lo tomó por debajo de los brazos y lo sentó en un asiento enfrente del espejo, y se dispuso a hacer su trabajo...
Idam Quin Vas- Maestro Jedi
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Re: Misión <Rescatando a la Princesita>
Minutos, horas, tiempo que pasa con silenciosa parsimonia. Un temor reducido, una ligera curiosidad, el paso de la pelinegra la conduce ahora por pasillos y habitaciones diversas apreciando aquella metálica estructura y sistemas que conforman las entrañas de la metálica criatura alada donde viaja.
Sala de comunicaciones, primera parada…
Otrora resquebrajar de su calma, la serenidad y autocontrol vuelve a adornar la faz de la pelinegra. Cuantitativo resonar de sus pasos, un leve rechinar escapa de la estructura de la silla donde la Padawan se asienta.
Ágil, sincronizado, raudo mover. Las falanges en sus manos esgrimen al unísono comandos y órdenes sobre el tablero de control donde con evidente fluidez sus dedos asestan precisos toques a los caracteres correctos.
Silenciosa, concentrada. El iris en áureo color de sus ojos refleja y se baña en el tono azulado de las manifestaciones visuales, textuales y gráficas, de panel tras panel de información que sale a su encuentro desafiando el espacio con tridimensional agilidad.
Su atención danza de cada panel al siguiente recopilando información, analizando y comparando ésta con notas mentales tomadas a lo largo de su estancia en aquella “misión”.
Alderaan, sociedad, cultura, organización política, clima, etc, etc. Todos aquellos datos eran procesados por la pelinegra quien yace sentada, sumida en aquella concentración, perdida en el tiempo de su lectura mientras su mente esgrime teorías y posibilidades sobre aquella misión.
Horas pasadas, un suspiro de letargo escapa de los labios de la pelinegra. Sus antebrazos se extienden poniendo a prueba la tolerancia de sus articulaciones al buscar estirarse, acomodándose y buscando el anhelado desentumir de sus extremidades.
Con pesadez su espalda recae en el respaldo de la silla. Sus manos entrelazadas brindan soporte a su nuca mientras su pie siniestro sostiene al opuesto yaciendo ambos sobre el tablero de controles.
Creciente eco de pisadas, el metálico paso de un droide en las cercanías alerta a la Padawan de la pronta presencia de un nuevo ente.
Erguido en pie, con mecánica soltura el droide da pie a su programado protocolo de saludo y bienvenida, sin demorar en presentar el mensaje del Jedi a la pelinegra.
… Parece que algunos Jedi no hacen nada por si mismos…
Un burlón sonreír se dibuja en la comisura labial tras el tenue pensamiento dirigido hacia si misma. Su fémina fisonomía deja el letargo y descanso brindado por aquella silla, sus antebrazos vuelven a estirarse mientras sus discos lumbares parecían reacomodarse como engranajes.
Firme, erguida en pie yace la Padawan tras reasumir su normal postura. Sus manos toman la metálica bandeja que el droide sostenía, misma que aloja sobre si un vaso y la jarra de agua en transparente vidrio que lo acompaña.
— Gracias K2, yo me encargaré de eso ya que voy para allá. Puedes descansar, sólo procura que esta cosa siga volando. —
Divertido murmuro que resuena al compás de sus pisadas al dejar aquella Cámara. Un tenue sonreír se había plasmado en la faz de la Padawan, evidencia del casi perfecto manejo sobre sus emociones y el activar o desactivar las que crea necesarias.
Pasillos, corredores, espacios que salen a su paso desafiando su orientación en las entrañas de aquella criatura metálica. Su previa inspección de aquella nave le brinda tiempo descartando secciones completas hasta dar con el camarote del Jedi.
— ¿Quería ver... me…? —
Protocolar proferir, pausado, interrumpido y finalmente concluido. Sus pasos iban al compás de sus palabras e igualmente éstos se pausaron al ingresar al recinto del Jedi y ver a éste a merced de la máquina.
… Y por lo visto también se preocupan mucho de su apariencia…
Risa guardada, respetuoso silencio al de más rango. Su ceja izquierda no comparte su formalidad y no evita el arquearse ante tan curioso suceso.
Un par de pasos la conducen hacia una mesa donde deposita aquella bandeja y su contenido del cual toma el vaso presente lleno del translúcido líquido vital.
El tacto en su mano derecha percibe aquella textura cristalina, la fría temperatura de su contenido y la fragilidad de su estructura. Dedica al Jedi un ligero ademán con tal recipiente en indicación de tomar tal mientras sus pasos la regresan a la salida de aquel camarote.
— Esperaré a que termine de... "arreglarse" —
Aquel suceso y el droide multitarea acompañado del espejo despertaron cierta curiosidad en la Padawan, pues desconocía mayormente tales droides. Irónico, tras su juventud vivida en una tienda de droides y suministros, de un más sencillo orígen y función obviamente.
Unos pasos fuera de aquel recinto, su espalda busca el apoyo de la metálica pared cercana y sus labios el deleite de aquella cristalina e incolora bebida pues el azareo vuelve ocasionalmente a la pelinegra.
Sala de comunicaciones, primera parada…
Otrora resquebrajar de su calma, la serenidad y autocontrol vuelve a adornar la faz de la pelinegra. Cuantitativo resonar de sus pasos, un leve rechinar escapa de la estructura de la silla donde la Padawan se asienta.
Ágil, sincronizado, raudo mover. Las falanges en sus manos esgrimen al unísono comandos y órdenes sobre el tablero de control donde con evidente fluidez sus dedos asestan precisos toques a los caracteres correctos.
Silenciosa, concentrada. El iris en áureo color de sus ojos refleja y se baña en el tono azulado de las manifestaciones visuales, textuales y gráficas, de panel tras panel de información que sale a su encuentro desafiando el espacio con tridimensional agilidad.
Su atención danza de cada panel al siguiente recopilando información, analizando y comparando ésta con notas mentales tomadas a lo largo de su estancia en aquella “misión”.
Alderaan, sociedad, cultura, organización política, clima, etc, etc. Todos aquellos datos eran procesados por la pelinegra quien yace sentada, sumida en aquella concentración, perdida en el tiempo de su lectura mientras su mente esgrime teorías y posibilidades sobre aquella misión.
Horas pasadas, un suspiro de letargo escapa de los labios de la pelinegra. Sus antebrazos se extienden poniendo a prueba la tolerancia de sus articulaciones al buscar estirarse, acomodándose y buscando el anhelado desentumir de sus extremidades.
Con pesadez su espalda recae en el respaldo de la silla. Sus manos entrelazadas brindan soporte a su nuca mientras su pie siniestro sostiene al opuesto yaciendo ambos sobre el tablero de controles.
Creciente eco de pisadas, el metálico paso de un droide en las cercanías alerta a la Padawan de la pronta presencia de un nuevo ente.
Erguido en pie, con mecánica soltura el droide da pie a su programado protocolo de saludo y bienvenida, sin demorar en presentar el mensaje del Jedi a la pelinegra.
… Parece que algunos Jedi no hacen nada por si mismos…
Un burlón sonreír se dibuja en la comisura labial tras el tenue pensamiento dirigido hacia si misma. Su fémina fisonomía deja el letargo y descanso brindado por aquella silla, sus antebrazos vuelven a estirarse mientras sus discos lumbares parecían reacomodarse como engranajes.
Firme, erguida en pie yace la Padawan tras reasumir su normal postura. Sus manos toman la metálica bandeja que el droide sostenía, misma que aloja sobre si un vaso y la jarra de agua en transparente vidrio que lo acompaña.
— Gracias K2, yo me encargaré de eso ya que voy para allá. Puedes descansar, sólo procura que esta cosa siga volando. —
Divertido murmuro que resuena al compás de sus pisadas al dejar aquella Cámara. Un tenue sonreír se había plasmado en la faz de la Padawan, evidencia del casi perfecto manejo sobre sus emociones y el activar o desactivar las que crea necesarias.
Pasillos, corredores, espacios que salen a su paso desafiando su orientación en las entrañas de aquella criatura metálica. Su previa inspección de aquella nave le brinda tiempo descartando secciones completas hasta dar con el camarote del Jedi.
— ¿Quería ver... me…? —
Protocolar proferir, pausado, interrumpido y finalmente concluido. Sus pasos iban al compás de sus palabras e igualmente éstos se pausaron al ingresar al recinto del Jedi y ver a éste a merced de la máquina.
… Y por lo visto también se preocupan mucho de su apariencia…
Risa guardada, respetuoso silencio al de más rango. Su ceja izquierda no comparte su formalidad y no evita el arquearse ante tan curioso suceso.
Un par de pasos la conducen hacia una mesa donde deposita aquella bandeja y su contenido del cual toma el vaso presente lleno del translúcido líquido vital.
El tacto en su mano derecha percibe aquella textura cristalina, la fría temperatura de su contenido y la fragilidad de su estructura. Dedica al Jedi un ligero ademán con tal recipiente en indicación de tomar tal mientras sus pasos la regresan a la salida de aquel camarote.
— Esperaré a que termine de... "arreglarse" —
Aquel suceso y el droide multitarea acompañado del espejo despertaron cierta curiosidad en la Padawan, pues desconocía mayormente tales droides. Irónico, tras su juventud vivida en una tienda de droides y suministros, de un más sencillo orígen y función obviamente.
Unos pasos fuera de aquel recinto, su espalda busca el apoyo de la metálica pared cercana y sus labios el deleite de aquella cristalina e incolora bebida pues el azareo vuelve ocasionalmente a la pelinegra.
Invitado- Invitado
Re: Misión <Rescatando a la Princesita>
Una raya por aquí, desenredamos por allá, un poco mas de gel "antinudos" y el pelo empieza a ceder de forma deliberada. Tres brazos del robot se debaten a cual mas veloz por utilizar sus peines, cada uno mas extravagante que el otro, mientras con los otros tres brazos se turnan por intervenir con artículos de quién sabe qué naturaleza. La idea de resistirse ante semejante importunidad fue rápidamente desechada, además ¿A quién no le gusta que lo atiendan bien de vez en cuando?. Los pasos tras suyo se oyeron indicándole la presteza de un nuevo visitante.
La Pádawan pareció quedarse perpleja ante semejante imagen, ( "Normal, yo también me hubiera quedado así de ver a un Maestro Jedi en esta situación" ). Se mantuvo un poco dubitativa hasta que al final optó por servir al Jedi del debido vaso de agua, anteriormente ordenado al robot de servicio. Ni siquiera pudo hacer gesto alguno de agradecimiento, pues las tenazas del robot "maquillador" le tenían bien sujeta la cabeza. No le quedó mas remedio que esperar unos segundos ha que la labor del susodicho metálico finalizara.
- Señor, ¿desea también la manicura y pedicura? - Repuso el droide cuando estaba por terminar su labor como peluquera. El Maestro Jedi repuso con un rápido y precavido - No, gracias. Así esta bien -. Y el sorpresivo compañero tomó camino hacia su escondite. Una simple ojeada en el espejo le hizo ver que realmente era bueno en su labor aquél amiguito, sobretodo teniendo en cuenta que el Maestro Jedi tenía un pelo tan largo y una predisposición bastante usual a simplemente sujetarlo con una goma. Sin peinarse ni cosas de esas. ( "Oh!, así es como debe lucir un Diplomático" ), repuso mentalmente el peli-negro.
Ya listo a comenzar su anteriormente pensada "reunión", giró su asiento para posicionarse frente a frente con la Pádawan y comenzó a observarla detalladamente. Sus pensamientos transmitían una falta de seguridad y miedos propios de alguien con su rango, sin embargos eran bien maquillados por su semblante serio y distante. Mas había presenciado como personajes con una postura mucho mas calma y seria que la de ella perdían el control en ciertas situaciones. Así que tampoco era un argumento para sacar alguna conclusión concreta. De todas formas, el consejo no había intencionado en ningún momento su tutela como Maestro así que tampoco tenía mucho de lo que preocuparse....aún.
Prefirió, pues, comenzar con las consignas de la misión. - Bien chicuela, vamos a empezar a ponernos serios en el asunto. ¿Qué pensas de la misión? - Profirió el Jedi en busca de evaluar un tanto por encima las aptitudes de análisis de aquella jovencita. - ¿Has meditado estrategia alguna, o pensabas que al viajar con un jedi de mayor rango te despojabas de esa labor? - Siguió luego de una debida pausa, manteniendo una seriedad agresiva y especulada a mas no poder. Mientras estiró el brazo para agarrar el vaso de agua y refrigerar su reseca garganta. Aquellos artículos de limpieza le habían dado aún mas sed, quizá fuera un efecto secundario.
La nave por su lado mantenía su rumbo, mientras un robot, K2G4 se disponía a cumplir a rajatabla con la orden anteriormente citada de la joven pádawan, "Mantener esta cosa volando". Si bien sus módulos de conducción y manejo de naves eran nulos, la obligación de cumplir las órdenes de sus superiores le impedía ceder ante la adversidad. No pintaba nada bien...
La Pádawan pareció quedarse perpleja ante semejante imagen, ( "Normal, yo también me hubiera quedado así de ver a un Maestro Jedi en esta situación" ). Se mantuvo un poco dubitativa hasta que al final optó por servir al Jedi del debido vaso de agua, anteriormente ordenado al robot de servicio. Ni siquiera pudo hacer gesto alguno de agradecimiento, pues las tenazas del robot "maquillador" le tenían bien sujeta la cabeza. No le quedó mas remedio que esperar unos segundos ha que la labor del susodicho metálico finalizara.
- Señor, ¿desea también la manicura y pedicura? - Repuso el droide cuando estaba por terminar su labor como peluquera. El Maestro Jedi repuso con un rápido y precavido - No, gracias. Así esta bien -. Y el sorpresivo compañero tomó camino hacia su escondite. Una simple ojeada en el espejo le hizo ver que realmente era bueno en su labor aquél amiguito, sobretodo teniendo en cuenta que el Maestro Jedi tenía un pelo tan largo y una predisposición bastante usual a simplemente sujetarlo con una goma. Sin peinarse ni cosas de esas. ( "Oh!, así es como debe lucir un Diplomático" ), repuso mentalmente el peli-negro.
Ya listo a comenzar su anteriormente pensada "reunión", giró su asiento para posicionarse frente a frente con la Pádawan y comenzó a observarla detalladamente. Sus pensamientos transmitían una falta de seguridad y miedos propios de alguien con su rango, sin embargos eran bien maquillados por su semblante serio y distante. Mas había presenciado como personajes con una postura mucho mas calma y seria que la de ella perdían el control en ciertas situaciones. Así que tampoco era un argumento para sacar alguna conclusión concreta. De todas formas, el consejo no había intencionado en ningún momento su tutela como Maestro así que tampoco tenía mucho de lo que preocuparse....aún.
Prefirió, pues, comenzar con las consignas de la misión. - Bien chicuela, vamos a empezar a ponernos serios en el asunto. ¿Qué pensas de la misión? - Profirió el Jedi en busca de evaluar un tanto por encima las aptitudes de análisis de aquella jovencita. - ¿Has meditado estrategia alguna, o pensabas que al viajar con un jedi de mayor rango te despojabas de esa labor? - Siguió luego de una debida pausa, manteniendo una seriedad agresiva y especulada a mas no poder. Mientras estiró el brazo para agarrar el vaso de agua y refrigerar su reseca garganta. Aquellos artículos de limpieza le habían dado aún mas sed, quizá fuera un efecto secundario.
La nave por su lado mantenía su rumbo, mientras un robot, K2G4 se disponía a cumplir a rajatabla con la orden anteriormente citada de la joven pádawan, "Mantener esta cosa volando". Si bien sus módulos de conducción y manejo de naves eran nulos, la obligación de cumplir las órdenes de sus superiores le impedía ceder ante la adversidad. No pintaba nada bien...
Idam Quin Vas- Maestro Jedi
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Re: Misión <Rescatando a la Princesita>
PD1: No te serví agua ni me quedé xD, andaba fuera del camarote durante tu “maquillaje”
PD2: *Sigue pensando mal pero ahorra su comentario* xD
PD3: ¬¬ Ni que el droide fuera a estrellar la nave, no es criado tampoco.
El azareo vuelve con inoportuna presencia. Un ligero suspiro, un sorbo de aquel translúcido líquido vital y su manejo emocional calman el efímero malestar que aqueja a su estómago al desafiar a la pelinegra a mantener su desayuno consigo.
“No, gracias. Así está bien”.
Diplomático murmuro del Jedi alerta a la Padawan del término de su rutina de belleza. Un último sorbo de agua, un ligero suspiro y la batalla vencida contra su estómago. El azareo se ha ido por ahora, hora de trabajar.
Su espalda deja el apoyo de la pared donde descansa y sus pasos la regresan al camarote del adornado Jedi.
Mecánica expresividad, su porte reluce la calma de su gesticular donde no parecía resaltar mayor emoción o dubitación.
— ¿Ah tiene más rango? Y tengo nombre por cierto, es “A-zu-la”. —
Calmo proferir, mas desafiante y casi burlona descomposición de su nombre ante un similar irrespeto.
Áureo centellar. El iris ámbar en sus ojos refulge en dorado matiz nutrido por la iluminación del camarote que refleja en los orbes de la pelinegra mientras plantea su respuesta a la interrogante del Jedi.
— En fin. Sí, mientras se maquillaba yo analizaba bancos de datos sobre Alderaan y su sociedad, hay algo que no me convence del video del secuestro. —
Erguida en pie, desarmada, acallada por el breve trago de agua que refresca mi ser y acaba aquel líquido. Vítreo cristal en que mis ojos se pierden un instante, el frío se había disipado ante su contenido ahora inexistente.
— El video mostró personas amarradas e inmovilizadas, aturdidas, mas algunas no mostraban mayor “resistencia” a su devenir. —
Proseguí, tras una bocanada de aire que alimentara mi sistema y el requerido aliento para proferir aquellas palabras.
Tranquila, estaba en calma. Errada o acertada mi exposición da al Jedi la idea que tengo sobre aquella misión.
— Quizás fuese un montaje, una farsa, la cantidad de dinero pedida bien podría sacar de apuros a cualquier gobierno. O, fue algo bastante bien planeado, infiltrando personas cercanas a la Princesa las cuales dieron información sobre sus movimientos o sabotearon su nave para que caiga en manos enemigas. —
…Sithspit…
El azareo vuelve con inoportuna presencia y su usual malestar. Sutil y casi imperceptible vibrar de los motores de la bestia metálica alertaban a su sistema de que no se encuentra en tierra firme.
Disimulada, tranquila. La tela de inexpresividad que cobija su faz mantiene a raya el momentáneo malestar que aqueja a la pelinegra, malestar disipado por la ocasional bocanada de agua que ingiere.
— Si preguntase que haría yo, investigar a la escolta de la Princesa y sus posibles conexiones o visitas a Nar Shaddaa para esclarecer posibles infiltraciones y que grado de secuestro realmente existe. E Investigar a Baldur Rashidda, sus conexiones y negocios para ver si ha tenido tratos con Alderaan antes. —
Tranquilo proferir que culmina la exposición de su punto de vista al Jedi. Disipado malestar, su mano derecha se despoja del cristalino vaso que con cuidado deposita en la mesa aledaña.
Erguida con formalidad protocolar. Su mano zurda sostiene a la derecha por su muñeca, reposando ambas tras de si mientras acata un mecánico silencio en espera de alguna palabra del emperifollado Jedi.
PD2: *Sigue pensando mal pero ahorra su comentario* xD
PD3: ¬¬ Ni que el droide fuera a estrellar la nave, no es criado tampoco.
El azareo vuelve con inoportuna presencia. Un ligero suspiro, un sorbo de aquel translúcido líquido vital y su manejo emocional calman el efímero malestar que aqueja a su estómago al desafiar a la pelinegra a mantener su desayuno consigo.
“No, gracias. Así está bien”.
Diplomático murmuro del Jedi alerta a la Padawan del término de su rutina de belleza. Un último sorbo de agua, un ligero suspiro y la batalla vencida contra su estómago. El azareo se ha ido por ahora, hora de trabajar.
Su espalda deja el apoyo de la pared donde descansa y sus pasos la regresan al camarote del adornado Jedi.
Mecánica expresividad, su porte reluce la calma de su gesticular donde no parecía resaltar mayor emoción o dubitación.
— ¿Ah tiene más rango? Y tengo nombre por cierto, es “A-zu-la”. —
Calmo proferir, mas desafiante y casi burlona descomposición de su nombre ante un similar irrespeto.
Áureo centellar. El iris ámbar en sus ojos refulge en dorado matiz nutrido por la iluminación del camarote que refleja en los orbes de la pelinegra mientras plantea su respuesta a la interrogante del Jedi.
— En fin. Sí, mientras se maquillaba yo analizaba bancos de datos sobre Alderaan y su sociedad, hay algo que no me convence del video del secuestro. —
Erguida en pie, desarmada, acallada por el breve trago de agua que refresca mi ser y acaba aquel líquido. Vítreo cristal en que mis ojos se pierden un instante, el frío se había disipado ante su contenido ahora inexistente.
— El video mostró personas amarradas e inmovilizadas, aturdidas, mas algunas no mostraban mayor “resistencia” a su devenir. —
Proseguí, tras una bocanada de aire que alimentara mi sistema y el requerido aliento para proferir aquellas palabras.
Tranquila, estaba en calma. Errada o acertada mi exposición da al Jedi la idea que tengo sobre aquella misión.
— Quizás fuese un montaje, una farsa, la cantidad de dinero pedida bien podría sacar de apuros a cualquier gobierno. O, fue algo bastante bien planeado, infiltrando personas cercanas a la Princesa las cuales dieron información sobre sus movimientos o sabotearon su nave para que caiga en manos enemigas. —
…Sithspit…
El azareo vuelve con inoportuna presencia y su usual malestar. Sutil y casi imperceptible vibrar de los motores de la bestia metálica alertaban a su sistema de que no se encuentra en tierra firme.
Disimulada, tranquila. La tela de inexpresividad que cobija su faz mantiene a raya el momentáneo malestar que aqueja a la pelinegra, malestar disipado por la ocasional bocanada de agua que ingiere.
— Si preguntase que haría yo, investigar a la escolta de la Princesa y sus posibles conexiones o visitas a Nar Shaddaa para esclarecer posibles infiltraciones y que grado de secuestro realmente existe. E Investigar a Baldur Rashidda, sus conexiones y negocios para ver si ha tenido tratos con Alderaan antes. —
Tranquilo proferir que culmina la exposición de su punto de vista al Jedi. Disipado malestar, su mano derecha se despoja del cristalino vaso que con cuidado deposita en la mesa aledaña.
Erguida con formalidad protocolar. Su mano zurda sostiene a la derecha por su muñeca, reposando ambas tras de si mientras acata un mecánico silencio en espera de alguna palabra del emperifollado Jedi.
Invitado- Invitado
Re: Misión <Rescatando a la Princesita>
El sueño comenzaba a atacarle denuevo, como si dormir siete horas no fuera suficiente para su cuerpo. Bueno, en realidad no lo era cuando dormía tan solo tres dias a la semana. Pero decidido a cumplir su labor establecida se esforzó por intentar oír lo que tenía que decir la chiquitina a su cargo. Mas no fue precisamente lo que esperaba escuchar.
El respeto por su superior, la subordinación ante aquél mas experimentado, parecían en aquella joven brillar por su ausencia. Sino por el contrario parecía sacada de uno de esos internados de los bajos de Coruscant, donde si les enseñaban a cocinar ya era mucho pedir. Sin embargo, muy por el contrario a lo que parte de su persona meditaba, indignada, empezó a sobresalir de sus comisuras una risa leve aumentando eventualmente su volumen.
- No, si gracia no te falta...¡JAJAJA! - Esbozaba esas palabras casi trabadas por la carcajada que no dejaba de salir de sus lavios. ( "Bueno, bueno...ponete serio Idam" ), se comenzó a recriminar personalmente, mientras respiraba profundamente buscando desvanecer su tentación. Tan solo bastaron unos pocos segundos.
- Bueno. Veamos...................................................................................................¡¡JAJAJA!! - Y otra vez volvía al ataque aquella carcajada cargada de incoherencia. - Ejem...Ya esta...si...Uffff - Se tocaba el estómago que le dolía de tanto esfuerzo al reirse, hacia mucho verdaderamente que no se tentaba de esa forma. - Tus sospechas pueden ser correctas e incluso hasta facilmente demostrables con un análisis debido. Pero olvidas un pequeño detalle...no disponemos de medios para investigar, y aún menos del tiempo necesario - Comenzaba a responder con un tono un tanto mas serio el Maestro Jedi, aunque era un poco increible aún que en tan poco tiempo pasase de estarse descojonando a la mas pura rectitud. Se tomó una leve pausa, mientras se levantaba por la habitación para esconder un objeto en algun lugar remoto.
- Así que deberemos improvisar algo en el momento. Vamos, seguime - Le comunicó a la Pádawan mientras cruzaba el umbral de la puerta de la habitación, para dirigirse por el pasillo horizontal que cruzaba la nave de lado a lado. No tardó en vislumbrarse el objetivo de la caminata, se trataba de la sala de carga, donde a un lado se había empaquetado los elementos que debían entregar, acompañados de quién sabe que cosas tiradas por ahi. Cuestión que había lugar suficiente al menos para los dos Jedi.
- Sientate ahi...vamos a ver si podemos hacer algo para que no te suicides a mitad de la misión - Le señaló un lugar arbitrario dentro de la sala. Hacía frío allí adentro, pero era el lugar perfecto para comenzar un entrenamiento. - ¿Sabes lo que significa engañar al ojo normal?. Obviamente que no, así que te enseñaré - El peli-negro se apoyó sobre unos contenedores. - Pero solo si quieres aprenderlo, ya sos mayorcita como para ir decidiendo lo que te conviene o no - Expuso el Maestro Jedi con cierta sorna en su tono. Quizá estuviera siendo demasiado permisivo con aquella mocosa, pero si traía a la padawan muerta o herida en la primera misión el Consejo no se lo tomaría muy amistosamente...
El respeto por su superior, la subordinación ante aquél mas experimentado, parecían en aquella joven brillar por su ausencia. Sino por el contrario parecía sacada de uno de esos internados de los bajos de Coruscant, donde si les enseñaban a cocinar ya era mucho pedir. Sin embargo, muy por el contrario a lo que parte de su persona meditaba, indignada, empezó a sobresalir de sus comisuras una risa leve aumentando eventualmente su volumen.
- No, si gracia no te falta...¡JAJAJA! - Esbozaba esas palabras casi trabadas por la carcajada que no dejaba de salir de sus lavios. ( "Bueno, bueno...ponete serio Idam" ), se comenzó a recriminar personalmente, mientras respiraba profundamente buscando desvanecer su tentación. Tan solo bastaron unos pocos segundos.
- Bueno. Veamos...................................................................................................¡¡JAJAJA!! - Y otra vez volvía al ataque aquella carcajada cargada de incoherencia. - Ejem...Ya esta...si...Uffff - Se tocaba el estómago que le dolía de tanto esfuerzo al reirse, hacia mucho verdaderamente que no se tentaba de esa forma. - Tus sospechas pueden ser correctas e incluso hasta facilmente demostrables con un análisis debido. Pero olvidas un pequeño detalle...no disponemos de medios para investigar, y aún menos del tiempo necesario - Comenzaba a responder con un tono un tanto mas serio el Maestro Jedi, aunque era un poco increible aún que en tan poco tiempo pasase de estarse descojonando a la mas pura rectitud. Se tomó una leve pausa, mientras se levantaba por la habitación para esconder un objeto en algun lugar remoto.
- Así que deberemos improvisar algo en el momento. Vamos, seguime - Le comunicó a la Pádawan mientras cruzaba el umbral de la puerta de la habitación, para dirigirse por el pasillo horizontal que cruzaba la nave de lado a lado. No tardó en vislumbrarse el objetivo de la caminata, se trataba de la sala de carga, donde a un lado se había empaquetado los elementos que debían entregar, acompañados de quién sabe que cosas tiradas por ahi. Cuestión que había lugar suficiente al menos para los dos Jedi.
- Sientate ahi...vamos a ver si podemos hacer algo para que no te suicides a mitad de la misión - Le señaló un lugar arbitrario dentro de la sala. Hacía frío allí adentro, pero era el lugar perfecto para comenzar un entrenamiento. - ¿Sabes lo que significa engañar al ojo normal?. Obviamente que no, así que te enseñaré - El peli-negro se apoyó sobre unos contenedores. - Pero solo si quieres aprenderlo, ya sos mayorcita como para ir decidiendo lo que te conviene o no - Expuso el Maestro Jedi con cierta sorna en su tono. Quizá estuviera siendo demasiado permisivo con aquella mocosa, pero si traía a la padawan muerta o herida en la primera misión el Consejo no se lo tomaría muy amistosamente...
Idam Quin Vas- Maestro Jedi
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Re: Misión <Rescatando a la Princesita>
Deletérea inexpresividad rota ante una incomprendida risa, inesperada. Sus palabras no habían tenido un previsto tono gracioso mas causan aquel humorístico estallido en el humanoide Jedi para desconcierto de la pelinegra.
Breve y silencioso manifestar. La ceja derecha de la Padawan no tarda en arquearse, confusa, por aquellos espasmos de hilaridad.
… que extraño individuo…
Un exhalar en busca de normalidad. Aquella bocanada de aire escapa con lentitud de mis fosas nasales, aunque con suficiente notoriedad para indicar mi pérdida de interés en el comportamiento de aquel sujeto.
Mi vista se sumó a ello, perdí enfoque y visualización alojando mi atención en un punto neutro de aquel camarote.
Uno… dos… tres… cuatro… pasos que delatan su movimiento, extremidades que rozan apenas el aire interrumpiendo su flujo en ocultos movimientos. Mi oído aún seguía atento al entorno por lo visto, algo debe tramar.
Ocasional, imperceptible. Un lento parpadeo hidrata sus dorados ópticos los cuales reenfocan su atención ante la silueta del Jedi que cruza el pórtico del camarote. Un nuevo exhalar daba acto de presencia en una mayor escala sonora, sirviendo de inicio a sus pasos. La suela de sus botas cruje, se adhiere y rechina ante el contacto con el suelo, sus pasos siguen el rítmico compás de un tranquilo andar en el cual sigue al Jedi.
Inoportuno como acostumbraba, el azareo había vuelto. La mano más cercana a la pared busca la estabilidad de esta ante la leve ataxia que aqueja el equilibro de la pelinegra. El céfiro fue la solución. Inhalar y exhalar bocanadas de aire, más sus respectivas repeticiones dan término al breve mareo que volar aún le causa.
— ¿No maquillarte tanto quizás? Tanto químico podría matarme por contaminación. —
Irreverente con premeditación, su proferir no tarda en igualar al del Jedi. Su paso sigue la indicación, con tranquilidad la pelinegra adopta una sedente postura.
Su pierna derecha yace sobre la zurda al entrecruzar estas, dejando que sus manos reposen en el regazo propio en tan calma postura.
Su mente evade la sorna de las palabras ajenas. Atenta, la calma vuelve a manifestarse en la faz de la pelinegra ante el tema tratado.
Firme determinación guía las palabras propias, un sutil y leve sonreír casi desafiante se manifiesta en su expresar ahora.
— No rehúyo a ningún entrenamiento, adelante. —
Breve y silencioso manifestar. La ceja derecha de la Padawan no tarda en arquearse, confusa, por aquellos espasmos de hilaridad.
… que extraño individuo…
Un exhalar en busca de normalidad. Aquella bocanada de aire escapa con lentitud de mis fosas nasales, aunque con suficiente notoriedad para indicar mi pérdida de interés en el comportamiento de aquel sujeto.
Mi vista se sumó a ello, perdí enfoque y visualización alojando mi atención en un punto neutro de aquel camarote.
Uno… dos… tres… cuatro… pasos que delatan su movimiento, extremidades que rozan apenas el aire interrumpiendo su flujo en ocultos movimientos. Mi oído aún seguía atento al entorno por lo visto, algo debe tramar.
Ocasional, imperceptible. Un lento parpadeo hidrata sus dorados ópticos los cuales reenfocan su atención ante la silueta del Jedi que cruza el pórtico del camarote. Un nuevo exhalar daba acto de presencia en una mayor escala sonora, sirviendo de inicio a sus pasos. La suela de sus botas cruje, se adhiere y rechina ante el contacto con el suelo, sus pasos siguen el rítmico compás de un tranquilo andar en el cual sigue al Jedi.
Inoportuno como acostumbraba, el azareo había vuelto. La mano más cercana a la pared busca la estabilidad de esta ante la leve ataxia que aqueja el equilibro de la pelinegra. El céfiro fue la solución. Inhalar y exhalar bocanadas de aire, más sus respectivas repeticiones dan término al breve mareo que volar aún le causa.
— ¿No maquillarte tanto quizás? Tanto químico podría matarme por contaminación. —
Irreverente con premeditación, su proferir no tarda en igualar al del Jedi. Su paso sigue la indicación, con tranquilidad la pelinegra adopta una sedente postura.
Su pierna derecha yace sobre la zurda al entrecruzar estas, dejando que sus manos reposen en el regazo propio en tan calma postura.
Su mente evade la sorna de las palabras ajenas. Atenta, la calma vuelve a manifestarse en la faz de la pelinegra ante el tema tratado.
Firme determinación guía las palabras propias, un sutil y leve sonreír casi desafiante se manifiesta en su expresar ahora.
— No rehúyo a ningún entrenamiento, adelante. —
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Re: Misión <Rescatando a la Princesita>
- Oh!, que dedicación, si señor. Aunque quizá no deberías aceptar las cosas tan a la ligera...pero bah!, vamos al tema - Expuso con cierta incoherencia justo al instante en que la jovencita le contestaba. La situación se ponía interesante, quizá por su peinado nuevo o por el hecho de estar a punto de establecer su primera enseñanza como Maestro Jedi. Sin embargo, esto no aparentaba la facilidad que esbozaban las palabras, sino por el contrario debían encuadrar una teoría precisa y entendible, junto con una práctica aceptable y amena. De todas formas, con tanto dilema se le olvidó que le iba a enseñar...( Ah!, si...era eso ).
- Seguro que ya te habrán enseñado que la fuerza se encuentra en todo lo que ves y bla bla bla, así que nos saltaremos eso. La cuestión es, ¿te han enseñado a manejarla?. Si siguen los mismos profesores que cuando yo fui a la academia, creo que estarás mas seca que una piedra en el desierto - Empezaba a declarar con cierto afán de terminar con todo el paripé rápidamente, pues no era un hombre de mucha teoría. La cosa era entrever de alguna forma el manejo actual de la joven y poder así iniciar el entrenamiento debidamente.
- Vamos a hacer una cosa mejor - Sonrió maliciosamente el Jedi, mientras en sus ropajes se comenzaba a agitar algo muy extraño. Parecía que una bola estuviera correteando por el cuerpo del peli-largo, hasta que finalmente encontró la salida. A través del escote de su cuello apareció un animalito tan pequeño como la palma de la mano y con unos dientes delanteros sobresaliendo de su boca bien definidos. En efecto, se trataba de una ardilla corelliana de Talus, lugar a donde Idam había concurrido en una de sus tantas tareas cotidianas. - A que es bonita!...se llama Mimi, y será tu presa - Concretó con una voz entre empalosamente dulce e ingenua como ninguna. Mas era verdad lo que decía.
- Intentarás atraparla, como ya te imaganarás...pero mientras lo haces quiero que te concentres en cada movimiento que hagas, por mas mínimo que sea, quiero que seas conciente de cada respiración de tus pulmones, de cada pisada precipitada de tus pies. De todooo! - Finalizó estableciendo las consignas de la extraña prueba, mientras se acomodaba en uno de los contenedores que por allí pululaban. - No intentes engañarme o de lo contrario no aprenderás un comino...jijí! - Concluyó con una sonsa sonrisa, mientras pellizcaba a su pequeño amiguito para que empezara a corretear.
El lugar era realmente estrecho lo que haría que la joven jedi se tuviera que concentrar bastante para no estamparse con las cosas. Además ser conciente de cada movimiento genera una ralentización y torpeza descomunal, mas el Maestro Jedi confiaba en las posibilidades de la joven...o al menos así lo aparentaba.
Mini-prueba: Atrapar a la ardillita te costará bastante, de hecho no lo conseguirás, pero no me gusta andar chafando las pruebas antes de tiempo xD. De todas formas, aprenderás cómo poder atraparla prontito ^^.
- Seguro que ya te habrán enseñado que la fuerza se encuentra en todo lo que ves y bla bla bla, así que nos saltaremos eso. La cuestión es, ¿te han enseñado a manejarla?. Si siguen los mismos profesores que cuando yo fui a la academia, creo que estarás mas seca que una piedra en el desierto - Empezaba a declarar con cierto afán de terminar con todo el paripé rápidamente, pues no era un hombre de mucha teoría. La cosa era entrever de alguna forma el manejo actual de la joven y poder así iniciar el entrenamiento debidamente.
- Vamos a hacer una cosa mejor - Sonrió maliciosamente el Jedi, mientras en sus ropajes se comenzaba a agitar algo muy extraño. Parecía que una bola estuviera correteando por el cuerpo del peli-largo, hasta que finalmente encontró la salida. A través del escote de su cuello apareció un animalito tan pequeño como la palma de la mano y con unos dientes delanteros sobresaliendo de su boca bien definidos. En efecto, se trataba de una ardilla corelliana de Talus, lugar a donde Idam había concurrido en una de sus tantas tareas cotidianas. - A que es bonita!...se llama Mimi, y será tu presa - Concretó con una voz entre empalosamente dulce e ingenua como ninguna. Mas era verdad lo que decía.
- Intentarás atraparla, como ya te imaganarás...pero mientras lo haces quiero que te concentres en cada movimiento que hagas, por mas mínimo que sea, quiero que seas conciente de cada respiración de tus pulmones, de cada pisada precipitada de tus pies. De todooo! - Finalizó estableciendo las consignas de la extraña prueba, mientras se acomodaba en uno de los contenedores que por allí pululaban. - No intentes engañarme o de lo contrario no aprenderás un comino...jijí! - Concluyó con una sonsa sonrisa, mientras pellizcaba a su pequeño amiguito para que empezara a corretear.
El lugar era realmente estrecho lo que haría que la joven jedi se tuviera que concentrar bastante para no estamparse con las cosas. Además ser conciente de cada movimiento genera una ralentización y torpeza descomunal, mas el Maestro Jedi confiaba en las posibilidades de la joven...o al menos así lo aparentaba.
Mini-prueba: Atrapar a la ardillita te costará bastante, de hecho no lo conseguirás, pero no me gusta andar chafando las pruebas antes de tiempo xD. De todas formas, aprenderás cómo poder atraparla prontito ^^.
Idam Quin Vas- Maestro Jedi
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