Fabricando un sable laser [Mithrandir]

por **tigresj** Miér Jun 24, 2009 12:17 pm

Mohamed, que a pesar de no poseer el rango de Maestro Jedi aun, realizaba las tareas del rango, se encontraba en una de las salas de reunión del sótano, la amplitud le permitiría dar la explicación a un mayor número de Padawans a la vez. Esperó pacientemente a que todos tomaran asiento en una de las sillas de la mesa circular que se encontraba en el centro de la habitación. Mirando de soslayo como iban entrando, tecleó en su ordenador hasta que el holoproyector del centro de la mesa comenzó a emitir una azulada imagen técnica de un sable de luz.

-Estuve a primera hora reunido con el Consejo, me han autorizado a iniciar vuestra instrucción en la construcción de vuestro primer sable láser. Si estáis de acuerdo comenzaremos ahora mismo- Tras esperar vuestra afirmación se levantó y comenzó a caminar alrededor de la mesa. -Muy bien vamos a empezar-.

-Todos los sables de luz se construyen siguiendo los mismos principios básicos. Aunque aquí veremos el mas complejo de ellos para que tengáis una base robusta sobre la que crear vuestros primeros modelos.- Se giró para ir señalando la imagen -Tienen una fuente de poder, los cristales de Adegan, para la canalización y el enfocamiento y una Unidad Central de Procesamiento que se encarga de regular el flujo de energía y mantenerla estable. El centro de poder esta especialmente diseñado para cargar y recargar su propia energía. La reacción de energía es re-alimentada en el sable mientras la hoja láser está activada. De esta manera solo gasta energía cuando entra en contacto con otros objetos. Algunos Jedis diseñan su sable con fuentes auxiliares de poder. Esto ayuda a la fuente principal a recargarse después de su uso o de usos prolongados. Aun así llega un punto en el que los sables tienen que recargarse usando una fuente externa. Pero vosotros ya tendréis tiempo para modificarlo a vuestro antojo- Se giró un breve instante para miraros y asegurarse de captar vuestra atención.

-La cámara primaria de los cristales, como su propio nombre indica, es donde se libera el poder del cristal. Aquí los rayos de energía generados por la batería de diatium pasan a través de los extraños cristales Adegan. Se forma así el haz de energía que será transformada en la hoja láser. Ningún otro material que no sea un cristal de este tipo es capaz de transforma esta energía de esta manera. ¿Increíble, verdad?. Solo los Sith son capaces de crear cristales sintéticos gracias a la alquimia del lado oscuro... pero eso sería para una clase de historia, jejeje.-Rió desenfadadamente tratando de no hacer la clase muy cargante.

-La energía ahora aumentada pasa a través del eje espiral magnetizado negativamente, organizando las partículas en una corriente lineal. Desde aquí la energía pasa a través de un focalizador o a través de otro par de lentes pulidas junto a un anillo magnetizado positivamente. Es desde aquí donde la hoja láser es emitida en su estado final hacia el exterior. La energía viaja por todo el láser hacia arriba y regresa atravesándolo nuevamente hacia la fuente de poder en la cámara primaria de los cristales.- Una vez hubo terminado se giró de nuevo hacia los Padawans. -Alguna pregunta?, como habréis visto después podemos añadir controladores de potencia y longitud a mayores de otros cristales para conseguir diversos efectos, pero eso será mas adelante.-

Se dirigió de nuevo al terminal y apagó la pantalla. Acto seguido se acercó a una pequeña mesa mas apartada donde se encontraban repartidas en pequeñas cajas las piezas básicas para el montaje del arma. -Aquí tenéis-, dijo esperando a que cada uno recogiera una caja. -Y vuestro primer cristal- Sonrío sacando una bolsa de tela de su túnica. La posó en la mesa y la abrió. Una intensa luminiscencia salió casi cegándoos. Una docena de cristales de Adegan de distintos colores se encontraban sueltos esperando ser recogidos. -Podéis elegir uno cada uno- dijo en tono serio.

Cuando los Padawans recogieron los cristales volvió a mirarlos fijamente. -Ensamblar las piezas no debe de ser muy complicado, pero prepara el cristal requerirá toda vuestra atención y concentración. Debéis iniciar una profunda meditación en solitario sin que nadie os moleste. Cuando hayáis entrado en contacto con vuestra Fuerza interior debéis sentir la energía que del cristal emana, haceros uno con él y en ese momento imbuirle vuestra energía vital. De esa manera el cristal pasará a pertenecer a la Fuerza y siempre que que esteis cerca de él la Fuerza os responderá con mayor intensidad. ¿Comprendido?.-Preguntó muy serio queriéndose asegurar que no quedaba lugar a ninguna duda.

por **Mithrandir** Miér Jun 24, 2009 3:52 pm

Mithrandir había escuchado con atención, y con mucho interesés, aquella lección sobre el ancenstral arte de la fabricación de un sable de luz, impartida por, su ya amigo, el Caballero Mohamed. Escuchó lo que Mith ya había leído un millar de veces, la parte teórica, pero el arkaniano estaba impaciente por comenzar con la parte práctica, de la que aun no había podido disfrutar.

Había traído consigo el bien más preciado que tenía. Aquel objeto con el que comenzó toda su aventura. El único que conservaba de su madre: su antiguo y averiado sable de luz. Había pasado toda la explicación tocándolo por encima de su túnica, impaciente por acercarse a Mohamed y explicarle sus intenciones. No sabía si aquello que planeaba era lo correcto o no, estaba confuso. Pero creía que la Fuerza lo guiaba hasta aquello, que debía hacerlo de ese modo para que su madre estuviese, no sólo en su corazón, sino junto a él en aquel objeto, defendiendo la Paz de la Galaxia. Se acercó a Mohamed, una vez acabada la explicación, y se dispuso a explicarle:

- Mohamed, ¿tendría un segundo para mí? - le preguntó, algo apartado del resto para que el Jedi se acercara hacia él y poder hablar en privado.

Esperó a que atendiera a otros dos Padawan, para luego acercarse a Mith. Cuando estaba a su lado, deslizó la mano hasta su bolsillo y sacó con cuidado el antiguo sable de su madre, envuelto en una tela. Teniendo cuidado de que nadie lo viese, desprendió las telas y se lo mostró al Jedi, diciendo:

Spoiler:

- Éste es el sable de mi madre. - comenzó a explicar Mithrandir. - Fue una de las cosas que me condujo hasta aquí y que me alientan a seguir mi camino. Me gustaría, si fuese posible, usarlo en la construcción de mi primer sable. No se podrá aprovechar más que la estructura externa, lo demás lo montaré todo nuevo, por lo que será como si hiciera uno desde cero. - hizo una pequeña pausa, respiró hondo y continuó. - Creo haber sentido en la Fuerza una preferencia por este objeto, como marcándolo para que lo use en el comienzo de mi camino como Jedi. Además, sería como si mi madre me acompañara en todo momento, y una bonita forma de honrar su memoria. - acabó de explicar el joven arkaniano, para luego bajar la cabeza. - Mas todo depende de usted. Si decide que no use este sable lo entenderé, y no tendré ningún problema en comenzar con otro.

Mith, aun con la cabeza gacha, esperó que Mohamed le contestara a su propuesta pacientemente.

por **tigresj** Miér Jun 24, 2009 5:29 pm

Mohamed habia aceptado atender a Mithrandir y las preguntas que desease hacerle... - Mohamed, ¿tendría un segundo para mí? - le preguntó, algo apartado del resto para que el Jedi se acercara hacia él y poder hablar en privado.

A lo que Mohamed respondió - "Por supuesto, Mithrandir, enseguida estoy contigo" - Cuando Mohamed vió la carcasa del sable jedi, pensó no puede ser, que hace este muchacho con un sable, si aun no se lo hemos consentido, sin embargo, cuando se lo explicó pudo comprender los sentimientos de Mith.

Mohamed prosiguió con su discurso, - "No hay problema Mithrandir, es una buena forma de mantener a tu madre y su recuerdo a tu lado, espero que estos acontecimientos no te guien a un camino hacia al otro lado, pero asumo el riesgo, y tienes mi permiso" - concluyo Mohamed.

por **Mithrandir** Miér Jun 24, 2009 6:08 pm

El joven arkaniano de tez oscura escuchó con atención a aquel Jedi que tanto lo había ayudado. Sentía una conexión especial con él, por lo que acataría, sin dudar un segundo, cualquier decisión al respeto.

Al principio Mohamed se había asustado al ver el secreto que había guardado Mith hasta ahora: que poseía un sable de luz. Aun así, cuando supo que estaba averiado y conoció las razones del joven, no tuvo ningún problema en aceptar que usara la carcasa para crear su propio sable. A Mithrandir se le iluminó la cara de alegría, aunque intentó no mostrarla mucho.

- Gracias, Mohamed. - agradeció Mith, inclinando levemente la cabeza. - Cogeré una de las piedras verdes, que a mi entender son las que mejor me definen, y comenzaré con el progreso. - dicho esto, el joven se apartó en una de las mesas bajas que había, se arrodilló y se sentó sobre sus muslos, preparándose para el proceso.

Mith colocó el sable de su madre y lo desmontó con sumo cuidado, como si intentase desmontar una estructura de cristal sin romperla. Dejó todas las piezas sobre la mesa, junto con las nuevas piezas y el cristal, apoyó las ambas palmas de las manos sobre aquella tabla metálica y cerró los ojos para concentrarse.

Poco a poco acompasó su respiración con el latir de su corazón, el cual era cada vez más lento, pero potente. Canalizó toda la energía de sus sentidos en recordar cada paso a seguir, enfocando cada uno de ellos sobre su futuro sable de luz. Debido a ello pronto comenzó a obviar los murmullos de la sala, apagándose paulativamente hasta que, en la mente de Mith, todo quedó en silencio. Las imágenes fantasiosas de su madre portando aquel sable aparecieron en aquella calmada mente, pero Mith había aprendido muy bien como reprimir esas emociones sobre su madre, y más en su actual estado de concentración.

Acabó de despejar su mente y comenzó a buscar el fluir de la Fuerza, concentrándose en su poder. Comenzó a sentir levemente las emociones de algunos compañeros: nerviosismo, ansiedad, etc. Pero Mith no hizo mucho caso a esas sensaciones y pronto desaparecieron. Se concentró sobre las piezas que tenía delante, y como la Fuerza las recorría. Visualizó en su mente todo el proceso de ensamblaje en una rápida sucesión de imágenes. Pudo sentir la Fuerza aun más presente en él, calmándolo y concentrándose aun más, por lo que respiró hondo una vez más y abrió los ojos para comenzar.

por **Mithrandir** Miér Jun 24, 2009 8:24 pm

Mithrandir recorrió con la mirada todas y cada una de las piezas que tenía delante, recordando los vídeos vistos, los documentos, archivos y guías que leyó, junto con la explicación práctica que acababa de recibir de Mohamed. Apartó a un lado el cristal, con mucho cuidado, pues no iba a hacer falta hasta el final. Comprobó si estaba todo al alcance:

El anillo magnético de estabilización con pestaña de afinación.
El controlador de longitud del rayo.
El controlador de potencia del rayo.
Circuitos de modulación de energía.
Los Proyectores de energía de campos cíclicos.
Los Cristales naturales irregulares de enfoque.
La montura de un metal capaz de sostener el cristal.
La célula energética de diatio.
El conductor del campo de potencia.
El activador del cristal de enfoque.
Los portales de energía que rodean el cristal principal.
El anillo de la corriente de potencia.
El aislante de potencia inerte.
El protector de emisión del rayo.
El cilindro catalizador de fotones llamado punta de arco de rayo.
El sistema de fijación de la empuñadura.
El anillo para colgar el arma al cinturón.
Carcasa del sable de su madre.

No faltaba nada. Encendió el dispositivo de soldadura y, respirando hondo, se dispuso a comenzar. El proceso sería lento, por lo que estaba preparado para pasar allí horas. Cada vez que tenía que soldar una pieza se detenía lentamente, observaba desde diferentes puntos la estructura y calculaba el punto milimétrico exacto donde debería unir. La perfección en sus tareas es algo que Mith siempre buscaba. Su pulso calmado era capaz de soldar sin mucho error, pero debía hacerlo lento, tardando incluso varios minutos por cada puntito de soldadura.

Partiendo del metal de la estructura del sable de su madre, comenzó a componer aquella ancestral arma de defensa de la Galaxia. Soldó primero entre sí la Célula energética de diato con su envoltura: el anillo de la corriente de potencia, rodeado del aislante de potencia inerte. Más tarde unió la montura del cristal principal, que luego sosstendría aquel cristal verde que había elegido y que era el corazón de todo sable. Dejó esas cuatro piezas, soldadas tras media hora de trabajo, y se acercó las siguientes, que compondrían la otra mitad del sable láser.

Cogió el proyector de energía de campos cilíndricos y encajó en él canal de energía para el rayo, soldando los pequeños cables que los interconectaban. Unió a esta estructura los moduladores de energía, conectando de nuevo los pequeños cables. Algunos de estos quedaron sueltos, pues debían soldarse con el ajustador de potencia y el ajustador de longitud del rayo, que fue lo que Mith hizo a continuación. Esta parte resultó ser algo más rápida, pues la mayor parte de las estructuras encajaban entre sí, y no había que soldar nada a parte de los cables. Más tarde conectó la punta del archo del rayo, lo que le llevó un tiempo considerable, pues debía alinearla perfectamente con el resto de la estructura y soldar unos puntos bastante difíciles. Lo mismo ocurría con la otra estructura restante, el anillo estabilizador. Era una parte importante del arma, pues su mala colocación podría desestablizar el rayo, provocando la explosión de la estructura entera.

Le había llevado alrededor de cuatro horas en total, pero parecía que estaba todo en orden. Comprobo de todas manera todas las estructuras, analizándolas detalladamente sobre una lupa, para observar cualquier pequeño error. No encontró ninguno, salvo un pequeño cable mal soldado que en seguida corrigió. Sostuvo cada una de las dos mitades, una en cada mano, y sonrió leventente. Ahora sólo quedaba el cristal, mas ese proceso necesitaba de meditación profunda y debía estar sólo. Cuando miró a su alrededor no había nadie, todos habían acabado ya, aunque eso no avergonzó al arkaniano, todo lo contrario: se sentía orgulloso por no impacientar su labor y perfeccionarla tanto:

- Parece que soy el último, aunque al fin acabé. - le dijo a Mohamed, dirigiéndole una pequeña sonrisa. - Ahora, si me lo permite, me retiraré a meditar. Volveré cuando acabe para hacer las pruebas de encendido con el robot.

Sin más, cogió todo lo necesario, las dos mitades ya formadas y el crista, y se fue a buscar algún rincón en la academia donde poder meditar y finalizar su labor. La labor que con la que comenzaba su legado y acercaba a Mithrandir un paso más a su madre.

OFF: Se supone que tengo que irme a algún sitio a meditar, para imbuir de mi energía al cristal y colocarlo correctamente. ¿Abro un hilo nuevo en otro sitio o continúo en un nuevo post aquí como si estuviera en otro lugar?

por **Mithrandir** Jue Jun 25, 2009 4:03 am

Mithrandir salió del taller sin dilación y recorrió un largo camino hasta el jardín. Nada perturbó su mente durante el trayecto, pues aun conservaba la concentración que en él se había instaurado, horas atrás. Buscaba el lugar menos concurrido y lo encontró junto a una de las fuentes naturales que había por allí. Se sentó en la postura de "flor de loto" y se dispuso a meditar, a hacerse uno con la Fuerza.

Relajó su ritmo cardíaco y sus respiraciones. Puso todo su ser en concentrarse en la Fuerza. Ella debía orientarle en su próximo paso. Debía indicarle la correcta alineación del Cristal Adegano, dentro de su compartimento. Es la única manera de que el montaje final del sable tenga éxito. Comenzó a notar el devenir de la Fuerza, como fluía entre
las aguas de aquella fuente, como crecía y se ramificaba por los frondosos árboles, cómo lo envolvía y penetraba en su mente. Cogió el Cristal, el cual había dejado frente a él, junto a las dos mitades del sable y se lo colocó sobre la palma de la mano derecha. Situó la mano izquierda bajo la derecha y volvió a cerrar los ojos para concentrarse. Su entrenamiento daba sus frutos, pues cada vez le costaba menos sentir la Fuerza y comprenderla, aunque aun le quedaba mucho por conocer.

Permaneció así unos minutos más, cuando de repente notó que podía hacerlo y comenzó a imbuir aquel verde cristal con su energía vital. Claro está, con ayuda de la Fuerza, la cual canalizaba esta energía. Estuvo en esa postura, trasnmitiendo su energía, lo que parecieron ser cuatro horas más, hasta que se encontró fatigado y su concentración comenzaba a decaer. Detuvo el flujo, abrió los ojos y observó el cristal, más brillante ahora si cabe. Elevó sus manos, aun unidas y con el cristal sobre ellas, pareciendo que lo estaba ofreciendo a un dios inexistente. El cristal comenzó a levitar levemente. Mith bajó sus brazos y cerró los ojos de nuevo para meditar. Debía comprender el camino que la Fuerza le señalaba, y calcular milimétricamente el ángulo
exacto con que colocar aquel cristal. Estuvo allí durante otra media hora, intentando interpretar la Fuerza.

Al fin encontró la posición exacta de alineación. Cogió las dos mitades del sable, mientras el cristal continuaba levitando, ya sin girar, pues estaba quieto en la posición ideal. Poco a poco, con sus manos, fue acercándo sendas partes del sable, para hacer encajar el cristal. Parecía que había encajado a la perfección y pudo notar, gracias al correcto devenir de la fuerza en el sable, que el Cristal estaba perfectamente orientado. Cerró definitivamente aquel sable y salió corriendo de allí.

Iba con una amplia sonrisa en la cara, pasando por todos los pasillos y portones a gran velocidad, hasta llegar a la puerta del taller, donde sin duda lo esperaría pacientemente su examinador para comprobar su Obra. Respiró hondo frente a la puerta para recuperar el aliento, pulsó el botón y entró.

No pronunció ninguna palabra. Simplemente miró a los ojos de aquel Jedi, sonriénte, radiante de alegría, mientras le extendía su brazo derecho, entregándole el sable recién ensamblado.

por **tigresj** Jue Jun 25, 2009 12:21 pm

Mohamed observó con atención al joven padawan jedi. - "Buen trabajo Mithrandir" - le dijo observando el arma con detenimiento - "Veo que te has esforzado muchisimo por conseguir un sable perfecto, pero recuerda que lo que acabas de construir es un arma para la defensa, la defensa de la paz, de la república y la galaxia, espero que cuides de este sable como de tu propia vida" - añadió Mohamed, le miro Mohamed fijamente y continuo con su discurso - "Sin embargo, también comprendo la emoción que sientes, y se que lo cuidaras por tus propios motivos, ahora ya no estas solo amigo mio, cuida de este sable como lo harias de tu madre, pero recuerda que debes mantener el control sobre tus emociones. Bien, es hora de descansar, que la fuerza te acompañe" -.

Una vez finalizado el discurso, todos los padawans se retiraron a sus aposentos, algunos con la emoción del logro y otros esperando mejorar sus habilidades.

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