Volviendo a casa [Maestro Taa´kal]

Contemplaba con cierta nostalgia el planeta, demasiados recuerdos para abandonarlo sin tan siquiera permitirse recordar, pero la nave atravesaba a máxima velocidad la delgada atmósfera de Ryloth y apenas unos segundos fueron suficientes para salir a la órbita. -T4, prepara el salto a Dantooine, volvemos a casa ... Contrastando con el medianamente melancólico tono del Maestro Jedi el pequeño droide astromecánico contestó con una alegre sucesión de pitidos y chirridos. -Lo sé, lo sé esperaré a abandonar la zona orbital para activar los hiperimpulsores... A diferencia de la mayoría de pilotos Rosk había preferido no realizar los aconsejables borrados de memoria periódicos de la unidad T4 permitiéndole desarrollar una primitiva personalidad. De esta manera el astrodoide se amoldaba a la forma de pilotar de su usuario, aunque también tenía sus contras.

El X-83 Twin tail dejaba a su cola el mundo natal de los twileks, dos de sus cinco lunas eran todabía visibles desde la carlinga. El Maestro Taa´kal las observó recordando su infancia, cuando antes incluso de haber salido por primera vez del planeta el Sabio Twik´lessa, profesor de su pequeña aldea, les enseñaba astrografía en el rudimentario holoproyector de clase.

Respiró profundamente buscando serenidad, no debía dejar que los sentimientos le inundaran, pero era realmente difícil en una situación como aquella... -Piribiribip!! T4 avisaba en su característico idioma que ya se encontraban en una zona suficientemente alejada para realizar el hipersalto. -De acuerdo, vamos allá. Mientras sujetaba el timón con la diestra dirigió su mano libre hasta el panel frontal de instrumentos y accionó el botón de conexión para los hiperimpulsores.

Los rugientes motores de la nave espacial trazaron una línea de fuego azul a través del frio espacio el cual se abrió en un rápido corte vertical y las estrellas parecieron caer en todas direcciones mientras la nave se situaba a la cabeza en la carrera contra la perezosa luz. El motor principal del caza bramó atronador y la nave desapareció en un estruendo como si jamás hubiera estado en aquel lugar.