Por fin en casa [Cualquiera que esté en la academia]

-Por fin en casa... T4, has hecho un buen trabajo, como siempre. Felicitó Rosk al pequeño droide mientras descendía por la pasarela. Observó el hangar de una pasada. Como siempre, varios civiles encargados del mantenimiento de las astronaves iban de aquí para allá con sus variopintos quehaceres. rápidamente reconoció al rodiano especialista en cazas. -Bao Dar,- llamó al mecánico. -Maestro Taa´kal, es un placer verle de vuelta, ¿cómo ha ido todo?- -No me puedo quejar, Bao, la verdad es que todo se resolvió sin conflictos, es increíble como a veces el poder de la palabra se impone sobre las armas.- -Pues me alegro de que así haya sido. ¿en qué le puedo ayudar Maestro?- -Lo que más me preocupa es la nave... al entrar en vuelo atmosférico se producen unas extrañas vibraciones bastante violentas, no estoy seguro, pero creo que puede que los estabilizadores se dañaran al atravesar una tormenta térmica, pero... -¿Una tormenta térmica? Interrumpió el Rodiano, -no me diga mas, las temperaturas extremas suelen desalinear los repulsores magnéticos, de todas maneras le haré un diagnóstico completo, descuide. -Ya veo, al fin y al cabo usted es el experto, así que... toda suya. Rosk sonrió mientras emprendía de nuevo la marcha hacia la puerta de entrada a la Academia, se giró a medio camino, -Se me olvidaba, al astrodoide le vendría bien un baño lubricante, pero nada de reinicios de memoria, que nos conocemos, jajaja.- - No se preocupe, así se hará. El Maestro Jedi escuchó un pitido inconfundible y a un Bao que se quejaba de un gruñón astrodoide mientras ya abandonaba el hangar.

Permaneció parado unos instantes, percibía las sensaciones de siempre, pero esta vez había algo mas... Se concentró en su percepción, llamó a la Fueza, poco a poco localizaba a los distintos Maestros, los sentía con gran intensidad, mas presencias conocidas eran sentidas sin distinción, y entonces lo comprendió. Los recién ascendidos Padawans desprendían señales inequívocas, diferentes a las habituales, mas intensas... (-Había olvidado los exámenes, me informaré en cuanto haya descansado un poco.) El viaje había sido largo, una ducha, sin duda era la mejor propuesta para el momento. Con paso decidido avanzó por el pasillo norte hasta llegar al cónclave. Se paró. El árbol milenario que decoraba el lugar siempre le había transmitido una armonía y paz desmesuradas, solo su presencia le evocaba tranquilidad. Decidido a marcharse a su habitación giro para encaminarse al sótano, pero entonces mirando a través del pasillo, en la plaza central vio una silueta a lo lejos que le resultaba familiar.


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