Llegada a la Academia Jedi [Libre]

Voces, murmullos diversos en lenguas e idiomas tan diferentes como razas adornaban el universo conocido y de igual manera aquel Templo. El lugar rebosaba de vida sin perder la seriedad y el respeto que transmite la Orden y sus principios.

Pero los jóvenes son y siempre lo serán, jóvenes. Su efusividad rivalizaba con la calma y autocontrol que comenzaban a aprender, más ahora al saberse cercanos a su examen hacia el rango superior.
Un halo de nerviosismo y entusiasmo emerge en sus expresiones, en sus ojos. Los jóvenes ya se conocen, amistades se han forjado entre aquellas iniciales enseñanzas y la aventura de convivir en hermandad.

—¡Kai!— La voz animada de un Togruta trata de llamar la atención del mencionado. Pronto el joven de rojiza piel se hace presente frente a Kai, un compañero de entrenamiento como tantos otros que allí se encuentran.
[color[orange]—¿Ya te informaste sobre la prueba? Nos convocaron para los últimos informes, ¿no es grandioso? ¡Podremos ser Padawans¡—[/color]

El entusiasmo del joven Togruta era evidente, mas pausó un poco ante la llegada de algunos compañeros más de clase.
Humanoides, en diverso color y raza así como una joven Twi’lek, tres personas más en total se suman al grupo de Kai y su compañero.
— Aún tenemos una hora antes del examen, ¿que dicen si vamos a explorar las ruinas? Dicen que había cerca un nido de Kinraths junto a una cueva de cristales, ¿se imaginan hallar uno?—

Murmullos de entusiasmo que no tardan en aparecer, rivalizando a los más prudentes y reservados en aquellos jóvenes en el transcurso de una afable discusión donde no dejan de lado su forjada amistad.
Una justa votación a favor y en contra la cual termina por verse empatada a dos votos cada una, la atención recae en silencio sobre el joven Kai ante la mirada de aquellos símiles.
¿Aguardar y esperar pacientes por su examen o decidirse en una pequeña aventura antes de ello? Sin pretenderlo una pequeña prueba de raciocinio había alcanzado al joven Kai, quien debía desempatar el hecho.

La amistosa trifulca terminó. La decisión de Kai desempató el hecho y la algarabía no tardó en sobreponerse a la lógica y calma usual en aquel grupo de Younglings que terminan por partir del Templo en aquella aventura donde el tiempo no era su aliado.

Campo abierto en verde manto florece ante sus ojos. Páramos que refulgen en calma inundados de la luz solar en toda la gala del astro dorado, la naturaleza se muestra en su máxima expresión en aquel día. La planicie de Khoonda finalmente se abre paso metros ya distantes del Enclave Jedi.


— ¡Es por aquí, ya estamos cerca¡—
El murmullo del viento fue opacado por las animadas voces de aquellos cinco Younglings que recorren campo abierto.
Algunos minutos invertidos en llegar, 15 precisamente por la relativa cercanía, pero ahí estaban ya.

— ¿Cómo sabías que era aquí? —
— Lo escuché a algunos Padawans hace algunos meses, cuando preparaban sus sables. —
El suave crujido del césped resuena bajo las pisadas de aquellos jóvenes., confundiéndose con los murmullos de éstos mientras se reúnen en el lugar hallado. El suave trote de algunos Iriaz adornan el lugar, mansas y gráciles criaturas que responden tranquilas a la cercanía de las dos integrantes femeninas del grupo que acariciaban el lomo de tales cuadrúpedos.

— Allí está, lo sabía, venga vamos. —
El más intrépido de aquel grupo anunció el hallazgo. Altas paredes de roca cercaban el terreno y en una de éstas una pequeña y oscura caverna era visible.
Aquel cálido y luminoso daba término en aquella entrada, la luz se resiste a ingresar y se perdía devorada de una profusa oscuridad, tétrica ante la vista de los tres miembros masculinos del grupo que yacen de pie a la entrada.

— Los archivos dicen que la caverna está llena de túneles. —
— Es cierto, podemos perdernos, recuerden que no tenemos tiempo de sobra ¿y si hay Kinraths? Ya vinimos y vimos suficiente. —
Ambas jóvenes se habían aproximado junto a sus compañeros observando aquel ingreso a la caverna reiniciando un calmo discutir sobre ingresar o no.

— Los archivos también dicen que la Jedi Exiliada acabó con los Kinraths cuando estuvo en Dantooine hace años. Kai, ¿tú que dices? —


Nuevamente la decisión recae sobre el joven Youngling ante las dudas sobre proseguir o no a aquella tenebrosa cueva.

Los murmullos no se hicieron esperar a la respuesta del joven Kai. Nuevamente su intervención, ahora más prudente y lógica, había desempatado aquella trifulca.

— Sabia decisión joven Youngling. —
Su silencio se había terminado. Los ojos mentales de su meditación habían seguido con interés el actuar del grupo de Younglings desde su llegada a aquella planicie donde él meditaba. Finalmente aquella tranquila voz denota la presencia de la sexta persona.
Ataviado de un manto café en terreo tono, útil para camuflarse entre aquellas rocas donde meditaba, la figura se yergue en pie y vuelve hacia los jóvenes a quienes dedica un tranquilo y afable sonreír.

— Ustedes deben ser el grupo de Younglings que darán su evaluación hoy. —
Su piel estaba revestida de un grisáceo pelaje, su mandíbula inferior alojaba un par de pronunciados colmillos que junto a sus ojos color amarillo daban una posible fiera apariencia, rota al instante por aquel grácil sonreír y amable tono con el que aquel Maestro Jedi de raza whiphid da la bienvenida a los Younglings.



—Saben que un Jedi no busca aventuras ni emociones en su vida, pero no estamos exentos de encontrarlas ocasionalmente ¿verdad? —
Reía con levedad el Jedi, que lejos de regañar a los jóvenes trata de ganar la confianza de aquellos que habían permanecido en silencio tras su presencia, dejando ellos a Kai al frente del grupo.


— Cumplimos los designios de la Orden por sobre nuestra curiosidad. Aunque, tenemos algunos minutos de sobra ¿cierto? Tiempo suficiente para una pequeña práctica que agudizará su percepción, vengan. —
Aquel Maestro Jedi no tardó en adelantarse por aquella entrada a la cueva donde la oscuridad parecía devorar su ser hasta desaparecerlo de vista. Tenebrosa oscuridad rota al instante por el intenso brillo y fulgor de la hoja láser color esmeralda que el Jedi portaba y que ahora señala el camino a los jóvenes.

— Un Jedi no se hace por una espada sino por la Fuerza que fluye y armoniza con él en post de ayudar a quien lo necesite. —
Guiados por aquella luz y las palabras del Maestro Jedi, uno a uno los jóvenes fueron ingresando a aquella caverna siguiendo el calmado y pausado paso de aquel Jedi por el interior del recinto.
Un aire frío recorre las cámaras internas, el leve resonar de gotas de agua hacen eco en su paredes y muros empedrados generando un cierto escalofrío en los menores.
— Y aquella Fuerza, así como el cristal de esta espada, iluminará su camino entre la oscuridad cuando lo necesiten. No teman, confíen en la Fuerza, sientan su energía fluir en ustedes. —

— Sus sentidos pueden engañarlos, pero sepan que la Fuerza nunca lo hará. —
Una bifurcación de túneles es donde el Jedi finalmente se detiene. Aquella hoja láser desaparece con lentitud y su brillo da paso a la oscuridad reinante de aquella cueva, fría, lúgubre. Sólo las palabras del Jedi hacen eco entre aquellos empedrados muros que ahora los rodean.

— Confíen en la Fuerza, en su memoria y hallen el camino de salida. —

— Bien. Un Jedi por si sólo no puede tratar de salvar a todo el universo, por ello confía en la Fuerza… — El eco de su voz mental, de su telepatía, recorría y atravesaba aquellas paredes y muros de piedra que se alzaban en el camino de los jóvenes.
— …. Y tan importante como ello, un Jedi confía en sus camaradas, confíen en ustedes mismos y confíen en los demás, así hallarán la salida. —

El Whiphid nuevamente había fijado su atención en Kai, aquel Youngling que daba pequeños vistazos de liderazgo al guiar prudentemente a sus compañeros sin ignorar sus opiniones.
Aquel oscuro recinto no facilitaba el camino. Sus túneles enredados y bifurcaciones, sus pasos a desnivel y térrea superficie se mezclaban entre galerías subterráneas donde la luz visible apenas se resistía a desaparecer.


— Sientan la Fuerza fluir en ustedes a cada paso, ella los guía pero deben escucharla… para ello deben despojar su mente de dudas y temores, el temor es su principal enemigo, confíen en la Fuerza para vencerlo. —

Sus ojos se cerraron y su mente acalló en una silenciosa meditación. El flujo de energía del Whiphid había despertado y su ser forjaba una serie de ilusiones en las que pone a prueba la resistencia de aquellos jóvenes.
Etéreas visiones, difusas, sombras que recorrían tenebrosas entre los muros de piedra, sonidos de pisadas bípedas y cuadrúpedas resonaban como si acecharan cada vez más cerca a aquellos jóvenes.

— Sus sentidos pueden confundirlos y engañarlos; aclaren su mente, sus dudas, dejen sus temores y miedos de lado. —

Aquellas emociones desbordadas, el temor, el nerviosismo en que los jóvenes parecían perderse; el Jedi era conciente de todo ello gracias a su meditación.
El miedo parecía consumirlos mas su calma llegó poco a poco, su temor había desaparecido.
Silencioso, un ligero sonreír se había forjado en las fauces del Whiphid. Por segunda vez asentía en forma aprobatoria hacia el joven Kai ante su prudente y calmo accionar y su consejo por sobre sus símiles.

Las sombras y visiones, aquellos confusos sonidos iban desapareciendo a medida que los jóvenes dominan su miedo y calman su mente. El camino se iba aclarando así como sus jóvenes mentes se libraban de dudas y temores, la luz era visible ya al final de aquel último pasadizo del túnel.

Creciente, intensa, cálida. El refulgente brillo y luz solar recibe a los jóvenes Younglings que emergen uno tras otro de la caverna mientras la difusa silueta del Maestro Jedi contrasta con aquel golpe solar.


— Jeje muy bien jóvenes, muy bien. Lo hicieron muy bien, pudieron sobreponerse al temor calmando sus mentes y los felicito a todos por ello. —
El Whiphid sonreía hacia aquel grupo esperando que fueran calmándose poco a poco tras aquella breve aventura.
Un ligero gesto aprobatorio, silencioso, su rostro asentía mientras el Jedi observa a Kai un momento tras el cual prosigue su proferir hacia el grupo.
— No olviden lo que han aprendido hoy jóvenes, el temor que los tratará de cegar y confundir en el transcurso de su vida sólo está en sus mentes, domínenlo antes que el intente dominarlos a ustedes. —

— Y… aún tenemos unos minutos de sobra ¿cierto? Jeje, hora de volver al Templo, tienen un día ocupado aún. Mucha suerte en su camino Jedi. —
El Jedi dedica una respetuosa reverencia hacia los menores dejándolos proseguir su camino de retorno mientras éste yace en pie custodiando aquella cueva.