Re: Meditando VII: Movimientos sismicos [Tigre, Mith, Kahlan]

por **tigresj** Vie Oct 09, 2009 11:35 pm

Mohamed miro atentamente a la mujer que sollozaba mientras hablaba con Mithrandir, sin embargo, una vez aparecio el teniente del servicio nacional solicitando su ayuda asintió exclamando Por supuesto, debemos actuar rapidamente -

El teniente se mostraba muy cansado, y parecia sufrir un cansancio muy agudo debido al caos imprevisto, por lo que Mohamed, se dirigio a el, y le dijo Detente, un momento, se te ve demasiado cansado, debes descansar, le decia Mohamed mientras tocaba su hombro intentandole reducir la fatiga mediante su poder de sanación, de repente, el rostro del teniente cambio, parecia más animado, y reconfortado, y Mohamed le arrengó - No te preocupes, saldremos de esta, y volverá a reinar la calma en el planeta -

Mientras se acercaban al centro de la ciudad, a un paso rápido en dos aerodeslizadores de los que disponia el segurita, pudieron observar como el fuego habia cesado en su intensidad

El fuego habia cesado en su intensidad, según se sospechaba debido a un cambio o un desarrollo de un plan en concreto.

De repente se oyeron unas palabras desde la nave que planeaba sobre el planeta...

- ¡Atención Ciudadanos de Ceutárica!, no se resistan. Nuestros ataques van dirigidos hacia nuestro corrupto Gobernador. No tienen nada que temer, pronto restauraremos la Paz. Los que se opongan serán tratados como enemigos, y los que deseen luchar por su planeta...¡Esta es su Hora! -

Se podia comprobar en los ciudadanos una diversidad de respuestas, había quienes aún creían en la fiabilidad del gobernador vigente y mas ahora al ver como estos que decían querer restaurar la paz destruían media ciudad; por otro lado estaban los que engañados se creían el discurso del orador y se exaltaban ante la situación desesperadamente; y por último estaban los que no le habían hecho ni mínimo caso, pues sus vidas eran mas importantes que tomar partido por un bando u otro.

La cuestión era que la sombra de una Guerra Civil asomaba por el horizonte. Tan cruel como decisiva, las almas de aquellos habitantes de ese planeta se encontraba en especial situación......

Mohamed se dirigio hacia el grupo que parecia estar centrados en sus vidas, y les arrengó, Muchachos, a pesar de que sus vidas sean importantes ¿Que seria de ellas sin nadie con quien compartir los momentos? Debeis seguir el camino de la paz, custodiar la paz en la galaxia, en vuestro preciado planeta, siempre debeis luchar por defender y proteger vuestro entorno, nunca atacar a otros, debeis respetar toda forma de vida, sin embargo, no debeis sucumbir ante nadie, solo a través del conocimiento y del entendimiento se mejora, debeis luchar porque los demás os entiendan, debeis seguir el camino de la paz, el conocimiento, la serenidad, la armonia, la Fuerza esta con vosotros, el camino de un jedi es este, y no os dejaremos solos, no estais solos, levantaos y proteged vuestro planeta

Tras esto, sin esperar respuesta, miro al grupo que estaba decidido a seguir del lado del gobernador, y comenzo con un discurso similar Vosotros, hermanos Ceutarianos, quiero agradeceros e invitaros a que sigais el camino del amor, que rechaceis la pasión, mantengais la serenidad a pesar de todo, y que no desistais en la lucha, luchamos por una vida mejor, en la que reine la paz y la armonia, y podamos disfrutar de nuestros seres queridos, manteniendo un equilibrio positivo en la Fuerza

por **Mithrandir** Dom Oct 11, 2009 3:04 am

El paisaje se les mostraba desolador cuando los Jedis llegaron a la Ciudad Capital. El caos reinaba por doquier: cadáveres, gritos, escombros e incendios diseminados hasta donde la vista les alcanzaba. El dolor del pueblo sufriendo y de aquella gran conmoción de la Fuerza se apoderó por unos instantes de la mente exhausta de Mithrandir. Supuso que su amigo Mohamed estaría consternado, viendo como su pueblo sucumbía ante aquella imprevista y cruel embestida, pero pronto descubrió que la sabiduría de aquel Maestro Jedi estaba muy por encima de todos aquellos sentimientos, ya que se mostró tranquilo y concentrado, dispuesto a ayudar en todo.

De repente, de entre todo el bullicio que se agolpaba frente al Cabildo pidiendo ayuda, se les acercó una mujer desesperada, pidiendo ayuda y haciendo a los Jedis detenerse. Se dirigió hacia Mith y le suplicó que le ayudara. Al parecer alguien estaba en peligro, alguien que parecía importarle bastante a aquella mujer, ya que pedía fervientemente que el padawan le ayudara a socorrerlos. El arkaniano desmontó de su aeromoto y se acercó a aquella señora, intentando tranquilizarla:

— Tranquilícese señora, ¿qué ocurre? ¿quién necesita ayuda? — preguntó con tono apacible, intentando sosegar a aquella mujer.

— ¡Van a morir, van a morir! — se lamentaba la mujer, entre sollozos.

— Pero cálmese y lléveme hasta ellos. — continuó diciendo Mith, sin perder la paciencia. — ¿Está cerca o la llevo en el deslizador? — preguntó, señalando la aeromoto.

Antes de que aquella mujer pudiera contestarle, un Teniente Ceutariano hizo acto de presencia, reclamando la ayuda de Larbi. Al parecer estaba muy cansado, tanto que comenzaba perder capacidad de concentración, por lo que el Maestro Jedi lo sanó usando sus artes. Mith se acercó a su amigo ceutariano:

— Voy a ayudar a esa mujer, parece ser urgente. — dijo Mith, con tono preocupado. — Me reuniré con vosotros más tarde.

Tras esperar algún gesto de aceptación por parte de Larbi, Mithrandir vio como éste se alejaba y se acercó de nuevo a la señora, que al ver que el arkaniano se mostraba dispuesto a ayudarla, estaba bastante más esperanzada, aunque seguía muy nerviosa.

— Guíeme hacia ellos y me explica por el camino qué ha pasado. — le dijo a la mujer, ayudando a subirla a la moto.

Antes de subirse, una voz sonaba por megafonía, pero esta vez parecía venir desde la fragata que había llevado a cabo aquel devastador ataque. Un pequeño discurso parecía instar a los ceutarianos a ayudar a combatir al corrupto gobernador o, al menos, a no oponer resistencia. Parecía que aquel ataque era algo más serio que una distracción para que la otra nave escapara. La trama se complicaba por instantes y la conspiración para acabar con el gobernador arraigaba en el ambiente y en los corazones de algunos ceutarianos que creyeron las falacias de aquel discurso. Mith se acordó de Kahlan que salió en persecución de aquellos forajidos. Deseó que les hubiera dado caza, porque deberían responder ante la justicia por todo aquel ataque.

por **Espíritu Supremo** Mar Oct 20, 2009 10:26 am

[ Centro de la Ciudad - Fragata Enemiga ]

Unas cuantas naves de carga sobresalieron de la Gran Fragata, maniobrando toscamente como era característico en ese tipo de naves. Al parecer estas disponían de una especie de símbolo que representaba a un clan mercenario, algo desconcertante si se tiene en cuenta que no se sabía nada de que la Corporación estuviera negociando con tipejos de esa calaña. Mas aquello era inconfundible, estas naves se distribuyeron a lo largo de los puntos importantes de la ciudad.

[ Primero Escuadrón Mercenario ]

La nave con la insignia Nº1 en unas letras en quién sabe que idioma se fue encaminando hacia su lugar de estación. Se trataba del Puerto Espacial de la ciudad, lugar que en ese momento se debatían entre algunas naves que despegaban desesperadas llevandose consigo las mangueras de combustible y otras que simplemente no disponían de la suerte de poder arriesgarse a un escape. La nave mercenaria aterrizó en el andén principal y rápidamente comenzaron a sobresalir de ellas sujetos con vestimentas dispares, algo que caracterizaba a los mercenarios no muy dados a gasto en uniformes.

Tan solo bastó una señal de lo que parecía ser el lider del escuadron para que los diez hombres que le acompañaban se pusieran en movimiento. Estos a su vez se subdividieron en tres grupos de tres hombres, quedándose uno al lado del jefazo como guardaespaldas. Sus caminos se dividieron y tenían un claro objetivo, tomar los centros de mando del Puerto y clausurar las salidas.

- No saldrá nadie de aquí hasta que Capitán lo ordene - Decía bien en alto el jefe del escuadrón mientras acompañaba sus palabras de un paso tranquilo y sereno, era como si todo aquello no fuera distinto para él.

[ Segundo Escuadrón Mercenario ]

El planeo de esta nave fue llevándola hacia su destino con toda la rapidez que se podía pedir a una nave de carga. Se trataba del campo de concentración de las fuerzas de seguridad de la ciudad, ahora bastante desierto debido al estado de alarma y la movilización casi masiva de las fuerzas. Sin embargo, como era lógico, se habían quedado unos cuantos protegiendo esa zona y estableciendo la labor estratégico desde el centro de radares. Allí se disponía de las infraestructuras necesarias como para mantener un analisis continuo de la situación de los edificios y los límites de la ciudad.

Al percatarse de la llegada de esta nave un grupo de tres soldados movilizó sus armamentos y comenzaron a disparar a la nave enemiga. Sin embargo, estre grupo se trataba de unos hombres preparados para las dificultades técnicas y no tanto para las combativas. Por lo que fueron en el transcurso de unos minutos, reducidos por estos mercenarios demasiado experimentados en estos combates.

[ Tercer Escuadrón Mercenario ]

Esta nave tardó mas en desplazarse hacia su destino por la dificultad de su objetivo. Su rumbo se dirigía hacia la casa central de la política de la ciudad, es decir, al Cabildo del Gobernador. Optaron por aterrizar a unas cuantas manzanas de distancia y crear a partir de ahí el ataque previsto. Los soldados mercenarios comenzaron a salir por la compuerta de carga de la nave, diferenciandose entre ellos algunas armas pesadas capaces de atravezar puertas o derrumbar fortificaciones militares. Se denotaba la preparación de estos individuos, pero ¿contarían con la presencia siempre imponente de los jedi?. Solo el tiempo lo diría.

Su avanzadilla de diez hombres comenzó a acortar camino por las cuatro manzanas que les separaban del Cabildo.

[ Centro de la Ciudad - Cabildo Nacional ]

El Teniente de la Seguridad Secreta Nacional proseguía su paso seguido de cerca por el Maestro Jedi. En cuestión de segundos habían atravesado el perimetro circundante al Cabildo e ingresaban en el recinto gubernamental por una puerta "selecta". El soldado posó su dedo en el control digital de la puerta y esta se abrió en unos segundos. - Bien, sigame -.

Al cabo de atravezar unas cuantas puertas en línea recta comenzó la habladuría. - Supongo que usted ya sabrá mejor que nosotros como esta la situación en nuestro planeta. Ya sabe, por eso que dicen de la Fuerza y todo el tema. La cuestión es que el Gobernador se encuentra a salvo, de momento, pero necesitamos movilizarnos si queremos salvar la circunstancia - El hombre parecía tener una tonalidad un poco distinta, como si hubiera pasado cierto tiempo fuera de la dialéctica propia de los de aquella nación, mas no aparentaba gran importancia al asunto.

Al cabo de unos segundos al atravezar una gran compuerta vigilada por dos guardias tan erguidos que parecía que se iban a desnucar, se encontraron con una gran sala compuesta por multitud de ordenadores y personajes dando vueltas por aqui y por allá. En la lejanía, justo unas escaleras por encima se encontraba el Gobernador discutiendo con un individuo que no le perdía la ventaja en años.

- Espero que este seguro de lo que hace General, exponer así a nuestros hombres no es algo que me agrade - Expresaba el Gobernador con la meditabunda capacidad que caracteriza a este tipo de hombres en este tipo de circunstancias. Era claro que la cosa pintaba para medidas arriesgadas.
- No se preocupe Gobernador, despues de todo, tenemos la Fuerza de nuestro lado - Respondía luego de unos segundos el General mientras observaba al Maestro Jedi acercarse a ellos.

- Maestro Mohamed, este es el General Bermhaimer. Ya conoce al Gobernador - Expuso el oficial que acompañaba al Jedi. Mas rápidamente Bermhaimer, hombre de pocos pelos y menos aún respetos por la espera, intervino en la cuestión.
- Prepárese, saldremos de inmediato. Selmer, pon al tanto al Maestro Jedi - Concluyó el General dirigiendose a su ayudante firmemente estructurado a su lado. Mas los pasos del máximo dirigente de las fuerzas militares del planeta se alejaban de la reunión, se le requería en otro lugar.

- Mohamed, me alegra verle de nuevo, espero que la situación no se agrave mas de lo que ya lo esta - Saludaba entre cordial y preocupadamente el Gobernador. Mantener la mente fría en esas circunstancias parecía ser una obra imposible...

[ Centro de la Ciudad - ¿Trampa? ]

La mujerzuela al recibir la respuesta del jedi se dispuso rápidamente a dirigirle hacia el lugar establecido. Según le comentaba en el camino, mientras se apresuraban en el deslizador motorizado, el lugar se encontraba a unas cuantas manzanas de allí. - No muy lejos...hay dios mio... - Exponía entre sollozos la dama en apuros.

El recorrido los llevó a una especie de edificio medio abandonado, aunque este no presentaba haber sido víctima de tal abandono por las baterías enemigas. Al parecer según la suciedad acumulada en las paredes y unos cristales ausentes en las ventanas daban a entender que aquello llevaba su tiempo en ese estado, mas la mujerzuela se apresuró en no dar tiempo a tal análisis para el Jedi. - Por aquí...sígame por favor. ¡Rápido! -

Los pasos de aquella dama se precipitaban atravesando pasillos oscuros y puertas que rechinaban tras su paso. Hacia rato que bajaban por unas escaleras cuando esta expuso. - Es aquí. ¡Si!, ¡los oigo! - Y corrió hasta una habitación en el subsuelo cuatro del edificio, dejando estrepitosamente atras al Jedi.

Este por supuesto le seguría, pues su código jedi así se lo reclamaba, mas se encontraría con una no muy esperada sorpresita. Justo al cruzar la puerta se hallaría con la fría sensación de verse rodeado por unos cinco hombres, armados hasta los dientes, y ni rastro de la mujercita. Mas un poco de análisis le daría a entender que uno de los que le apuntaban vestía las ropas de la citada fémina, cosa poco coherente.

-Será mejor que no intentes nada raro Jedi o te comes un disparo - Exponía el jefe de la banda justo en frente del padawan. La insignia de los mercenarios se tatuaba en su hombro descubierto, aquello no había sido casualidad. - ¡¿Donde está el otro, idiota?! -
- No le ha seguido, pero usted dijo que no insistieramos demasiado, sino sospecharían y... -
- Si, si...que eres un idiota inservible. En fin, ya nos ocuparemos del otro. Tu renacuajo, será mejor que valgas la pena... - Respondía primero al cambiante y luego al Jedi. Aquellas últimas palabras escondían mucho mas de lo que decían...

* Aclaración: La supuesta mujercita en apuros era una "cambiante", como el que aparece en el Episodio II. Cómo es obvio estos mercenarios ya se encontraban en tierra, lo que les dio tiempo a recibir las instrucciones debidas, no forman parte de los 3 escuadrones que desembarcaron. Estos duchos cazadores de pacotilla estan preparados con unos cascos neuronales que los protegen del "Truco Mental". Puedes luchar contra los 5, pero siempre hay alternativas a la lucha, talves te lleve a algo importante ^^.
Tigre, los militares estan preparando una maniobra de ataque para contrarrestar de una vez por todas las embestidas de los invasores. En el próximo post que yo escriba tendrás que tomar una decisión clave sobre tu función dentro de la batalla...no lo pongo ahora por si queres agregar algo a la converzación o hacer alguna pregunta a los allí presentes.

por **tigresj** Mar Oct 20, 2009 11:29 am

Mientras caminaban por el recinto, el agente de seguridad se dirigia a Mohamed. Sin embargo, Mohamed notaba una conmoción en la fuerza que le hacia pensar que algo raro estaba sucediendo y que ese seguridad, no era quien decia ser. Aún asi, su estrategia seria seguir el juego de estos, para asegurarse de conocer las verdaderas intenciones de este.

- Mohamed, me alegra verle de nuevo, espero que la situación no se agrave mas de lo que ya lo esta - Saludaba entre cordial y preocupadamente el Gobernador. El maestro por su parte respondia - Un placer, la seguridad del planeta esta en nuestras manos, no cesaremos en nuestro empeño por restablecer la paz en el mismo -, mientras por el contrario pensaba - Algo raro debe estar sucediendo, el gobernador no actua como de costumbre, y esta más calmado de lo que deberia, en fin, sigamos con el procedimiento, tarde o temprano, desenmascaremos la realidad -

Una vez fuera de las instalaciones, donde se hallaba el gobernador, Mohamed se dirigio al General, - Informeme hasta del más minimo detalle general, cualquier información puede ser relevante - decia Mohamed en tono serio y firme.

por **Mithrandir** Miér Oct 21, 2009 2:29 pm

Tras un largo recorrido en la motocicleta aerodeslizada, Mith y aquella mujer en apuros la dejaron atrás para continuar a pie el resto del camino. Cada vez se alejaba más del epicentro del ataque, y ello se hacía palpable en los edificios, los cuales parecían menos dañados conforme avanzaban. Mith se preguntaba que podría haber pasado tan lejos de aquello. Y así lo expresaba, intentando sonsacar alguna información a aquella mujer que, al parecer muy afectada y alterada, se limitaba a guiarlo entre sollozos.

El ruido de la desesperación y el polvo y humo debido a los ataques poco a poco se iba disipando, a la vez que Mith comenzaba a sentir algo extraño en la Fuerza. Aquella sensación podría deberse al malestar de Ceutárica en general, por lo que el poco experimentado padawan pareció obviarla y seguir adelante con su plan. Las enseñanzas de la Orden les guiaban hacia ese camino, le indicaban que debía ayudar a aquella mujer y aquello es lo que Mithrandir se disponía a hacer.

Penetraron en uno de los edificios, cruzando puertas, recorriendo pasillos y descendiendo por escaleras a toda velocidad. A Mith, algo agotado aun, le costaba seguir el paso a aquella mujer, la cual de repente se detuvo en seco, señalando y gritando a una puerta, inquiriendo que el peligro, o lo que fuera que aguardase al Jedi, se encontraba tras aquel umbral. La mujer corrió hacia esa habitación y se desvaneció en ella. Cuando Mith entró la oscuridad lo envolvió y no tardó en sentir la presencia de varias personas, no alcanzaba a discernir cuantas, que se encontraban rodeándole, cerrando el cerco poco a poco. Aquella sensación que notó en el fluir de la Fuerza tomó sentido entonces. Se trataba de una trampa, sin duda, pesquisa que se corroboró cuando el hombre al cargo de aquello tomó la palabra:

— Será mejor que no intentes nada raro Jedi o te comes un disparo. — amenazó aquel hombre desde la penumbra.

Mith se volvió hacia donde provenía la voz, lentamente, para no provocar ser disparado. Levantó las manos, mostrándose desarmado, pero mientras levantaba su mano derecha, con un gesto sutil, presionó el pequeño y silencioso botón de sus gafas, haciendo que los blancos cristales se graduaran poco a poco, perdiendo su aparente opacidad y quedando totalmente transparentes. Los arkanianos ojos quedaron en contacto directo con aquel ambiente más permisivo y el padawan comenzó paulativamente a discernir las formas que le rodeaban, hasta formar una imagen tan nítida como si se encontraran bajo el sol del amanecer. Giró levemente su cabeza a un lado y a otro, manteniendo sus manos a la vista, intentando analizar rápidamente aquella sala y a sus ocupantes.

— Nada raro. Entendido. — dijo Mith, volviendo a mirar al jefe de aquella banda, mostrándose cooperador.

Tras aquello, el jefe se mostró molesto porque su secuaz, una cambiaformas, seguro, no habría traído también al "otro", refiriéndose, según dedujo Mithrandir, al otro Jedi, Mohamed. - "Estaría bien que estuviese aquí." - pensaba Mith - "Ésto terminaría pronto. Son varios y armados, demasiado para mí solo." - concluyó el padawan. - "Esta vez tendré que ser más... diplomático." Aun con estos pensamientos, el padawan se mostró alerta y preparado por si tenía que echar mano de su sable rápidamente.

— Me temo que no les serviré de mucho. Soy un simple peón de la República. Creo que me confunden con otra persona. — respondió Mith, intentando confundir un poco a su interlocutor, aprovechando que en vestía sus ropajes arkanianos, tan dispares de los Jedis, y que su sable estaba oculto dentro de él. — No tengo nada que ver con los Jedis, sólo estoy en este sofocante planeta por razones diplomáticas. — concluyó el padawan, esperando que aquellos secuaces mordieran el anzuelo o si lo descubrían, al menos, conocería algo más de su organización y de la información de la que disponen, a parte de la inteligencia de aquel tipo. Pero Mith supo que con sutileza, quizá podía sacar algo más de aquella situación: — Pero, ¿qué queréis vosotros de este tosco planeta? Aquí no hay nada de valor... — concluyó Mith.

El padawan se mostraba tranquilo, aunque alerta. Mientras cooperaba no correría peligro, al menos eso pensaba. Se lamentaba una y otra vez por su inocencia al creer a aquella mujer sin más, pero intentaba apartar aquel sentimiento, ordenando su mente, concentrándose en la Fuerza, para que ésta le guiara hasta solventar aquella angosta situación.

OFF: No puedo leerles la mente, no tengo ese poder, tranquilo. Y... no puedo evitar poner esto... xDD

Spoiler:

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