An've Skada [Republica / Jedi]
Página 1 de 1.
An've Skada [Republica / Jedi]
Nombre: An’ve
Apellido: Skada
Especie: Humana
Edad: 15
Facción: La Republica
Profesión: Jedi
Rango: Iniciada (Youngling)
Descripción:
Físico: An’ve es una muchacha alta, teniendo en cuenta la altura media de su especie y género, mide un metro setenta y cuatro centímetros. Es de complexión delgada y ágil, algo débil comparada con muchos cuando se trata de la fuerza física. Su cuerpo ya ha pasado la pubertad y desarrollado las formas que la definen como mujer, con marcadas y estilizadas curvas. Aún así su rostro conserva la niñez en las facciones, con pómulos no muy pronunciados, boca pequeña que tiende a sonreír, las mejillas un tanto sonrojadas de manera natural. Cejas pobladas y oscuras enmarcan dos ojos inexpresivos, pero siempre cálidos, cuyos iris son de un profundo color azul. Estos hacen un conjunto estupendo con algunos mechones de su pelo que tienen la misma coloración, aunque de tinte más suave.
No hay ningún adorno sobre su piel, nívea y suave, ni tatuajes ni joyas. Suele tener muy poco gusto por la ostentación y pensar de la manera más práctica, por lo que casi siempre viste con ajustados monos elásticos que le permiten una libertad de movimiento casi total – En ocasiones ha llegado a sentirse desnuda y reírse de la idea, si ha pasado un tiempo utilizando otro tipo de ropas –.
Psicologica: A menudo ha descrito la empatía como el rasgo más notable de su personalidad. Tiene una facilidad innata para comprender a la gente, ponerse en su lugar y analizar desde su punto de vista sus propias acciones. No puede decidir si es una virtud o un defecto, pues es consciente de que al igual que puede ser beneficioso, existe también otro lado en la moneda. Aún así es una muchacha responsable con las enseñanzas de los maestros y el código Jedi, trata de controlar siempre sus emociones, debido a lo cual en ocasiones puede parecer que carezca de estas. No ríe nunca con los chistes y bromas, no manifiesta interés en relacionarse con sus compañeros más allá de lo necesario, y mantiene siempre la boca cerrada cuando puede. Sin olvidar que es casi una niña y comete errores, como casi todo el mundo.
Le gustan la meditación y la calma, momentos y sensaciones que la hacen sentir segura. Pero a la vez siente una extraña atracción por la belleza de los movimientos de combate. Le gusta observar los duelos y entrenamientos del resto, pero si se trata de ella, prefiere entrenarse en solitario.
Atributos:
Fuerza: 2
Destreza: 3
Sabiduría: 3
Inteligencia: 3
Carisma: 4
Habilidades: Persuadir
Dotes:
Competencia con sable de luz
Preparación física
Equipo:
- Vestimenta: Apretado mono de tela elástica de colores pálidos. No ofrece ningún tipo de protección pero permite una libertad de movimiento envidiable.
- Objeto Personal: No tiene ningún objeto al que pueda llamar personal, su concepto de las posesiones materiales es casi nulo.
- Cinturón Epra: Cinturón de trabajo adaptado por la compañía Epra en el que se encuentran una serie de pequeños compartimentos donde se pueden guardar todo tipo de cosas.
Historia:
El polvo que dejaba a su paso la devastación me impedía ver más allá de unos pocos metros. Aún me sentía aturdida, el pitido en mis oídos no cesaba desde la última explosión. De repente, lo vi claramente, aunque no con la vista. Eché hacia atrás el cuerpo, retorciendo mis caderas como una culebra, y un haz de luz ruja pasó a pocos centímetros de mi rostro. Caí al suelo y rodé con toda prisa. Lo tenía encima. Me estaba acosando, sus golpes buscaban mi muerte con fanática precisión. Solo la fuerza, o quizá la suerte, me mantenían con vida ¿Pero por cuanto tiempo?
Ese último estuvo muy cerca, tanto que siento mi cálida sangre manar de mi mejilla derecha. Un simple segundo y me habría decapitado.
De repente mis oídos se abrieron, y pude escuchar la algarabía de gritos, pánico y dolor, rabia y venganza. Nuestro querido hogar era ahora un campo de batalla. Empuñé mi sable justo a tiempo para detener un golpe brutal. Tal fue la potencia que perdí el equilibrio y caí, a su merced. El me observó, con infinito desprecio, y se rió de mi debilidad.
- Pobre Jedi, pobre. ¡La fuerza la ha abandonado! -
Su bota se estrelló contra mi rostro, con macabra fuerza. Sentí los labios como puro fuego, y la cabeza como un torbellino de sensaciones negativas, tirando de mí hacia todos lados a la vez. Fui consciente de otro golpe, y de que, con toda seguridad, ahora tenía una o dos costillas rotas. Estaba matándome, y lo estaba disfrutando.
Quise defenderme, intenté recuperar mi sable, pero su pie apretó mi mano estirada y el nauseabundo crujido que producían los huesos al romperse golpeó mis tímpanos, seguido de un grito en el cual reconocí mi propia voz.
- Pobre niña. –
Una mano me asió por la túnica y me levantó, acercando mi rostro al de un muchacho. Joven, posiblemente algo mayor que yo, pero no demasiado. Su rostro, que podría haberme parecido hermoso, era horrible, sus ojos transmitían un odio profundo, sus labios apretados en una sonrisa cruel, me inspiraban temor, y la certeza de que no había hecho más que empezar.
Su otra mano golpeó mi rostro, una, dos veces, antes de que me soltara, como un fardo.
- Patética. ¡Incapaz de oponer resistencia! -
Apoyó su bota en mi estómago, y volvió a mirarme como si observara algo repugnante e inferior.
- ¡Muere Jedi!
Una mano enguantada señaló mi cuello y se torció como un garfio. Se cerró en torno al aire pero la presión estaba en mi garganta, impidiéndome respirar, quitándome poco a poco las fuerzas que me quedaban.
- Que la fuerza te acompañe. -
Desperté sobresaltada y dejé escapar un grito que despertó a unos cuantos niños. Sentí mis ojos llenos de lágrimas, mis manos buscaron mi cuello en pos de signos que demostraran si aquello era real o no. No dolía, solo había sido un sueño, una pesadilla…
Una mano me asió el hombro, con tacto conciliador.
- ¿Estás bien, An’ve? – En su voz somnolienta podía adivinar que acababa de despertarlo con mi grito.
- Si… solo… he tenido una pesadilla. – Le contesté a la vez que limpiaba las lágrimas que había derramado con el dorso de las manos. Él bostezó y me dio un par de palmadas en el hombro antes de volver a su litera.
Me tumbé boca arriba, con la cabeza hundida en la almohada sin mirar nada en concreto, pero con los ojos abiertos. Había sido tan real… No era más que un sueño, me dije una y otra vez hasta que logré convencerme, pero se me hacía imposible volver a dormirme. Por más que fuera un sueño no dejaba de pensar en él. Estaba segura de que esa chica era yo, pero en la pesadilla parecía algo más mayor.
Necesitaba dejar de darle vueltas al asunto, así que me centré en algunos recuerdos de mi vida con la esperanza de que borraran la pesadilla de mi mente.
Nací en Alderaan, un lugar hermoso y pacífico, donde viví cinco años de lo más normales. Me costaba recordar gran cosa de esa época, algunas imágenes sueltas con los rostros de mis padres. Él era político y ella se dedicaba a la música, por lo que se. Pero mi vida no empezó del todo hasta que un caballero Jedi se fijó en mí. ¿Por qué? Yo no debía ser más que otra niña cualquiera… Ahora se que hay gente que nace con una cierta capacidad para sentir la fuerza, algo que los Jedi pueden captar. No fue hasta unos meses más tarde que ese hombre volvió, a visitarme, y cuando marchó de mi casa yo fui con él.
Otra de esas cosas que no entendería hasta pasados unos años. Mis padres se sintieron muy orgullosos y accedieron sin problemas a dejarme ir. Supongo que podría guardarles rencor, pero no me está permitido sentir ese tipo de cosas. Por otra parte, el hecho de que se deshicieran de mi no significa que no esté mejor donde estoy.
He vivido y crecido en el templo Jedi desde entonces, aprendiendo tantas cosas que nunca habría imaginado en otra vida… Es un lugar de culto, para el cuerpo y la mente, y lleno de paz. Pronto, no se cuando, pero espero que pronto, estaré capacitada para hacer las pruebas y convertirme en Padawan… Se que esto no ha hecho más que comenzar.
La muchacha se dio la vuelta y cerró los ojos, finalmente había conseguido conciliar el sueño. Sin darse cuenta de que su piel, bajo el pijama en el cuello, estaba ligeramente amoratada.
Apellido: Skada
Especie: Humana
Edad: 15
Facción: La Republica
Profesión: Jedi
Rango: Iniciada (Youngling)
Descripción:
Físico: An’ve es una muchacha alta, teniendo en cuenta la altura media de su especie y género, mide un metro setenta y cuatro centímetros. Es de complexión delgada y ágil, algo débil comparada con muchos cuando se trata de la fuerza física. Su cuerpo ya ha pasado la pubertad y desarrollado las formas que la definen como mujer, con marcadas y estilizadas curvas. Aún así su rostro conserva la niñez en las facciones, con pómulos no muy pronunciados, boca pequeña que tiende a sonreír, las mejillas un tanto sonrojadas de manera natural. Cejas pobladas y oscuras enmarcan dos ojos inexpresivos, pero siempre cálidos, cuyos iris son de un profundo color azul. Estos hacen un conjunto estupendo con algunos mechones de su pelo que tienen la misma coloración, aunque de tinte más suave.
No hay ningún adorno sobre su piel, nívea y suave, ni tatuajes ni joyas. Suele tener muy poco gusto por la ostentación y pensar de la manera más práctica, por lo que casi siempre viste con ajustados monos elásticos que le permiten una libertad de movimiento casi total – En ocasiones ha llegado a sentirse desnuda y reírse de la idea, si ha pasado un tiempo utilizando otro tipo de ropas –.
- Spoiler:
- [Solamente los administradores pueden ver esta imagen]
Psicologica: A menudo ha descrito la empatía como el rasgo más notable de su personalidad. Tiene una facilidad innata para comprender a la gente, ponerse en su lugar y analizar desde su punto de vista sus propias acciones. No puede decidir si es una virtud o un defecto, pues es consciente de que al igual que puede ser beneficioso, existe también otro lado en la moneda. Aún así es una muchacha responsable con las enseñanzas de los maestros y el código Jedi, trata de controlar siempre sus emociones, debido a lo cual en ocasiones puede parecer que carezca de estas. No ríe nunca con los chistes y bromas, no manifiesta interés en relacionarse con sus compañeros más allá de lo necesario, y mantiene siempre la boca cerrada cuando puede. Sin olvidar que es casi una niña y comete errores, como casi todo el mundo.
Le gustan la meditación y la calma, momentos y sensaciones que la hacen sentir segura. Pero a la vez siente una extraña atracción por la belleza de los movimientos de combate. Le gusta observar los duelos y entrenamientos del resto, pero si se trata de ella, prefiere entrenarse en solitario.
Atributos:
Fuerza: 2
Destreza: 3
Sabiduría: 3
Inteligencia: 3
Carisma: 4
Habilidades: Persuadir
Dotes:
Competencia con sable de luz
Preparación física
Equipo:
- Vestimenta: Apretado mono de tela elástica de colores pálidos. No ofrece ningún tipo de protección pero permite una libertad de movimiento envidiable.
- Objeto Personal: No tiene ningún objeto al que pueda llamar personal, su concepto de las posesiones materiales es casi nulo.
- Cinturón Epra: Cinturón de trabajo adaptado por la compañía Epra en el que se encuentran una serie de pequeños compartimentos donde se pueden guardar todo tipo de cosas.
Historia:
El polvo que dejaba a su paso la devastación me impedía ver más allá de unos pocos metros. Aún me sentía aturdida, el pitido en mis oídos no cesaba desde la última explosión. De repente, lo vi claramente, aunque no con la vista. Eché hacia atrás el cuerpo, retorciendo mis caderas como una culebra, y un haz de luz ruja pasó a pocos centímetros de mi rostro. Caí al suelo y rodé con toda prisa. Lo tenía encima. Me estaba acosando, sus golpes buscaban mi muerte con fanática precisión. Solo la fuerza, o quizá la suerte, me mantenían con vida ¿Pero por cuanto tiempo?
Ese último estuvo muy cerca, tanto que siento mi cálida sangre manar de mi mejilla derecha. Un simple segundo y me habría decapitado.
De repente mis oídos se abrieron, y pude escuchar la algarabía de gritos, pánico y dolor, rabia y venganza. Nuestro querido hogar era ahora un campo de batalla. Empuñé mi sable justo a tiempo para detener un golpe brutal. Tal fue la potencia que perdí el equilibrio y caí, a su merced. El me observó, con infinito desprecio, y se rió de mi debilidad.
- Pobre Jedi, pobre. ¡La fuerza la ha abandonado! -
Su bota se estrelló contra mi rostro, con macabra fuerza. Sentí los labios como puro fuego, y la cabeza como un torbellino de sensaciones negativas, tirando de mí hacia todos lados a la vez. Fui consciente de otro golpe, y de que, con toda seguridad, ahora tenía una o dos costillas rotas. Estaba matándome, y lo estaba disfrutando.
Quise defenderme, intenté recuperar mi sable, pero su pie apretó mi mano estirada y el nauseabundo crujido que producían los huesos al romperse golpeó mis tímpanos, seguido de un grito en el cual reconocí mi propia voz.
- Pobre niña. –
Una mano me asió por la túnica y me levantó, acercando mi rostro al de un muchacho. Joven, posiblemente algo mayor que yo, pero no demasiado. Su rostro, que podría haberme parecido hermoso, era horrible, sus ojos transmitían un odio profundo, sus labios apretados en una sonrisa cruel, me inspiraban temor, y la certeza de que no había hecho más que empezar.
Su otra mano golpeó mi rostro, una, dos veces, antes de que me soltara, como un fardo.
- Patética. ¡Incapaz de oponer resistencia! -
Apoyó su bota en mi estómago, y volvió a mirarme como si observara algo repugnante e inferior.
- ¡Muere Jedi!
Una mano enguantada señaló mi cuello y se torció como un garfio. Se cerró en torno al aire pero la presión estaba en mi garganta, impidiéndome respirar, quitándome poco a poco las fuerzas que me quedaban.
- Que la fuerza te acompañe. -
Desperté sobresaltada y dejé escapar un grito que despertó a unos cuantos niños. Sentí mis ojos llenos de lágrimas, mis manos buscaron mi cuello en pos de signos que demostraran si aquello era real o no. No dolía, solo había sido un sueño, una pesadilla…
Una mano me asió el hombro, con tacto conciliador.
- ¿Estás bien, An’ve? – En su voz somnolienta podía adivinar que acababa de despertarlo con mi grito.
- Si… solo… he tenido una pesadilla. – Le contesté a la vez que limpiaba las lágrimas que había derramado con el dorso de las manos. Él bostezó y me dio un par de palmadas en el hombro antes de volver a su litera.
Me tumbé boca arriba, con la cabeza hundida en la almohada sin mirar nada en concreto, pero con los ojos abiertos. Había sido tan real… No era más que un sueño, me dije una y otra vez hasta que logré convencerme, pero se me hacía imposible volver a dormirme. Por más que fuera un sueño no dejaba de pensar en él. Estaba segura de que esa chica era yo, pero en la pesadilla parecía algo más mayor.
Necesitaba dejar de darle vueltas al asunto, así que me centré en algunos recuerdos de mi vida con la esperanza de que borraran la pesadilla de mi mente.
Nací en Alderaan, un lugar hermoso y pacífico, donde viví cinco años de lo más normales. Me costaba recordar gran cosa de esa época, algunas imágenes sueltas con los rostros de mis padres. Él era político y ella se dedicaba a la música, por lo que se. Pero mi vida no empezó del todo hasta que un caballero Jedi se fijó en mí. ¿Por qué? Yo no debía ser más que otra niña cualquiera… Ahora se que hay gente que nace con una cierta capacidad para sentir la fuerza, algo que los Jedi pueden captar. No fue hasta unos meses más tarde que ese hombre volvió, a visitarme, y cuando marchó de mi casa yo fui con él.
Otra de esas cosas que no entendería hasta pasados unos años. Mis padres se sintieron muy orgullosos y accedieron sin problemas a dejarme ir. Supongo que podría guardarles rencor, pero no me está permitido sentir ese tipo de cosas. Por otra parte, el hecho de que se deshicieran de mi no significa que no esté mejor donde estoy.
He vivido y crecido en el templo Jedi desde entonces, aprendiendo tantas cosas que nunca habría imaginado en otra vida… Es un lugar de culto, para el cuerpo y la mente, y lleno de paz. Pronto, no se cuando, pero espero que pronto, estaré capacitada para hacer las pruebas y convertirme en Padawan… Se que esto no ha hecho más que comenzar.
. . .
La muchacha se dio la vuelta y cerró los ojos, finalmente había conseguido conciliar el sueño. Sin darse cuenta de que su piel, bajo el pijama en el cuello, estaba ligeramente amoratada.
An've- Younling
- Cantidad de envíos : 4
Fecha de inscripción : 23/11/2009
Hoja de Personaje
Habilidades/Dotes/Poderes:
Re: An've Skada [Republica / Jedi]
Simplemente genial, no podría catalogarlo de otra manera.
Tu ficha está APROBADA, así que puedes iniciar cuando gustes, bienvenida.
Saludos.
Tu ficha está APROBADA, así que puedes iniciar cuando gustes, bienvenida.
Saludos.
Invitado- Invitado
Temas similares
» Rosk Taa´kal `[Republica/Jedi]
» Max Hocelot [republica/jedi]
» Will Bringlight [Republica/Jedi]
» Jack Darkligth [República/Jedi]
» Leira Light [República/Jedi]
» Max Hocelot [republica/jedi]
» Will Bringlight [Republica/Jedi]
» Jack Darkligth [República/Jedi]
» Leira Light [República/Jedi]
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.