El comienzo. [Lianna]

El joven Ysanna, permanecía dormido en una de las habitaciones de la nave. Un carguero Coreliano, repleto de contrabandistas, quienes lo dejaron en Lianna, por una buena suma.

El joven se despertó, tras unas palmadas en la cara por parte del contrabandista.

Era realmente impresionante para el, observar el espacio, las estrellas, el cosmos, para una mente tan pura, era imposible descubrir lo que se avecinaba.

La nave descendío, entrando en la atmosfera, adentrandose en un extenso bosque, uno de los pocos del planeta. El lugar, en donde Wook tendría su entrenamiento.


El joven se despidió de aquellas personas que había conocido, quienes le habían caido bien, al igual que el chico a ellos. Luego, se aventuro en el bosque, sin saber a donde ir, y que hacer, solo esperando, a que La Fuerza responda a su llamado de entrenamiento.

El sol iluminaba desde la copa de los arboles, y la tunica blanca, recientemente bordada, de Wook, no pasabá desapercibida, por lo que muchos animales, habían notado su presencia.

Pero esto no inquietaba al Joven, ya que el se rodio de animales mucho más mortiferos durante toda su vida, así, que estaba seguro, de que podría manejar cualquier situacion.

Un individuo no pudo ocultar su presencia entre las ramas de los arbustos, y Wook, gracias a sus instintos, logró divisarlo.

Una larga carrera se efectuo, ya que aquel diminuto alienigena, era demásiado rápido, y para cuando se había dado cuenta, Wook había perdido su rastro. Pero no todo estaba perdido, ya que aquella criatura, parecía querer que le siguieran, y quebró un par de ramas, antes de adentrarse en un claro del bosque, un lugar, donde el río se unía con la vegetacíon, formando un hermoso paisaje. Allí, Wook y el alienigena tuvieron su primer encuentro.

Normalmente, cualquier hombre de familia, se sorprenderia a ver una criatura de aquella especie, pero este, no era el caso del joven usuario de la Fuerza. El tenía sus miedos, pero una criatura como esa, a la que el, llamaría indefensa sin dudarlo, no era un motivo de miedo para el. Ya qué la ignorancia, lleva a la derrota en todos los casos.

-¿Hablas basico?- Preguntó sin llevar alguna expresion en su rostro, nuestro joven amigo. -Hablar lo hacemos todos, comprender es lo que no practicamos- Resonó en la mente del joven. Obviamente, aquella criatura, estaba hablando telepaticamente con Wook, pero el, no comprendía lo que pasaba.

-¿Eres tu el que habla?- Dijo Wook

-Verdades tus palabras ser, joven humano.

Wook no comprendía las palabras del ermitaño, y este, sin hablar más, hizo un ademán con su mano, indicando que le siguiera, a lo que Wook, hizo caso.

Verde era el bosque, tan verde, que se podría decir que Wook parecía un payaso con su tunica Blanca, pero no era tiempo para pensar en ello. Ya qué, Wook estaba demásiado intrigado con aquella persona, quien, el había jusgado como una simple criatura del bosque, parecía tener una conexion con la Fuerza, una gran conexion.

Aquella mañana se pasó rápido, y el joven Wook, recorrío el bosque, siguiendo a su nuevo conocido, quien parecía, querer llevarlo a algun lugar, un lugar que parecía muy lejano.

Cuando el mediodía había finalizado, ambos personajes, llegaron a una cueva, rodeada de arboles, bien oculta, y no muy alta, ya que parecía ser la vivienda del ermitaño.

La pequeña criatura entró en aquel lugar, y sin decir una palabra, buscó un par de frutos, y se los ofrecío a Wook, quien, en otras circunstancias, no había confiado en comerlos, pero estaba hambriento, y necesitaba sobrevivir.

El almuerzo duró poco, y para cuando Wook había terminado, la criatura se había marchado, Wook la había visto por ultima vez, cruzando unos arboles, tras una colina.

Wook se díriguió allí, y encontró, a su amigo, levantando unas rocas, apilandolas, una junto a otra, dentro del río, todo esto, con la ayuda de la fuerza.

El joven usuario, se encontró asombrado, solo había visto a Eitan hacer tal cosa, y no muchas veces. Al terminar de formar un puente, la criatura, con un par de pasos, desparecío en medio de aquel monte, ocultandose, entre los arbustos. Y Wook, se limito a cruzar el río, y a camiar un par de metros. Fué entonces, cuando llegó a un hermoso claro, y bajo la Luz del Sol de la tarde, se duermió junto a un árbol.

No sería facíl para nadie vivir allì, el bosque era demasiado peligroso, ya que habitaban tanto criaturas ferocez, como diminutas.

-Haber si te despiertas- Resonó en el oido de Wook, quien yacía aún inmovil.

-¿Eh? ¿Que esta....- El chico no terninó la frase, ya que encontró por delante, al hermitaño, sonriente como si todo alrededor fuera tranquilo.

-Vamos, ya era hora de que comenzaramos-

-¿De que te refietes? ¡¿Quien eres?!- interrogó el muchacho a el ermitaño

-¿Qué quien soy? Yo, amigo mío, soy quien te enseñara, los caminos de la Fuerza, si es que el alumno, se dispone a aprender-

Wook se sorprendío, había visto al ermitaño utilizando la Fuerza, pero el no la comprendia.

-Sí, te ví levantando rocas, enseñame eso- Dijo impaciente el joven Wook

-Ya habrá tiempo, no has de apresurarte joven aprendiz, primero, deberas decirme qué es la Fuerza-

Wook pensó, conocia una definición de memoria -La fuerza es todo lo que nos rodea, lo que nos dá vida- Explicó.

-Un vago concepto pareses tener, pero ya aprendeás lo que es la Fuerza, y no solo eso, la sentiras, la manipularas; en un aliado de la Fuerza te convertiras-


El Sol comenzabá a ocultarse, el entrenamiento del joven, seguramente duraría hasta el anochecer.

La noche aún no caía, y el anciano, junto al joven Ysanna, caminaban por el bosque, a un costado del río, hasta, que ambos divisaron, las cataratas.

Wook comenzó a pensar, en el planeta, era realmente mucho más variado de lo que pensaba.

El anciano reposó en una roca, mientras que, su nuevo aprendiz, descansaba sus piernas, tanta caminata le había producido un leve cansancio.

El anciano indicó a Wook que se siente, y comenzó con su charla.

-Has de saber, que nuestro encuentro no ah sido coincidencia, ya que tu presencia en la Fuerza sentí, y por eso te estaba esperando- El anciano cerro los ojos, inaló aire, y luego lo soltó -Mi nombre es Ded, y seré tu maestro, al igual que hace mucho,el maestro de Eitan-


Todo comenzabá a encajar, ahora Wook comprendía, este anciano, había sido, el encargado del entrenamiento de quien, lo encamino en este viaje.

Preparate, pues es hora de entrenar- Dijo el maestro. El aprendiz asintió con la cabeza, y siguío a su maestro, por un camino, el cual, llevaba montaña abajo, hacía el final de la catarata.

-Parate en aquella roca- Ordenó el anciano, mientras señalaba un punto, por debajo de la catarata.

Wook miró, e hizo un gesto, recalcando lo imposible que era llegar, a lo que su maestro respondío, señalando el lugar otra vez.

Evidentemente, no había salida, y Wook nadó hacía la roca.

Wook no logra llegar al lugar, por lo que, se sienta abatido, mojado, y comienza a mirar hacia todos lados.

El maestro llega, y le demuestra, como llegar.

Ded se arrodilla, y cierra sus ojos, agudizando sus sentidos un par de segundos, se dío cuenta cuando el agua comenzaba a correr de forma más tranquila, y logró, cruzar el río, haciendo un pequeño esfuerzo.

Wook hizo lo mismo, simplemente, tomó una postura de meditacíon, y comenzó a escuchar-

Sueños incoherentes y extraños se presentaron esa noche, más caso Wook no les hizo, pues parecían ser absurdos. Cosas como árboles gigantes e interminables, criaturas extrañas, idiomas desconocidos. De poco interés para el joven.

La mañana llegó con los rayos del sol, los cuales, acompañaban con el bello cantar de las criaturas silvestres, un hermoso día para recorrer el bosque.

- Apresurarte debes, sí quieres a Ded seguir - El maestro seguía con sus enigmas, sus frases no lograban ser interpretadas a la perfección por su alumno. - Mhhmm - Murmuró algo dormido el joven - ¿Qué está pasando? - Interrogó mientras abría los ojos, para encontrarse con la pequeña y verdosa criatura por delante. - ¡Aaahhh! - Un gran susto se llevó en ese despertar.

- Vamos - Dijo el maestro mientras corría hacia afuera de la cueva, se le notaba algo hiperactivo y alegre, a diferencia del día anterior.

El Ysanna se levantó, y tras acomodar su vestimenta, abandonó la cueva donde se hospedaba, para seguir a su pequeño amiguito, hasta el estrecho río. Una vez allí, imitó a su maestro, quién se encontraba en el acto de lavar su rostro.

- Refrescante esta agua es... ¿No te parece? - Dijo con la voz de un inocente niño - Sí, es refrescante - Afirmó el joven. Pasaron unos cuantos minutos, y ambos individuos permanecieron allí callados, sin cruzar sus miradas en ningún momento. - Vamos, hablar debemos joven - El sabio seguía enseñando su sonrisa.

Los dos escalaron la lomada, de regreso a la cueva, donde, el maestro, se sentó en la posición de "flor del loto" unos metros delante de la pequeña entrada al pedrusco -Siéntate- Dijo el maestro -Saber debes, que lo que nos ah reunido es aquello que conociste ayer, la Fuerza- Wook aún no se había preguntado porqué el maestro se dirigía a él, o que fue lo que había experimentado. - Supongo que no has escuchado mucho sobre la Fuerza antes ¿Me equivoco? - Wook negó con un movimiento de cráneo, su conocimiento era únicamente un par de charlas con Eitan, el caballero autoexiliado - Entiendo; mi discípulo era prometedor, sólo por eso te entrenaré - Wook no entendía a que se refería Ded, ignoraba que él había sido el Maestro de Eitan. - Dejemos esto para otro día, volver a lo importante esencial es - Aclaró, para luego cerrar los ojos durante pequeños segundos, mientras emitía un ruido con su garganta - Estábamos hablando de la Fuerza, la materia que está en todo, así mismo, que une todo- Wook intentaba asimilar esto, le interesaba, pues el quería llevar la vida del Jedi. Una tarea complicada.