Llegó el día [Azula, Aoi]

Por fin había amanecido. El maestro Jedi sintió como los primeros rayos de sol calentaban su cuerpo, abrió los ojos y respiró profundamente. Los olores matutino de las praderas de Dantooine le deleitaban una mañana mas. (Se acabó la meditación... es hora de moverse)

Saltó al suelo desde la roca en la que se encontraba. No había nada como la tranquilidad de las últimas horas de la noche para una relajada meditación, sentirse en armonía con la Fuerza se hacía aun mas fácil para el veterano Jedi, sin duda este lugar tenía algo especial.

Recorrió a paso lento el trecho que lo distanciaba del Enclave. Suponía que los alumnos estarían desayunando... no tardarían en ser avisados; siempre y cuando el despistado de Karsian recordase avisarlos de ir a la sala de entrenamiento del sótano.

Apenas media hora después ya se encontraba en el interior del aula práctica. Se acercó a uno de los estantes y recogió tres sables láser de entrenamiento, no era cuestión de lastimarse en el primer día de entrenamiento. Ahora ya solo faltaba esperar.