Dubh Linn Daulatii

Nombre: Dubh Linn (Aunque prefiere que la llamen por su segundo nombre)

Apellido: Daulatii

Especie: Umbarana

Edad: 15 años

Facción: La Republica.

Profesión: Jedi.

Rango: Youling


Descripción:

Físico:

Es una mujer alta de cuerpo curtido y fibroso. Sus músculos, no demasiado desarrollados, están bien marcados debido a un entrenamiento exhaustivo por parte de su padre desde que pudo andar. Al moverse se denota su fuerza pero no se mueve como un soldado. Tiene elegancia y saber estar en cada uno de sus movimientos gráciles pero poderosos en sus extremidades, fruto del entrenamiento de su padre y las directrices de su madre.

Tez pálida y ojos oscuros con ojeras a su alrededor como cualquier otro miembro de su raza. Tiene una mirada penetrante y suele mirar fijamente a una persona cuando le ha llamado la atención. Sus rasgos están bien definidos y aunque no suele sonreir se aprecian formas femeninas bajo sus ropas ajustadas y holgadas donde sea necesario.

Spoiler:

Psicológica:

Se trata de una mujer bastante seca. Entrenada como un soldado es respetuosa con sus superiores y bastante pragmática. Confía en sus habilidades y es directa con sus respuestas contestando cualquiera sea la pregunta sin encontrarle doble sentido a las cosas. Tiene un sentido de la lealtad típico entre soldados aunque es complicado ganarse su confianza al principio, quien lo haga tendrá a alguien con quien contar para el resto de su vida. No es muy habladora y tampoco expresa mucho con su rostro. La forma en que ha sido criada la ha convertido en una persona que ataca primero y pregunta después. No tolerará una falta de respeto a un superior llegando hasta parecer agresiva. Acata las órdenes y las normas como lo haría un soldado.

Es testaruda como ella sola y no le gusta que le lleven la contraria a la ligera aunque no tiene ningún problema en admitir que se ha equivocado. Se toma muy a pecho las derrotas y siempre intenta mejorar todo lo q puede sin deprimirse aunque le afecte. Directa y siempre dice lo que piensa aunque pocas veces se lo calle por respeto a otros.


Atributos:

Fuerza: 5

Destreza: 4

Sabiduría: 2

Inteligencia: 3

Carisma: 1


Habilidades:

-Sigilo.


Dotes:

-Competencia con Sable Láser.
-Combate con dos armas.

Equipo: Por defecto:

- Vestimenta: Como se muestra en la imagen de arriba. Normalmente lo acompaña con abrigo típico jedi de color oscuro con capucha que lleva sobre su cabeza a no ser que esté sumida en una conversación, por respeto.

- Objeto Personal: Se tratan de una especie de lentillas q lleva para evitar quedarse cegada por la excesiva iluminación q tiene cualquier planeta q no esté en penumbra como lo está Umbaran. Estas lentes se oscurecen gradualmente dependiendo de la luz que haya en el lugar donde se encuentra aunque esto no le impide quedarse ciega por un fogonazo o cualquier tipo de iluminación repentina como cualquier otra persona.

- Cinturón Epra: Cinturón de trabajo adaptado por la compañía Epra en el que se encuentran una serie de pequeños compartimentos donde se pueden guardar todo tipo de cosas.


Nave:

Ninguna

Historia:

El planeta Umbaran. Un lugar frío. Siempre en penumbra, casi a oscuras. Ese es mi hogar.

Sus habitantes no gozan de buena fama, ni nunca lo hicieron. Asesinos, chantajistas, espías, traidores... Esos son los legados que se dejan padres a hijos. En mi planeta la jerarquía entre los distintos rangos está muy marcado y diferenciado. La manera de ascender? Traiciona a los que piensen que eres su amigo, asesínalos si se te presenta la oportunidad, pero no falles. Porque si lo haces, el que morirás serás tú.

Mi padre es un hombre respetable. Y eso es mucho decir cuando vives en este lugar. Recto, responsable, un hombre de honor. Pertenecemos al quinto rango de la sociedad Umbarana y mantenemos nuestro estatus con cierta facilidad. Los Rootai confían ciegamente en mi padre, pues ha demostrado en muchísimas ocasiones saber donde está su lugar, y su cometido está mucho más allá de la ambición nefasta que carcome a todos en este sitio. Puede que incluso hayas oído su nombre, Egor Daulatii, como el único Umbarano digno de confianza. Cuando era joven viajó por toda la Galaxia como uno de los jóvenes escoltas de los miembros del consejo. Solo los miembros de los más altos rangos tienen permiso para abandonar el planeta.

Mi madre, Nayma, es una de las mejor reconocidas sastres por su habilidad para confeccionar las capas Sombrías. Un atuendo tradicional de nuestra gente.

Desde que tengo memoria mi padre se ha esforzado por hacerme quien soy ahora. Apenas aprendí a andar me comenzó a entrenar haciendo que mis músculos y mi cuerpo se adaptara a con facilidad a situaciones extremas. Forzaba los límites que mostraba y mi premio era una media sonrisa de orgullo en sus labios. Idolatraba a mi padre y aún lo hago. Todos mis movimientos, mis palabras, mis acciones tienen que ver. Es su reputación y la de mi madre la que está en juego. No puedo ni pienso defraudarles.

Siempre supe que mi padre deseaba tener un varón. Un hombre que fuera su sucesor y el orgullo de su familia. Sin embargo fui yo quien vino al mundo. Mi madre tuvo complicaciones en el parto y tuvieron que extraerle el útero por lo que no podía tener más hijos. Sin embargo, mi padre la amaba demasiado como para intentar tener otro vástago con otra mujer, por lo que decidió que me convertiría en alguien digno. Me dió un nombre masculino aunque cedió ante la petición de mi madre de añadir un nombre más suave. Uno me enseñó a ser un soldado, a ser recta, decidida, inflexible. Mi madre me dejaba relajarme, me enseñaba los placeres simples de caminar más relajada y moverme con fluidez. Mi cuerpo agradecía el cambio.

Los años pasaron y fui creciendo bajo la estrecha supervisión de mis padres. Cumplía sus designios a rajatabla e incluso ayudé a mi padre en dos ocasiones cuando frustramos un intento de asesinato a uno de los altos cargos de la sociedad Umbarana. Todos decían que mi padre debía estar orgulloso de mí y yo estaba pletórica de que lo estuviera.

Cuando cumplí los 15 años, ya había cumplido con el entrenamiento de los soldados de mi planeta, la más joven de mi promoción, fruto del esfuerzo y la constante exigencia de mi padre. Pero él me tenía preparada una sorpresa. Me hizo llamar a su despacho y me recibió con una mirada sombría, con las manos cruzadas delante de su rostro cubríendose la mitad inferior, clavando sus ojos en los míos. Caminé hasta llegar al centro de la sala y me puse firme de una manera que envidiaría cualquier otro soldado. Me mantuve impasible esperando que su padre hablase.

-Dubh, sabes porqué te he hecho venir? -preguntó con voz seria y grave. Ese sonido hizo que sintiera como si una descarga eléctrica atravesara por completo mi espina dorsal.

-No, padre -respondí con la mirada fija en los ojos de mi padre, mi expresión serena aunque por dentro temblase mientras intentaba recordar que era exactamente lo q había podido hacer mal.

-Puedes descansar, hija -ordenó mi padre haciendo que me acomodara separando levemente las piernas con sus brazos a su espalda aún con expresión serena. Tras unos segundos que me parecieron eternos Egor Daulatii volvió a levantar la mirada hacia los míos. Se me hizo raro que me llamara hija. Normalmente se dirigía a mi por mi primer nombre pero aparté de mi mente esos pensamientos para centrarme en sus palabras. Tenía q ser algo importante. -Tengo un trabajo para ti. Dentro de 5 horas te marcharás al planeta Datooine. Allí se encuentra la academia Jedi donde entregarás esta carta al hombre que te reciba -dijo con voz serena mientras con una mano empujaba un sobre blanco encima de la mesa hacia mí. Sabía que era una orden pero no podía dejar de notar un toque de angustia en sus palabras. Supongo que serían imaginaciones mías. -Se q puede parecerte precipitado, pero he decidido enviarte allí para q recibas instrucción allí, con los cuerpos de servicio. Permanecerás allí hasta estar preparada para tomar mi puesto. En este planeta no queda nada q pueda enseñarte, hija mía. Haz que me sienta orgulloso.

Otra vez ese leve timbre de angustia. Ahora no podía habérmelo imaginado, pero conseguí mantener el semblante serio aunque sabía que mis ojos me delatarían. Di dos pasos hacia el frente para acercarme a la mesa y tomar el sobre con la mano izquierda mientras que volvía a cuadrarme para despedirme con una inclinación de cabeza hacia mi mentor, mi maestro, mi padre.

Mi madre me esperaba en nuestra casa con mi maleta preparada y una expresión de ansiedad y tristeza en su rostro. Me acerqué a abrazarla mientras que susurraba palabras de tranquilidad para que se relajase un poco. Nunca la había visto de esa manera pero suponía que podía ser por algo que yo desconociera. Si no me habían informado no era necesario que lo supiera. Tras varios minutos envuelta entre sus brazos lentamente me separé para estudiar mi equipaje con detenimiento. No sabía demasiado de Datooine ni de la academia Jedi hacia donde supuestamente me dirijía pero cumpliría las espectativas de mi padre sin dudarlo ni un solo momento.

-Linn, tengo algo para ti. Siéntate a mi lado -dijo mi madre mientras me observaba sentada sobre la cama con una pequeña caja de plástico sobre su regazo. Otro regalo, esto me estaba poniendo nerviosa. Me senté obedientemente con las manos sobre mis rodillas mirando a los ojos a la mujer que me dió la vida mientras me miraba con ojos llorosos. -Esto es para q puedas protegerte los ojos de la luz excesiva del resto de la Galaxia. Me ha costado encontrarlo pero creo q servirán en tu viaje.

Colocó el recipiente sobre mi regazo y lo abrió para q pudiera ver lo q me parecieron unas lintillas trasnaprentes flotando en agua. Cerré la tapa y la miré esbozando lo que para mi era una sonrisa y la permití rodearme con sus brazos de nuevo, apoyando la cabeza sobre su pecho mientras me apretujaba con sus delicados miembros.

-Cuídate, me lo prometes? -respondí asintiendo. Qué otra cosa podía hacer cuando mi madre me pedía algo con esa voz y esa expresión?

Esa misma tarde partía hacia mi destino acompañada de dos de los hombres de confianza de mi padre. Me despedí de ellos de manera escueta recibiendo por primera vez en años un abrazo por parte de ambos y subí sin mirar atrás dispuesta a cumplir con mi cometido. Por dentro sabía que los echaría de menos, que me dolería dejar mi hogar pero era mi deber y debía estar preparada para ello.

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-Crees q estará bien? -preguntó la mujer apoyando la cabeza en el hombro de su marido mientras observaba la nave decreciendo en el cielo hasta que ya no pudo distinguirse.

-No te preocupes, es fuerte y allí estará mejor protegida que en cualquier otro lado. Solo sacándola de Umbaran disminuyen las posibilidades de que algo pueda ocurrir -respondió Egor rodeando los hombros de su esposa con el brazo.

La pareja se encaminó hacia sus aposentos para mantener una conversación más tranquila. Nayma conocía los planes de su marido pero no por ello estaba al 100% de acuerdo con él. Mandar a su hija sola a un planeta que no conoce le parecía una locura, al menos haberla acompañado hasta haber llegado a Datooine la habría tranquilizado de manera notable. Pero ninguno de los dos podía ni debía abandonar el planeta. Demasiadas cosas estaban en juego.

-Estás completamente seguro de q van a por ella, Egor? -entrelazó sus dedos con los de él con gesto cariñoso y le miró a los ojos sabiendo que no podría mentirle, no era capaz de hacerlo.

-Completamente, Nayma. Sabes que me duele tanto como a ti verla marchar siendo tan joven pero es la única manera de mantenerla con vida. No quiero que la maten, no me lo perdonaría jamás -la voz profunda del general se quebró ligeramente pero recobró su fuerza tras un par de respiraciones profundas, recuperando la compostura. -No puedo permitir que acabe como su abuelo. Las atrocidades que hizo mi padre aún pesan en mi conciencia. Tiene sus habilidades Nayma. Ella todavía no es consciente pero la energía que nunca heredé es más fuerte en ella de lo q jamás hubiera podido imaginar. Tenía que alejarla de aquí, por su propia seguridad. No te preocupes, volverá. Algún día lo hará y estaremos aquí para recibirla.

Una sonrisa sincera y amplia se dibujó en su rostro. Solo se permitía ese tipo de gestos cuando se encontraba a solas con su esposa. Solo entonces podía relajarse, sin estar constantemente mirando por encima de su hombro. La pareja se quedó acostada en la cama con sus brazos entrelazados deseando lo mejor para su pequeña que ahora iba a cruzar la galaxia para comenzar una nueva etapa de su vida. Una que ningún otro Umbarano hubiera hecho jamás.

Bueeeeeno....que podría decir mas que: Al Fin!! xD.

La Ficha por supuesto esta absolutamente correcta, asi que no me dentendré con bienvenidas y cosas de esas, que son aburridas xD.

Ficha Aceptada

Puedes comenzar a rolear por la academia.

Suerte!!

¡¡¡Al fin!!! *Baila alrededor de Linn mientras lanza cacahuetes al aire*

Hala, a divertirse roleando, que ya toca... ^^

ya has tardado en preparar la ficha nena, aleluya, y a disfrutar roleando

Lo q más me ha costado es el preludio joe... U¬¬ q ponéis el listón demasiado alto para q una un poco exigente consigo misma se permita colgar cualquier cosa... pero weno terminada está así q ale. Además mi falta de conocimientos del mundillo de SW hace q me sea más complicado hacer un preludio con buena carga de trama y demás. Me pones a hacer un preludio de D&D y te lo saco en un tres con dos XDDDD

Me alegra saber q esperabais mi ficha con ansia xDDDD

Dubh Linn escribió:Lo q más me ha costado es el preludio joe... U¬¬ q ponéis el listón demasiado alto para q una un poco exigente consigo misma se permita colgar cualquier cosa... pero weno terminada está así q ale. Además mi falta de conocimientos del mundillo de SW hace q me sea más complicado hacer un preludio con buena carga de trama y demás. Me pones a hacer un preludio de D&D y te lo saco en un tres con dos XDDDD

Me alegra saber q esperabais mi ficha con ansia xDDDD

3 con dos? Yo pensaba que en un 0.1