Mis relatos: La esperanza, mi sueño
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Mis relatos: La esperanza, mi sueño
La esperanza… mi sueño
Las 23:13 de la noche sentado frente al ordenador… pienso en el amor que tengo a cientos de Kilómetros… mi vista se nubla y comienzo a soñar despierto…
Estoy en la habitación de un hotel en Galicia, concretamente en Pontevedra, alguien toca suavemente a la puerta de la habitación, estoy tan centrado en mis pensamientos que no puedo quitarme de la mente a la mujer a la que amo… Desde muy joven he vivido la hipocresía de esta vida, amigos correteando por los pasillos y cambiando constantemente de habitación en busca de una chica con la que pasar el rato o alguna locura que les saque de su rutina. Pero yo no soy como ellos, no busco un amor fugaz, yo tengo a mi estrella fugaz… No necesito cambiar mi personalidad, porque mi personalidad la tengo muy marcada al igual que mi carácter, no necesito que chicas que no conozco de nada me cuenten lo mucho que se divierten en sus fiestas y lo mucho que triunfan en cualquier cosa que se proponen; no necesito oír cómo una chica, a la que no conozco de nada y que no me había visto nunca y que quizás no volvería a ver, me decía lo especial que era para ella, lo guapo que era o lo mucho que le interesaba lo que hacia en mi tiempo libre. No, no lo necesitaba porque sabía que era algo esporádico, y no estaba dispuesto a entregarle mi corazón, mis sentimientos, a cualquiera para que lo rompiese en mil pedazos…
La puerta esta abierta, entra.
Dije pensando que era uno más de todos esos amigos o conocidos que paseaban por el hotel y buscaban divertirse. Yo seguía en mi cama tumbado escuchando mi música, encerrado en mi mundo, e intentando despejar todas las dudas que me habían surgido a lo largo de mi viaje.
- ¡Hola!
No era ningún amigo, era la chica a la que más había querido en la vida, a la que solo había visto en fotos, a través de internet, gracias a la tecnología… y a la que solía llamar casi todos los días… Sorprendido me giré y la vi. Sí, era ella, tantas veces que la había imaginado junto a mi, tantas veces que había soñado cómo sería la primera vez que la veía y estaba allí delante de ella, sonriendo. No sabía qué hacer, el cuerpo me temblaba, no sabía como reaccionar, pero mi cuerpo reacciono por mi, la abrace, estuve abrazado a ella durante una eternidad, se me saltaron las lagrimas, no podía creer que mi princesa estuviese entre mis brazos, la abrazaba tan fuerte que apenas podía respirar.
“No llores nene, es la primera vez que me ves y te pones a llorar… ¿No te gusto?”.
Sin dudarlo ni un instante le dije que:
Como no me vas a gustar, eres mi novia… te quiero por quien eres y como eres… Eres mi princesa, mi cabrita loca.
Habían pasado meses desde que la conocí, aquel primer mensaje que me escribió en mi libro de visitas, en el que me decía que era un chico muy guapo, y que tenía razón en algunos comentarios que le hacía. Ella era de Grobe (Pontevedra), yo soy de Ceuta…
Las 23:13 de la noche sentado frente al ordenador… pienso en el amor que tengo a cientos de Kilómetros… mi vista se nubla y comienzo a soñar despierto…
Estoy en la habitación de un hotel en Galicia, concretamente en Pontevedra, alguien toca suavemente a la puerta de la habitación, estoy tan centrado en mis pensamientos que no puedo quitarme de la mente a la mujer a la que amo… Desde muy joven he vivido la hipocresía de esta vida, amigos correteando por los pasillos y cambiando constantemente de habitación en busca de una chica con la que pasar el rato o alguna locura que les saque de su rutina. Pero yo no soy como ellos, no busco un amor fugaz, yo tengo a mi estrella fugaz… No necesito cambiar mi personalidad, porque mi personalidad la tengo muy marcada al igual que mi carácter, no necesito que chicas que no conozco de nada me cuenten lo mucho que se divierten en sus fiestas y lo mucho que triunfan en cualquier cosa que se proponen; no necesito oír cómo una chica, a la que no conozco de nada y que no me había visto nunca y que quizás no volvería a ver, me decía lo especial que era para ella, lo guapo que era o lo mucho que le interesaba lo que hacia en mi tiempo libre. No, no lo necesitaba porque sabía que era algo esporádico, y no estaba dispuesto a entregarle mi corazón, mis sentimientos, a cualquiera para que lo rompiese en mil pedazos…
La puerta esta abierta, entra.
Dije pensando que era uno más de todos esos amigos o conocidos que paseaban por el hotel y buscaban divertirse. Yo seguía en mi cama tumbado escuchando mi música, encerrado en mi mundo, e intentando despejar todas las dudas que me habían surgido a lo largo de mi viaje.
- ¡Hola!
No era ningún amigo, era la chica a la que más había querido en la vida, a la que solo había visto en fotos, a través de internet, gracias a la tecnología… y a la que solía llamar casi todos los días… Sorprendido me giré y la vi. Sí, era ella, tantas veces que la había imaginado junto a mi, tantas veces que había soñado cómo sería la primera vez que la veía y estaba allí delante de ella, sonriendo. No sabía qué hacer, el cuerpo me temblaba, no sabía como reaccionar, pero mi cuerpo reacciono por mi, la abrace, estuve abrazado a ella durante una eternidad, se me saltaron las lagrimas, no podía creer que mi princesa estuviese entre mis brazos, la abrazaba tan fuerte que apenas podía respirar.
“No llores nene, es la primera vez que me ves y te pones a llorar… ¿No te gusto?”.
Sin dudarlo ni un instante le dije que:
Como no me vas a gustar, eres mi novia… te quiero por quien eres y como eres… Eres mi princesa, mi cabrita loca.
Habían pasado meses desde que la conocí, aquel primer mensaje que me escribió en mi libro de visitas, en el que me decía que era un chico muy guapo, y que tenía razón en algunos comentarios que le hacía. Ella era de Grobe (Pontevedra), yo soy de Ceuta…
tigresj- Maestro Jedi
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Re: Mis relatos: La esperanza, mi sueño
En Pontevedra tan solo tenía a un amigo pero hacía mucho tiempo que no hablaba con él. Nunca hubiera imaginado que tras ese mensaje en mi libro de visitas vendrían más y que con ellos encontraría a la persona que toda la vida había deseado y que aun no había encontrado.
Me separé de ella, la cogí de la mano y me senté sobre la cama.
“Peque, siéntate te tengo que decir algo”.
Son esas palabras que duelen y hacen pensar mal en voz de la persona que más nos importa, palabras que aceleran el latido del corazón esperando ese momento en que serás la persona más feliz del mundo o por el contrario la más triste… que hace que el corazón se rompa en mil pedazos o por el contrario que acabe grabado a fuego con el nombre de la persona que te lo dice.
-“No, no me asustes. ¿Que me vas a decir?”
Ella se levantó de la cama, me aparto la mirada… e intento no decir nada, creía saber lo que iba a pasar, pensaba que le rompería el corazón en mil pedazos.
Entonces, fue cuando le dije:
“Mírame ¿Confías en mi?”
Simplemente asintió como diciendo que si, pero parecía que no estaba muy convencida. Entonces me decidí a decirle lo que esperaba desde hacía ya un tiempo…
“Peque, quiero que seas mía para siempre, eres la única mujer para mi”
Sonrío y comenzó a llorar sin descanso, lloró y lloró. La abrace fuerte, como si en ello se me fuera la vida, le aparte un poco el pelo, la bese en la mejilla y le dije que:
“Nunca me separaría de ella”.
Sus suposiciones y los comentarios que le hacían sus amigos sobre mi eran un error, se dio cuenta de que todo ese dolor que había sufrido había sido causa de la envidia de gente que la rodeaba, de compañeros de clase y amigos que no lo son de verdad… Me encontró a mí. Encontró a un chico al que no había visto nunca y que no la abandonaría jamás, en cualquier circunstancia.
El tiempo pasó y nunca deje de amar a Andrea, aun estando a cientos de kilómetros podía sentirla, sentir lo que sentía ella. Pensé que con el tiempo quizás el amor decaía, que moriría la pasión de los primeros días, pero el tiempo junto con los momentos vividos y la madurez me hicieron darme cuenta de que no era así, que cada día nuestra relación se hacía más fuerte.
Nunca imaginé que gracias a mis estudios de informática, esos estudios que pensaba que no me servirían de nada, que me hacían perder el tiempo de mi juventud, que no me permitía vivir la vida me permitiera conocer el amor y darme cuenta de que el amor no tiene barreras ni fronteras de ningún tipo. Yo no era de esos chicos que iban por la red
Me separé de ella, la cogí de la mano y me senté sobre la cama.
“Peque, siéntate te tengo que decir algo”.
Son esas palabras que duelen y hacen pensar mal en voz de la persona que más nos importa, palabras que aceleran el latido del corazón esperando ese momento en que serás la persona más feliz del mundo o por el contrario la más triste… que hace que el corazón se rompa en mil pedazos o por el contrario que acabe grabado a fuego con el nombre de la persona que te lo dice.
-“No, no me asustes. ¿Que me vas a decir?”
Ella se levantó de la cama, me aparto la mirada… e intento no decir nada, creía saber lo que iba a pasar, pensaba que le rompería el corazón en mil pedazos.
Entonces, fue cuando le dije:
“Mírame ¿Confías en mi?”
Simplemente asintió como diciendo que si, pero parecía que no estaba muy convencida. Entonces me decidí a decirle lo que esperaba desde hacía ya un tiempo…
“Peque, quiero que seas mía para siempre, eres la única mujer para mi”
Sonrío y comenzó a llorar sin descanso, lloró y lloró. La abrace fuerte, como si en ello se me fuera la vida, le aparte un poco el pelo, la bese en la mejilla y le dije que:
“Nunca me separaría de ella”.
Sus suposiciones y los comentarios que le hacían sus amigos sobre mi eran un error, se dio cuenta de que todo ese dolor que había sufrido había sido causa de la envidia de gente que la rodeaba, de compañeros de clase y amigos que no lo son de verdad… Me encontró a mí. Encontró a un chico al que no había visto nunca y que no la abandonaría jamás, en cualquier circunstancia.
El tiempo pasó y nunca deje de amar a Andrea, aun estando a cientos de kilómetros podía sentirla, sentir lo que sentía ella. Pensé que con el tiempo quizás el amor decaía, que moriría la pasión de los primeros días, pero el tiempo junto con los momentos vividos y la madurez me hicieron darme cuenta de que no era así, que cada día nuestra relación se hacía más fuerte.
Nunca imaginé que gracias a mis estudios de informática, esos estudios que pensaba que no me servirían de nada, que me hacían perder el tiempo de mi juventud, que no me permitía vivir la vida me permitiera conocer el amor y darme cuenta de que el amor no tiene barreras ni fronteras de ningún tipo. Yo no era de esos chicos que iban por la red
tigresj- Maestro Jedi
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Re: Mis relatos: La esperanza, mi sueño
buscando el amor, era de los chicos que pensaba que el amor no se busca, que el amor te encuentra. Llegue a pensar que todas las chicas eran iguales, que solo sabían hablar de las fiestas a las que iban, los chicos con los que se liaban o simplemente las borracheras que cogían después del desfase de la noche, en el que desperdiciaban su juventud y tan solo conseguían obtener enfermedades provocadas por el alcohol y los abusos. Yo era un chico que de vez en cuando salía y bebía, pero jamás abusaba de los excesos o al menos lo intentaba… Pensar que no necesitaba leer ni oír como una chica, a la que tan solo había visto a través de webcam me decía que me quería, lo guapo que era y lo feliz que la hacía con mis palabras.
Sonó mi teléfono. Lo cogí, sorprendido pensé… como es que me llama, siempre llamo yo… Había imaginado tantas veces que mi chica me llamaba, que pensé que tan solo podría ser mi imaginación, no supe como reaccionar, y lo único que se me ocurrió decir fue:
Hola, ¿Qué tal?
Mi cuerpo temblaba de nervios… y finalmente me tranquilice y pude oír lo que me decía:
Andrea: Déjame hablar a mi que siempre hablas tu… nunca me dejas hablar.
SJ: Vale vale... je je
Andrea: Odio estar tan lejos de ti, de tu sonrisa y tus caricias mi amor, esta noche mientras dormía soñé que te perdía, busque el teléfono y te llame… te llame solo para escuchar tu voz… para decirte que no sabes la falta que me haces, te quiero tanto… te echo de menos, necesito tenerte cerca.
No pude evitarlo y comencé a llorar… y yo… tonto de mi… que pensaba que nadie era capaz de hacerme llorar. Cuando pude parar de llorar respondí:
Yo también odio estar lejos de ti, necesito tus caricias, tus besos, sentir tu cuerpo pegado al mío, sentir que me tocas, que me besas… eres única, eres la mujer que un día soñé. Te quiero cielo.
Después de más de media hora hablando por teléfono finalmente colgué, mi día había sido un día bastante triste, solté el teléfono, lloré y lloré y me quede dormido.
Algún tiempo después, tras haber logrado reunir dinero suficiente viaje a Pontevedra, intente localizar a Andrea, pero no la encontraba por ningún sitio… y me acordé de algo que me dijo una vez, cerré los ojos y vi una playa, la luz de la luna, y recordé Grobe… su pueblo, así que allí me dirigí. Estuve mucho tiempo llamándola por teléfono pero no lo cogía. Entonces vi un gatito blanco y negro… que me recordó un día que estuve hablando con ella por teléfono y que me hubiese gustado ser el gato, porque ella me contaba que lo acariciaba, que era muy lindo… imagine que yo era ese gatito y le pregunte si podía ser su gatito… ella me respondió que sí… Entonces volví a mi realidad y seguí al gatito… Al final le perdí de vista, agache la mirada cabizbajo y pensé… el destino me tiene reservado algo que aun no me quiere desvelar…
Sonó mi teléfono. Lo cogí, sorprendido pensé… como es que me llama, siempre llamo yo… Había imaginado tantas veces que mi chica me llamaba, que pensé que tan solo podría ser mi imaginación, no supe como reaccionar, y lo único que se me ocurrió decir fue:
Hola, ¿Qué tal?
Mi cuerpo temblaba de nervios… y finalmente me tranquilice y pude oír lo que me decía:
Andrea: Déjame hablar a mi que siempre hablas tu… nunca me dejas hablar.
SJ: Vale vale... je je
Andrea: Odio estar tan lejos de ti, de tu sonrisa y tus caricias mi amor, esta noche mientras dormía soñé que te perdía, busque el teléfono y te llame… te llame solo para escuchar tu voz… para decirte que no sabes la falta que me haces, te quiero tanto… te echo de menos, necesito tenerte cerca.
No pude evitarlo y comencé a llorar… y yo… tonto de mi… que pensaba que nadie era capaz de hacerme llorar. Cuando pude parar de llorar respondí:
Yo también odio estar lejos de ti, necesito tus caricias, tus besos, sentir tu cuerpo pegado al mío, sentir que me tocas, que me besas… eres única, eres la mujer que un día soñé. Te quiero cielo.
Después de más de media hora hablando por teléfono finalmente colgué, mi día había sido un día bastante triste, solté el teléfono, lloré y lloré y me quede dormido.
Algún tiempo después, tras haber logrado reunir dinero suficiente viaje a Pontevedra, intente localizar a Andrea, pero no la encontraba por ningún sitio… y me acordé de algo que me dijo una vez, cerré los ojos y vi una playa, la luz de la luna, y recordé Grobe… su pueblo, así que allí me dirigí. Estuve mucho tiempo llamándola por teléfono pero no lo cogía. Entonces vi un gatito blanco y negro… que me recordó un día que estuve hablando con ella por teléfono y que me hubiese gustado ser el gato, porque ella me contaba que lo acariciaba, que era muy lindo… imagine que yo era ese gatito y le pregunte si podía ser su gatito… ella me respondió que sí… Entonces volví a mi realidad y seguí al gatito… Al final le perdí de vista, agache la mirada cabizbajo y pensé… el destino me tiene reservado algo que aun no me quiere desvelar…
tigresj- Maestro Jedi
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Re: Mis relatos: La esperanza, mi sueño
Mis ojos se cristalizaron cuando levante la cabeza, no podía crear a quien tenia enfrente… era Andrea... Me limpio las lágrimas y me dijo.
Andrea: No llores cielo, no merezco que llores por mi
Habían pasado cuatro meses desde que Andrea y yo nos conocimos a través de internet, pero me había dado tanto cariño que me decidí a recorrer cientos, se podría decir miles de kilómetros, solo para verla, para sentirla junto a mí…
Fue así como Andrea se dio cuenta de que para mi el amor no tiene fronteras ni limites… que la imaginación, los sueños y las metas, se cumplen, tarde o temprano se cumplen. Y que el amor no se busca se encuentra.
Ahora después de 8 meses, yo vivía en Ceuta, mientras ella seguía viviendo en Pontevedra, siempre que podía, cuando había puente o no tenía que trabajar viajaba hasta su ciudad para poder estar con ella y cuando me encontraba delante de ella no acertaba a articular palabra, tan solo la miraba, le hablaba con miradas, con caricias, intentando siempre hacerla sentir especial, había soñado tanto con encontrar algún día alguien a quien tratar así… esa mujer a la que mimar y de la que recibir mimos, por la que soñar cada noche y por la que desear comenzar el siguiente día para poder verla, esa mujer que se convertiría en mi corazón, en parte de mi, a la que necesitaba dejarle claro siempre que era la única para mi, que no dudase nunca, que mi amor por ella no se acaba nunca, que ni siquiera la locura me llevaría a dañarla nunca, pues mi locura es locura de amor, locura sana. Y solo ella, mi doctora, es capaz de aliviarme.
En mi último viaje a Pontevedra, cuando salíamos de un cine, le cogí las manos y le dije vamos a sentarnos en ese banco, tengo que hablar contigo… “Amor, siento que te tengo que decir algo”.
De nuevo esas palabras malditas que suenan en la voz de quien nos importa, palabras que anuncian que llega una noticia terrible y que aceleran el latido del corazón esperando esa puñalada final que despedace lo que durante tanto tiempo hemos sentido.
Entonces:
Andrea: “No, no me digas nada. Ya se lo que me vas a decir… ya no me quieres”
SJ: No te precipites, que aún no has oído lo que te tengo que decir, ya te dije una vez que yo no soy como los demás…
Andrea: ...... (Silencio)
- SJ: Lo que quería decirte es que siento que el resto de mi vida debo pesarlo contigo, que hoy es hoy, mañana no se que pasará, ni dentro de una semana o dentro de un mes… pero si se que nunca te dejaré de amar. Compre una casa en Grobe y cuando estés preparada quiero que vivas conmigo… quizás aun sea pronto, pero tengo tiempo para esperarte… Te quiero mi vida.
Andrea se levantó, sonrío, sus ojos se cristalizaron y contesto
Andrea: No llores cielo, no merezco que llores por mi
Habían pasado cuatro meses desde que Andrea y yo nos conocimos a través de internet, pero me había dado tanto cariño que me decidí a recorrer cientos, se podría decir miles de kilómetros, solo para verla, para sentirla junto a mí…
Fue así como Andrea se dio cuenta de que para mi el amor no tiene fronteras ni limites… que la imaginación, los sueños y las metas, se cumplen, tarde o temprano se cumplen. Y que el amor no se busca se encuentra.
Ahora después de 8 meses, yo vivía en Ceuta, mientras ella seguía viviendo en Pontevedra, siempre que podía, cuando había puente o no tenía que trabajar viajaba hasta su ciudad para poder estar con ella y cuando me encontraba delante de ella no acertaba a articular palabra, tan solo la miraba, le hablaba con miradas, con caricias, intentando siempre hacerla sentir especial, había soñado tanto con encontrar algún día alguien a quien tratar así… esa mujer a la que mimar y de la que recibir mimos, por la que soñar cada noche y por la que desear comenzar el siguiente día para poder verla, esa mujer que se convertiría en mi corazón, en parte de mi, a la que necesitaba dejarle claro siempre que era la única para mi, que no dudase nunca, que mi amor por ella no se acaba nunca, que ni siquiera la locura me llevaría a dañarla nunca, pues mi locura es locura de amor, locura sana. Y solo ella, mi doctora, es capaz de aliviarme.
En mi último viaje a Pontevedra, cuando salíamos de un cine, le cogí las manos y le dije vamos a sentarnos en ese banco, tengo que hablar contigo… “Amor, siento que te tengo que decir algo”.
De nuevo esas palabras malditas que suenan en la voz de quien nos importa, palabras que anuncian que llega una noticia terrible y que aceleran el latido del corazón esperando esa puñalada final que despedace lo que durante tanto tiempo hemos sentido.
Entonces:
Andrea: “No, no me digas nada. Ya se lo que me vas a decir… ya no me quieres”
SJ: No te precipites, que aún no has oído lo que te tengo que decir, ya te dije una vez que yo no soy como los demás…
Andrea: ...... (Silencio)
- SJ: Lo que quería decirte es que siento que el resto de mi vida debo pesarlo contigo, que hoy es hoy, mañana no se que pasará, ni dentro de una semana o dentro de un mes… pero si se que nunca te dejaré de amar. Compre una casa en Grobe y cuando estés preparada quiero que vivas conmigo… quizás aun sea pronto, pero tengo tiempo para esperarte… Te quiero mi vida.
Andrea se levantó, sonrío, sus ojos se cristalizaron y contesto
tigresj- Maestro Jedi
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Re: Mis relatos: La esperanza, mi sueño
- Imbecil, me has asustado, pensaba que me dirías que has conocido a otra y te has enamorado, que ya no puedes estar conmigo… -
Entonces Andrea cogió el teléfono y llamo a María, su mejor amiga y le contó lo que le había dicho, era tan feliz, que no podía pensar en otra cosa… después de contarle lo sucedido a su amiga, se acerco a mi… me acarició la mejilla, me beso en ella… me saco la lengua… Sabiendo que para mi eso es una provocación, la abrace fuertemente, la bese, sentí como mi cuerpo se deshacía, se deshacía de amor por mi princesa, mi doctora… la cabra loca de la que un día me enamore…
Con ese beso comenzó mi esperanza… la esperanza de que este maravilloso sueño se haga un día realidad…
Entonces Andrea cogió el teléfono y llamo a María, su mejor amiga y le contó lo que le había dicho, era tan feliz, que no podía pensar en otra cosa… después de contarle lo sucedido a su amiga, se acerco a mi… me acarició la mejilla, me beso en ella… me saco la lengua… Sabiendo que para mi eso es una provocación, la abrace fuertemente, la bese, sentí como mi cuerpo se deshacía, se deshacía de amor por mi princesa, mi doctora… la cabra loca de la que un día me enamore…
Con ese beso comenzó mi esperanza… la esperanza de que este maravilloso sueño se haga un día realidad…
tigresj- Maestro Jedi
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