Viejo ep. III: Explorando
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Viejo ep. III: Explorando
Episodio III: Explorando
Mientras Jedi
y Sith se disputan
el control de la galaxia,
cientos de sistemas y miles
de planetas siguen sin ser colonizados.
Muchos de ellos son habitables, y la mayoría
tienen poblaciones indígenas que sobreviven en
condiciones más o menos civilizadas.
Algunos planetas, en cambio, parecen no contar con
vida inteligente. Inmensas extensiones de tierra baldía o fértil
pendientes, expectantes, esperando a que alguien ponga el pie
por primera vez en ellos.
Algunos jóvenes (y no tan jóvenes) dedican su vida a viajar por el espacio
de sistema en sistema, explorando los planetas que apenas están en los mapas
de viaje de la galaxia.
Otros lo hacen por accidente.
_______________________________________________
Mientras Jedi
y Sith se disputan
el control de la galaxia,
cientos de sistemas y miles
de planetas siguen sin ser colonizados.
Muchos de ellos son habitables, y la mayoría
tienen poblaciones indígenas que sobreviven en
condiciones más o menos civilizadas.
Algunos planetas, en cambio, parecen no contar con
vida inteligente. Inmensas extensiones de tierra baldía o fértil
pendientes, expectantes, esperando a que alguien ponga el pie
por primera vez en ellos.
Algunos jóvenes (y no tan jóvenes) dedican su vida a viajar por el espacio
de sistema en sistema, explorando los planetas que apenas están en los mapas
de viaje de la galaxia.
Otros lo hacen por accidente.
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El viejo abrió los ojos. Volvió a cerrarlos, a ver si con ello conseguía que no le estallara la cabeza.
Con los ojos cerrados, intentó recordar lo que había bebido la noche anterior, y si había hecho algo de lo que debía arrepentirse... o de lo que debía huir.
Poco a poco los acontecimientos de los últimos días (parecían sólo horas, si descontabas los tiempos muertos en el hiperespacio) fueron llegando a su mente. Él intentó ignorarlas y concentrarse en recuerdos más agradables. Pero la memoria (y el institno de supervivencia) son más tozudos que una mula corelliana. Así que tenía que volver a abrir los ojos, aunque sólo fuera para comprobar el estado de la nave.
Se incorporó como pudo, refunfuñando por el esfuerzo y el dolor que lo atenazaba. Por suerte, tenía una constitución fuerte y resistía bien los impactos. Hombres de huesos más débiles yacerían en el suelo con algunos de ellos rotos. Él sólo tenía moratones por todo el cuerpo. Como aquella vez que conoció a una joven twi'lek de gustos poco corrientes...
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Re: Viejo ep. III: Explorando
Cinco minutos después, se rascaba la cabeza. Era imposible que la nave estuviera en perfectas condiciones.
Luego se acordó de que el sistema de diagnóstico se había fundido durante el viaje. Iba a ser entretenido arreglar la nave sin saber qué le pasaba. Pero lo primero es lo primero: se aseguró que la carga estaba intacta (más o menos).
Aprovechando que los droides tenían órdenes de hacer todo lo posible para que la misión fuera un éxito (el viejo jamás habría pensado que sus clientes trabajarían para él), les ordenó patrullar el perímetro de la nave, mientras él se dedicaba a examinar el casco y a reparar los sensores. Iba a ser una noche muy larga, pero el viejo no estaba dispuesto a irse a dormir sin tener los alrededores bien vigilados. Sabía por experiencia que había en la galaxia bichos capaces de confundir el "Libre" con un aperitivo, y no tenía ganas de abrirse paso otra vez ( ) a través de los intestinos de alguno de ellos.
Los ruidos de la marea se confundían con el del viento al mecer las ramas de los árboles de la costa. Árboles que tenían una pinta muy rara, ya puestos. Largas y anchas ramas azules salpicadas aquí y allá por lo que parecían hojas de un color blancuzco, que le daban a la planta (si es que era tal) un aspecto enfermizo.
Se encogió de hombros, física y mentalmente. Él no era un xenobiólogo, sino un "mensaka" del espacio. Quizá cuando fuera mayor se entretendría con algún hobby como la jardinería alienígena, pero no sería ahora. Ahora se dedicó en cuerpo y alma a la electrónica.
Luego se acordó de que el sistema de diagnóstico se había fundido durante el viaje. Iba a ser entretenido arreglar la nave sin saber qué le pasaba. Pero lo primero es lo primero: se aseguró que la carga estaba intacta (más o menos).
Aprovechando que los droides tenían órdenes de hacer todo lo posible para que la misión fuera un éxito (el viejo jamás habría pensado que sus clientes trabajarían para él), les ordenó patrullar el perímetro de la nave, mientras él se dedicaba a examinar el casco y a reparar los sensores. Iba a ser una noche muy larga, pero el viejo no estaba dispuesto a irse a dormir sin tener los alrededores bien vigilados. Sabía por experiencia que había en la galaxia bichos capaces de confundir el "Libre" con un aperitivo, y no tenía ganas de abrirse paso otra vez ( ) a través de los intestinos de alguno de ellos.
Los ruidos de la marea se confundían con el del viento al mecer las ramas de los árboles de la costa. Árboles que tenían una pinta muy rara, ya puestos. Largas y anchas ramas azules salpicadas aquí y allá por lo que parecían hojas de un color blancuzco, que le daban a la planta (si es que era tal) un aspecto enfermizo.
Se encogió de hombros, física y mentalmente. Él no era un xenobiólogo, sino un "mensaka" del espacio. Quizá cuando fuera mayor se entretendría con algún hobby como la jardinería alienígena, pero no sería ahora. Ahora se dedicó en cuerpo y alma a la electrónica.
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Re: Viejo ep. III: Explorando
La buena noticia era que, como había esperado, el calor excesivo de la reentrada había fundido parte del casco exterior, sellando las fisuras.
La mala que el mismo calor había fundido también los sensores más allá de cualquier reparación que no incluyera la magia, en la que el viejo no creía, o que no podía practicar, tanto daba.
Toda nave de calidad suele llevar un juego de sensores de repuesto, así que el viejo se lamentó profundamente de la falta de calidad del "Libre". Aunque, a fuer de ser sincero, pocas naves de su tamaño habrían encajado bien el impacto directo de un caza a velocidad de reentrada. Y ninguna probablemente una entrada atmosférica de tres horas de duración.
Le tocó al viejo hacer manualmente los diagnósticos del casco, a base de conectar una bomba echando agua constantemente sobre el casco de la nave, y mirando desde dentro de la misma si se producían humedades. Aprovechó para lavar la ropa, que tendió en el interior de la nave, por si acaso, repasar la información del sistema en el que se encontraba (encontró el sistema, pero ninguna información) y para echarle un vistazo a los motores. El de impulso estaba razonablemente bien, pero los saltos forzados y casi seguidos habían llevado al motor de hiperimpulso más allá de sus posibilidades. El viejo necesitaba algunos materiales para su reparación (parcheo, más bien), y no los llevaba consigo.
Iba a tener que buscarse la vida para encontrarlos.
Otra vez.
La mala que el mismo calor había fundido también los sensores más allá de cualquier reparación que no incluyera la magia, en la que el viejo no creía, o que no podía practicar, tanto daba.
Toda nave de calidad suele llevar un juego de sensores de repuesto, así que el viejo se lamentó profundamente de la falta de calidad del "Libre". Aunque, a fuer de ser sincero, pocas naves de su tamaño habrían encajado bien el impacto directo de un caza a velocidad de reentrada. Y ninguna probablemente una entrada atmosférica de tres horas de duración.
Le tocó al viejo hacer manualmente los diagnósticos del casco, a base de conectar una bomba echando agua constantemente sobre el casco de la nave, y mirando desde dentro de la misma si se producían humedades. Aprovechó para lavar la ropa, que tendió en el interior de la nave, por si acaso, repasar la información del sistema en el que se encontraba (encontró el sistema, pero ninguna información) y para echarle un vistazo a los motores. El de impulso estaba razonablemente bien, pero los saltos forzados y casi seguidos habían llevado al motor de hiperimpulso más allá de sus posibilidades. El viejo necesitaba algunos materiales para su reparación (parcheo, más bien), y no los llevaba consigo.
Iba a tener que buscarse la vida para encontrarlos.
Otra vez.
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Re: Viejo ep. III: Explorando
Tengo que comprarme un speeder...
El viejo respiraba con dificultad. Llevaba cinco horas subiendo esa maldita cuesta, pero era la única opción que tenía para examinar los alrededores sin tener que poner en marcha el "Libre", y no quería hacerlo si no era imprescindible. Así que le había echado por encima una red de camuflaje (con ayuda de una primitiva pistola de proyectiles), había cerrado a los droides dentro, y había emprendido el camino hacia la cima más cercana.
Necesitaba cierto tipo de material que no podía detectar con los sensores de la nave. Básicamente porque ya no existían (los sensores de la nave), y porque no tenía la habilidad necesaria para crear algunos de cero. Es la diferencia entre un chapuzas y un técnico.
Por suerte, el tipo de material buscado se hacía evidente al entorno, pues las radiaciones emitidas solían generar áreas con vegetación escasa y fauna más escasa todavía. Hacía años que en la Galaxia se conocían métodos para anular la radiación de estos materiales, y sus efectos una vez asimilados por el organismo; pero nadie se había dedicado a "limpiar" los yacimientos originales. Así que buscaba una extensión de terreno que mostrara signos de radioactividad, donde excavaría hasta encontrar suficiente (un par de cristales o rocas), y volvería a la nave cagando leches para evitar asimilar más radiación de la necesaria. Que una cosa es saber que pueden deshacerte las cosas y otra no estar seguro de con cuántos ojos te despertarás al día siguiente.
Después de una breve pausa, el viejo emprendió los últimos cincuenta metros de pendiente. Solía descansar antes de llegar a cualquier cima, por si tenía que deshacer lo caminado a la carrera en caso de emergencia. Es lo que suele pasar cuando uno sale al campo sin armas de energía.
A medida que se acercaba a la cima, el viejo iba inclinándose más al andar, para evitar ser visto desde la distancia, no sólo "detrás" de la cima, sino a sus lados. Cuando llegó arriba, prácticamente iba arrastrándose por el suelo.
Examinó con cautela los alrededores y, al ver que no había animales cerca, apoyó la espalda contra uno de los extraños árboles que había divisado desde la costa.
Craso error...
El viejo respiraba con dificultad. Llevaba cinco horas subiendo esa maldita cuesta, pero era la única opción que tenía para examinar los alrededores sin tener que poner en marcha el "Libre", y no quería hacerlo si no era imprescindible. Así que le había echado por encima una red de camuflaje (con ayuda de una primitiva pistola de proyectiles), había cerrado a los droides dentro, y había emprendido el camino hacia la cima más cercana.
Necesitaba cierto tipo de material que no podía detectar con los sensores de la nave. Básicamente porque ya no existían (los sensores de la nave), y porque no tenía la habilidad necesaria para crear algunos de cero. Es la diferencia entre un chapuzas y un técnico.
Por suerte, el tipo de material buscado se hacía evidente al entorno, pues las radiaciones emitidas solían generar áreas con vegetación escasa y fauna más escasa todavía. Hacía años que en la Galaxia se conocían métodos para anular la radiación de estos materiales, y sus efectos una vez asimilados por el organismo; pero nadie se había dedicado a "limpiar" los yacimientos originales. Así que buscaba una extensión de terreno que mostrara signos de radioactividad, donde excavaría hasta encontrar suficiente (un par de cristales o rocas), y volvería a la nave cagando leches para evitar asimilar más radiación de la necesaria. Que una cosa es saber que pueden deshacerte las cosas y otra no estar seguro de con cuántos ojos te despertarás al día siguiente.
Después de una breve pausa, el viejo emprendió los últimos cincuenta metros de pendiente. Solía descansar antes de llegar a cualquier cima, por si tenía que deshacer lo caminado a la carrera en caso de emergencia. Es lo que suele pasar cuando uno sale al campo sin armas de energía.
A medida que se acercaba a la cima, el viejo iba inclinándose más al andar, para evitar ser visto desde la distancia, no sólo "detrás" de la cima, sino a sus lados. Cuando llegó arriba, prácticamente iba arrastrándose por el suelo.
Examinó con cautela los alrededores y, al ver que no había animales cerca, apoyó la espalda contra uno de los extraños árboles que había divisado desde la costa.
Craso error...
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Re: Viejo ep. III: Explorando
Los mynnocs duermen boca abajo. Nadie entiende muy bien por qué, pero al viejo se le acababa de ocurrir una muy buena razón por la que los humanos no lo hacían: el aparato digestivo.
Vió con añoranza (y pesar) cómo el desayuno desaparecía en la distancia. El mareo no podía ser producido sólo por el hecho de estar a mucha altura. Ni por estar colgado, casi toda su vida la había pasado colgado. Ni siquiera por estar boca abajo.
Quizá el sabor dulzón que llenaba su boca seca, junto al dolor de cabeza que le estaba empezando a surgir podían ser pistas.
Ya está despierto.
Era una voz desagradable, y NO hablaba en galáctico estándar. Al viejo le costó distinguirlo, porque era una forma bastante arcaica de duros. El viejo se contorsionó desde su posición para intentar ver a los que empezaban a hablar detrás suyo.
Pues llamemos a Ty'rn y terminemos con esto. No me gusta este tipo, me da mal guj'hi.
¿Otra vez con eso? Eres un maldito supersticioso. Mírale, ¿crees que si fuera un k'tol estaríamos aquí charlando?
La voz del viejo surgió suave, muy calmada.
Y dime, ¿cómo estaríais si yo fuera un k'tol?
¡Kush'a! Este tío habla nuestro idioma. ¿ves como no es normal? Mejor cortamos la cuerda antes de que se suelte y nos m'ocrha.
Calma, calma. No nos pongamos nerviosos, ¿eh?
El viejo seguía meciéndose, intentando ver los rostros. Las siluetas eran humanoides, cosa que lo tranquilizó (un poco). Las cabezas grandes (demasiado) indicaban que no eran humanos. Nada más podía decir sin ver los rostros o la piel, que llevaban ocultos, los primeros en el fondo de largas capuchas y la segunda mediante vendajes similares a los tusken. Si los problemas olieran, las fosas nasales del viejo estarían intentando salir del lugar o, como mínimo, buscando una muerte más suave.
Por lo menos, recapacitó, seguía vivo. Y ese era un punto importante para su supervivencia. Pero no demasiado importante. Miró hacia arr... ab... Levant... Observó sus alrededores, y lo que parecía ser un largo camino de bajada hacia la muerte. Si cortaban la famosa cuerda, el viejo quería saber hasta dónde podía llegar para agarrarse donde fuera. Aunque fuera a la esperanza. A unos diez metros de distancia vió algo que podría servir.
¡Matémoslo ahora que todavía estamos a tiempo!
A Ty'rn no le haría mucha gracia...
Ni a mí que me corten en pedacitos con un maldito flurbicon.
El viejo intentó intervenir, pero las dos figuras empezaron a discutir de forma cada vez más acalorada. El viejo suspiró, y deseó con todas sus fuerzas que ganara el de la primera voz... el tal Ty'rm no podía ser mucho peor que una caída al infinito. Por lo que se aburre uno mientrasno ve el suelo, y por lo rápido que se hace el viaje cuando uno empieza a vislumbrarlo.
Además de que normalmente te mueres, claro.
Vió con añoranza (y pesar) cómo el desayuno desaparecía en la distancia. El mareo no podía ser producido sólo por el hecho de estar a mucha altura. Ni por estar colgado, casi toda su vida la había pasado colgado. Ni siquiera por estar boca abajo.
Quizá el sabor dulzón que llenaba su boca seca, junto al dolor de cabeza que le estaba empezando a surgir podían ser pistas.
Ya está despierto.
Era una voz desagradable, y NO hablaba en galáctico estándar. Al viejo le costó distinguirlo, porque era una forma bastante arcaica de duros. El viejo se contorsionó desde su posición para intentar ver a los que empezaban a hablar detrás suyo.
Pues llamemos a Ty'rn y terminemos con esto. No me gusta este tipo, me da mal guj'hi.
¿Otra vez con eso? Eres un maldito supersticioso. Mírale, ¿crees que si fuera un k'tol estaríamos aquí charlando?
La voz del viejo surgió suave, muy calmada.
Y dime, ¿cómo estaríais si yo fuera un k'tol?
¡Kush'a! Este tío habla nuestro idioma. ¿ves como no es normal? Mejor cortamos la cuerda antes de que se suelte y nos m'ocrha.
Calma, calma. No nos pongamos nerviosos, ¿eh?
El viejo seguía meciéndose, intentando ver los rostros. Las siluetas eran humanoides, cosa que lo tranquilizó (un poco). Las cabezas grandes (demasiado) indicaban que no eran humanos. Nada más podía decir sin ver los rostros o la piel, que llevaban ocultos, los primeros en el fondo de largas capuchas y la segunda mediante vendajes similares a los tusken. Si los problemas olieran, las fosas nasales del viejo estarían intentando salir del lugar o, como mínimo, buscando una muerte más suave.
Por lo menos, recapacitó, seguía vivo. Y ese era un punto importante para su supervivencia. Pero no demasiado importante. Miró hacia arr... ab... Levant... Observó sus alrededores, y lo que parecía ser un largo camino de bajada hacia la muerte. Si cortaban la famosa cuerda, el viejo quería saber hasta dónde podía llegar para agarrarse donde fuera. Aunque fuera a la esperanza. A unos diez metros de distancia vió algo que podría servir.
¡Matémoslo ahora que todavía estamos a tiempo!
A Ty'rn no le haría mucha gracia...
Ni a mí que me corten en pedacitos con un maldito flurbicon.
El viejo intentó intervenir, pero las dos figuras empezaron a discutir de forma cada vez más acalorada. El viejo suspiró, y deseó con todas sus fuerzas que ganara el de la primera voz... el tal Ty'rm no podía ser mucho peor que una caída al infinito. Por lo que se aburre uno mientrasno ve el suelo, y por lo rápido que se hace el viaje cuando uno empieza a vislumbrarlo.
Además de que normalmente te mueres, claro.
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Re: Viejo ep. III: Explorando
La discusión fue breve, pero intensa. Finalmente, las cosas parecían ir a favor del viejo. El que hablaba de cortar la cuerda golpeó furiosamente el tronco del árbol del que pendía el viejo.
Con la cabeza. Porque el otro individuo le había dado bastante impulso. Sonó "CRAC!". Por si os interesa.
Tú te vienes conmigo, k'tol o no k'tol.
Yo voy donde me digas, compadre.
El duros (o al menos eso parecía, ahora que estaba vuelto hacia el viejo), agarró la cuerda, y empezó a tirar de ella. El viejo notó cómo el pie le golpeaba la rama. Un par de tirones más y estaría en problemas. Pero mejor estar en problemas que cayendo al vacío. Que también son problemas, pero menos.
De repente vió un movimiento en el tronco. El otro individuo se movió hacia el nudo que sujetaba la cuerda al árbol (o lo que fuera), y le dió un tajo con una especie de machete bastante desagradable.
El alarido de dolor del duros al notar cómo la fricción de la cuerda, que ahora ya no anclaba el peso del viejo al árbol, le quemaba las manos se confundió con el del viejo, que le dirigía una amable observación al cortacuerdas.
K'bronnnnnnnnn
Con la cabeza. Porque el otro individuo le había dado bastante impulso. Sonó "CRAC!". Por si os interesa.
Tú te vienes conmigo, k'tol o no k'tol.
Yo voy donde me digas, compadre.
El duros (o al menos eso parecía, ahora que estaba vuelto hacia el viejo), agarró la cuerda, y empezó a tirar de ella. El viejo notó cómo el pie le golpeaba la rama. Un par de tirones más y estaría en problemas. Pero mejor estar en problemas que cayendo al vacío. Que también son problemas, pero menos.
De repente vió un movimiento en el tronco. El otro individuo se movió hacia el nudo que sujetaba la cuerda al árbol (o lo que fuera), y le dió un tajo con una especie de machete bastante desagradable.
El alarido de dolor del duros al notar cómo la fricción de la cuerda, que ahora ya no anclaba el peso del viejo al árbol, le quemaba las manos se confundió con el del viejo, que le dirigía una amable observación al cortacuerdas.
K'bronnnnnnnnn
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Re: Viejo ep. III: Explorando
Es impresionante lo que un Jedi (o un Sith) puede hacer. Ante una caída como ésta, con la mente fría o llena de ira, el viejo daría un par de vueltas en el aire, rebotaría contra la rama que vió antes (la que estaba a diez metros de caída), la usaría como trampolín, volvería a subir y les explicaría cortésmente (o cortándolos en rodajitas siendo Sith) lo feo que está tirar a la gente por un barranco.
En cambio, el viejo apenas fue capaz de seguir respirando cuando su pecho golpeó la rama (que estaba ahí, aunque el entrenamiento Jedi/Sith no). En apenas una fracción de segundo, el viejo reaccionó como se esperaba de él. Es decir, que no consiguió aferrarse a la rama, a la que golpeó contundentemente con la barbilla al resbalarse hacia abajo, y siguió cayendo.
Por suerte, el golpe con la mandíbula hizo que el viaje del viejo siguiera su curso un pelín más (si cabe) accidentado. El golpe impulsó la cabeza hacia atrás, que hizo lo posible por adelantar a los pies que, instintivamente, intentaban mantenerse lo más altos posible (con el típico egoísmo de "mejor que se rompa el cráneo que no yo" tan propio de algunos pies). El siguiente impacto se produjo unos siete metros más abajo. Y unos cuarenta centímetros en diagonal: en vez de darse con la mandíbula, se dió de lleno con los homóplatos en la siguiente rama.
Pero esta vez lo consiguió. Quedarse sin respiración, quiero decir. El golpe devolvió el cuerpo a su posición original (para desgracia de las piernas) justo antes de continuar con la caída.
Instintivamente, el viejo alzó los brazos para intentar sujetarse a alguna parte (casi consiguió hacerlo, pero las moléculas de aire decidieron no soportar tanto peso). Gracias a eso, el viejo atravesó limpiamente un grupo de ramas que habrían amortiguado la caída.
Y gracias al segundo golpe, y al hecho de atravesar las ramas, el viejo atravesó como una lanza la superfície del mar interior, sin aire en los pulmones, pero sin inundarlos de agua al no poder respirar por tenerlos bloqueados.
El viejo conservó la calma. Básicamente porque la muy jodida estaba escondida en el fondo de todo, intentando pasar desapercibida. Vió hacia dónde iban las burbujas (hacia arriba, claro) y pudo localizar la superficie. Que parecía estar a unos cinco metros. Con los oídos a punto de estallar por la presión, y los pulmones luchando por recuperar el control (en contra de la voluntad del viejo, que no quería comprobar si era capaz de respirar bajo el agua), el viejo pataleó camino de la superficie.
En cambio, el viejo apenas fue capaz de seguir respirando cuando su pecho golpeó la rama (que estaba ahí, aunque el entrenamiento Jedi/Sith no). En apenas una fracción de segundo, el viejo reaccionó como se esperaba de él. Es decir, que no consiguió aferrarse a la rama, a la que golpeó contundentemente con la barbilla al resbalarse hacia abajo, y siguió cayendo.
Por suerte, el golpe con la mandíbula hizo que el viaje del viejo siguiera su curso un pelín más (si cabe) accidentado. El golpe impulsó la cabeza hacia atrás, que hizo lo posible por adelantar a los pies que, instintivamente, intentaban mantenerse lo más altos posible (con el típico egoísmo de "mejor que se rompa el cráneo que no yo" tan propio de algunos pies). El siguiente impacto se produjo unos siete metros más abajo. Y unos cuarenta centímetros en diagonal: en vez de darse con la mandíbula, se dió de lleno con los homóplatos en la siguiente rama.
Pero esta vez lo consiguió. Quedarse sin respiración, quiero decir. El golpe devolvió el cuerpo a su posición original (para desgracia de las piernas) justo antes de continuar con la caída.
Instintivamente, el viejo alzó los brazos para intentar sujetarse a alguna parte (casi consiguió hacerlo, pero las moléculas de aire decidieron no soportar tanto peso). Gracias a eso, el viejo atravesó limpiamente un grupo de ramas que habrían amortiguado la caída.
Y gracias al segundo golpe, y al hecho de atravesar las ramas, el viejo atravesó como una lanza la superfície del mar interior, sin aire en los pulmones, pero sin inundarlos de agua al no poder respirar por tenerlos bloqueados.
El viejo conservó la calma. Básicamente porque la muy jodida estaba escondida en el fondo de todo, intentando pasar desapercibida. Vió hacia dónde iban las burbujas (hacia arriba, claro) y pudo localizar la superficie. Que parecía estar a unos cinco metros. Con los oídos a punto de estallar por la presión, y los pulmones luchando por recuperar el control (en contra de la voluntad del viejo, que no quería comprobar si era capaz de respirar bajo el agua), el viejo pataleó camino de la superficie.
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Re: Viejo ep. III: Explorando
Horas después, el viejo despertaba en la orilla. Se orientó de inmediato: el mar era eso que tenía delante. Localizó el punto de origen de su último viaje: el acantilado un poco a su izquierda. Ahora sólo faltaba localizar la nave.
Pero claro, cuando él subio a la cima donde lo capturaron, no había ningún acantilado cerca. Así que localizar al "Libre" podía ser una cuesitón de minutos o de días, dependiendo de cómo habían viajado sus amables anfitriones.
Tocaba andar de nuevo, así que hizo un recuento de sus pertenencias:
- piernas (con sus correspondientes pies): dos
- brazos (manos incluídas): dos
- su navaja multiuso (nadie en la galaxia consideraba ese pedazo de plástico rojo como una amenaza)
- un montón de ropa sucia, mojada y desgarrada en bastantes sitios
- agua potable: ninguna
- comida: ninguna
- refugio: ninguno
- sitio donde secarse: ninguno.
Así que empezó por lo primero: cortó algunas ramas con su navaja, y frotó la hebilla del cinturón contra la lámina de pedernal de la navaja, consiguiendo las chispas necesarias para encender una pequeña hoguera, asegurándose de que no dejaba señales de humo mediante un ingenioso sistema de separación de humos a través de las hojas de la flora local. Mientras su ropa se secaba, el viejo exploró los alrededores en busca de algo parcialmente comestible.
Pero claro, cuando él subio a la cima donde lo capturaron, no había ningún acantilado cerca. Así que localizar al "Libre" podía ser una cuesitón de minutos o de días, dependiendo de cómo habían viajado sus amables anfitriones.
Tocaba andar de nuevo, así que hizo un recuento de sus pertenencias:
- piernas (con sus correspondientes pies): dos
- brazos (manos incluídas): dos
- su navaja multiuso (nadie en la galaxia consideraba ese pedazo de plástico rojo como una amenaza)
- un montón de ropa sucia, mojada y desgarrada en bastantes sitios
- agua potable: ninguna
- comida: ninguna
- refugio: ninguno
- sitio donde secarse: ninguno.
Así que empezó por lo primero: cortó algunas ramas con su navaja, y frotó la hebilla del cinturón contra la lámina de pedernal de la navaja, consiguiendo las chispas necesarias para encender una pequeña hoguera, asegurándose de que no dejaba señales de humo mediante un ingenioso sistema de separación de humos a través de las hojas de la flora local. Mientras su ropa se secaba, el viejo exploró los alrededores en busca de algo parcialmente comestible.
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Re: Viejo ep. III: Explorando
Nadie querría saber lo que masticaba el viejo mientras subía (esta vez con más cuidado) el acantilado. Tenía que localizar el cerro al que había subido en primer lugar si quería volver al "Libre". Casi no hacía ruido al andar, y aunque iba con mucho cuidado, el atardecer hacía que imprimiera a sus pasos una velocidad poco recomendable para el sigilo. Había descansado un rato mientras intentaba cocinar el... loquefuera que se estaba comiendo, y tenía fuerzas para otra ascensión. Lustros de ejercicio habían dado a su macilento cuerpo una resistencia inusitada, que pocos esperaban de alguien de su edad (fuera la que fuera).
Media hora después, cuando llegaba a la cima del acantilado, vió descender a lo lejos a los dos duros que habían intentado jugar al yo-yo con su cuerpo. Seguían discutiendo, parecía, aunque no miraban atrás, debían darle por muerto.
Sin ponerse en pie, intentando disimular su silueta apretándose contra el tronco de un árbol (el mismo del que colgara hacía un par de horas), oteó el horizonte, en busca del cerro al que había subido antes de ser capturado. Lo localizó fácilmente por los "árboles" que había visto al principio, que parecían estar (con sus pútridas hojas blancuzcas) sólo en dicho cerro. La nave estaba cerca, así que emprendió el camino de bajada a más velocidad. Quería dormir en la nave.
Media hora después, cuando llegaba a la cima del acantilado, vió descender a lo lejos a los dos duros que habían intentado jugar al yo-yo con su cuerpo. Seguían discutiendo, parecía, aunque no miraban atrás, debían darle por muerto.
Sin ponerse en pie, intentando disimular su silueta apretándose contra el tronco de un árbol (el mismo del que colgara hacía un par de horas), oteó el horizonte, en busca del cerro al que había subido antes de ser capturado. Lo localizó fácilmente por los "árboles" que había visto al principio, que parecían estar (con sus pútridas hojas blancuzcas) sólo en dicho cerro. La nave estaba cerca, así que emprendió el camino de bajada a más velocidad. Quería dormir en la nave.
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Re: Viejo ep. III: Explorando
Los motores de la nave rugieron su disgusto. Con lo bien que se estaba ahí durmiendo, y tenía que venir el vejete a tocar la proa.
El viejo había conseguido llegar a la nave al anochecer. Los droides seguían patrullando el perímetro y no dieron muestras de haber tenido problema alguno. El viejo cenó carne de una especie de jabalí gigante que encontró despanzurrado a blasterazos en el perímetro de seguridad que había ordenado mantener a los droides. La carne era jugosa, y permitió al viejo recuperar fuerzas antes de echarse a dormir unas pocas horas.
Al amanecer lo tenía todo listo: visto lo visto, había decidido continuar la exploración visual de la zona en busca de radioactivos desde el aire. Sus asaltantes del día anterior no llevaban armas de energía (o el viejo no las había visto ni catado), así que pensó que iría más seguro en el interior de unas cuantas toneladas de metal a cien metros del suelo que andando desprotegido por un entorno que (ahora sí) sabía hostil.
Dicho y hecho. La nave se alzó de su descanso con un crujir de metales, e inició el viaje de exploración. Si el planeta era radioactivamente inerte, tendría que viajar a velocidad de impulso alrededor de todo el sistema. A malas, siempre podría llegarse a la luna donde se habían estrellado sus perseguidores hacía tanto tiempo (el día anterior... ¿o hacía dos días ya?) e intentar recuperar los restos. Si quedaba algo, claro.
El viejo había conseguido llegar a la nave al anochecer. Los droides seguían patrullando el perímetro y no dieron muestras de haber tenido problema alguno. El viejo cenó carne de una especie de jabalí gigante que encontró despanzurrado a blasterazos en el perímetro de seguridad que había ordenado mantener a los droides. La carne era jugosa, y permitió al viejo recuperar fuerzas antes de echarse a dormir unas pocas horas.
Al amanecer lo tenía todo listo: visto lo visto, había decidido continuar la exploración visual de la zona en busca de radioactivos desde el aire. Sus asaltantes del día anterior no llevaban armas de energía (o el viejo no las había visto ni catado), así que pensó que iría más seguro en el interior de unas cuantas toneladas de metal a cien metros del suelo que andando desprotegido por un entorno que (ahora sí) sabía hostil.
Dicho y hecho. La nave se alzó de su descanso con un crujir de metales, e inició el viaje de exploración. Si el planeta era radioactivamente inerte, tendría que viajar a velocidad de impulso alrededor de todo el sistema. A malas, siempre podría llegarse a la luna donde se habían estrellado sus perseguidores hacía tanto tiempo (el día anterior... ¿o hacía dos días ya?) e intentar recuperar los restos. Si quedaba algo, claro.
Viejo- Transportista
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Re: Viejo ep. III: Explorando
El "Libre" llevaba ya cuatro días recorriendo el planeta en busca de signos de radioactividad. El viejo se planteaba seriamente emprender la exploración de la luna del planeta, en busca de los restos de sus atacantes. Había aprovechado los vuelos de reconocimiento para comprobar la estabilidad de la nave y la estanqueidad del fuselaje (saliendo poco a poco de la atmósfera y controlando la presión en el interior de la nave), y creía que el "Libre" ya estaba listo para volver a surcar el espacio interestelar (el viejo conoció a un tipo que quería surcar las estrellas... no le pareció una buena idea y le dijo al tipo que seguro que acabaría quemado antes de llegar a la segunda).
Cuando estaba preparándose para el despegue, después de recoger provisiones en "su bahía", el viejo se dió una palmada en la frente. ¡Los árboles enfermizos!
No había visto más árboles de esos en todo el planeta. Seguro que ese color era debido a algún tipo de mutación producida por la radioactividad.
Sin pensárselo dos veces, cogió algunas herramientas, alistó a un par de droides y empezó de nuevo el ascenso...
Cuando estaba preparándose para el despegue, después de recoger provisiones en "su bahía", el viejo se dió una palmada en la frente. ¡Los árboles enfermizos!
No había visto más árboles de esos en todo el planeta. Seguro que ese color era debido a algún tipo de mutación producida por la radioactividad.
Sin pensárselo dos veces, cogió algunas herramientas, alistó a un par de droides y empezó de nuevo el ascenso...
Viejo- Transportista
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Re: Viejo ep. III: Explorando
Hasta las narices del puñetero planeta, oiga...
El viejo ya hablaba solo de nuevo. Había intentado mantener una conversación con los droides que se llevaba de escolta, pero era como intentar hablar con un fusil láser. Con la diferencia de que con el fusil podías moverte para que dejara de apuntarte, y estos droides daban la sensación de querer disparar sobre el viejo por alguna razón indeterminada.
Cinco horas más de ascensión, un par con un escáner de mano de la era paleolítica, dos más excavando con un láser de alta presión (o algo así venía en el manual de instrucciones, en galac antiguo) y cuatro más de bajada.
Por suerte había convencido a los droides que si llevaban ellos la caja que contenía el "loquefuerio" (el viejo no tenía habilidad para los nombres de minerales... y ni puñetera falta que le hacía, pues ya se encargarían los pre-procesadores del motor hiperespacial de las transformaciones que fueran necesarias) podrían llegar antes a su destino. Con sólo cinco o seis días de retraso sobre la fecha prevista. Un récord en los anales de transportista del viejo, cuyo lema era: "si tardamos más de dos años en entregar su mercancía, es que la hemos perdido".
Se preguntaba el viejo qué le esperaría ahora en la nave. Con la suerte que tenía desde que había puesto los pies en Nar Shaddaa, seguro que algún bicho enorme se había comido la nave. O una tribu de bolas peludas lo rodearían para asarlo en una cena religiosa. O una banda de amazonas lo raptaría para extraerle su simiente en agónicas y maratonianas sesiones de sexo salvaje.
No, esto último fijo que no. Nadie tenía tanta suerte...
El viejo ya hablaba solo de nuevo. Había intentado mantener una conversación con los droides que se llevaba de escolta, pero era como intentar hablar con un fusil láser. Con la diferencia de que con el fusil podías moverte para que dejara de apuntarte, y estos droides daban la sensación de querer disparar sobre el viejo por alguna razón indeterminada.
Cinco horas más de ascensión, un par con un escáner de mano de la era paleolítica, dos más excavando con un láser de alta presión (o algo así venía en el manual de instrucciones, en galac antiguo) y cuatro más de bajada.
Por suerte había convencido a los droides que si llevaban ellos la caja que contenía el "loquefuerio" (el viejo no tenía habilidad para los nombres de minerales... y ni puñetera falta que le hacía, pues ya se encargarían los pre-procesadores del motor hiperespacial de las transformaciones que fueran necesarias) podrían llegar antes a su destino. Con sólo cinco o seis días de retraso sobre la fecha prevista. Un récord en los anales de transportista del viejo, cuyo lema era: "si tardamos más de dos años en entregar su mercancía, es que la hemos perdido".
Se preguntaba el viejo qué le esperaría ahora en la nave. Con la suerte que tenía desde que había puesto los pies en Nar Shaddaa, seguro que algún bicho enorme se había comido la nave. O una tribu de bolas peludas lo rodearían para asarlo en una cena religiosa. O una banda de amazonas lo raptaría para extraerle su simiente en agónicas y maratonianas sesiones de sexo salvaje.
No, esto último fijo que no. Nadie tenía tanta suerte...
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