Viejo ep. I - Negocios

Episodio I - Negocios
Ganarse la vida.
Ése es el objetivo de
la mayor parte de los habitantes
de la Galaxia.
No todos disponen de amamento, ni
todos tienen un trabajo seguro y legal. El
destino de la Galaxia puede llegar a depender
del trabajo de algunos de los viajeros que se mueven
en el límite entre el Imperio Sith y la República Galáctica,
rozando la línea de la legalidad en cualquiera de los mundos que
visitan.

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Podría decirse que majestuosamente, la nave se posó sobre la plataforma de aterrizaje.

Podría decirse, pero sería mentir un montón. O exagerar bastante más, quizá. De hecho, el encargado de la plataforma se llevó las manos a la cabeza. Dos de ellas. Con las otras se agarró fuertemente donde pudo, pues el impacto de la nave (alguien parecía haber olvidado la existencia del tren de aterrizaje) contra la plataforma hizo que ésta se tambaleara, acompañando su danza una serie casi musical de quejidos metálicos.

Cuando la estructura pareció de nuevo segura, el xexto se dirigió a la escotilla de la nave, que se estaba abriendo.

¡Ka'gron zaboiiiz! ¡Maldito loco!

Una sonrisa apareció por la escotilla, seguida de cerca por un punzante bigote, y ligeramente precedida por una nariz aguileña, aunque puntiaguda.

Oh, vaya. Me he vuelto a olvidar del maldito botón rojo, por lo que parece...

¡S'cuuba!

¡Eh! Tampoco hace falta ponerse así, compadre. Además, los instrumentos dicen que esta plataforma está medio metro más abajo de lo que realmente está. ¿Sabes que te podría demandar por eso?

El viejo se rascó la cabeza.

Claro que precisamente aquí, hablar de demandas es un pelo incongruente, ¿no es cierto?

El viejo le dió un par de palmadas al encargado, que se había quedado mudo momentáneamente. Cuando consiguió recuperar el habla, el viejo ya había desaparecido por la puerta del elevador, que se cerró ante las narices del atónito xexto.

El encargado se dió la vuelta. "Un maldito taxi". Eso es lo que todos los encargados de la galaxia pensaban al ver al "Libre". Un [Solamente los administradores pueden ver este vínculo] con un tamaño mucho menor al habitual, y con más años que la galaxia. De color indefinido (algo entre el amarillo original y el negro... sucio), con una apariencia más propia de un desguace que de algo capaz de volar, el trasto (algo en la mente del xexto le impedía utilizar la palabra "nave") parecía mirarlo con cara de lástia, como diciendo: "no es culpa mía, yo hago lo que puedo por desintegrarme, pero no me dejan".

El xexto encogió dos hombros. Se dirigió a los controles de la plataforma, pensando cómo podría asegurar el trasto teniendo en cuenta que no había tren de aterrizaje que anclar.

Por primera vez en su larga carrera profesional, olvidó completamente la tasa de aterrizaje. Y su "propina".

Edito para cambiar el tamaño del "Libre". Mi idea no es llevar un trasto de setenta metros, sino más bien un trasto de unos veinte. La idea es que el "Libre" pertenece a la misma línea anticuada que el Orlean Star Explorer, pero en versión reducida (la diferencia entre un trailer con dos remolques y una furgoneta tipo "kangoo"). Algún día tengo que entretenerme un poco para dar una imagen gráfica del trasto. Lo que es evidente es que la nave tiene más años que la propia República

El viejo acabó la copa de un trago.

Entonces está claro. Dos cajas. Para Tatooine, a entregar en Mos Eisley. Doscientos créditos más los gastos del viaje. Éstos últimos por adelantado, que no está el combustible para ir arriesgándose a perder el tiempo. ¿A quién debo hacer la entrega?

Su interlocutor lo miró con frialdad, evaluando lo que podía decirle a ese viejo chalado capaz de aceptar un trato así sin siquiera regatear.

Las cajas te serán confiscadas en la aduana. El agente de aduanas que tiene que hacerte la inspección se dirigirá a tí como "señorita".

¿Todo el mundo es tan raro en Tatooine? - el viejo hizo una pausa - "Señorita"... Bueh, cosas peores me han llamado. ¿Algo más?

Dos cosas: sin preguntas y sin mirar el contenido de las cajas.

¿Por quién me has tomado? Oh, espera... has dicho "sin preguntas". Olvídalo. Es obvio que me importa un carajo lo que tengan esas cajas mientras no vayan a explotar a medio camino.

El desconocido se levantó y abandonó el local, dejando sobre la mesa una bolsa de tamaño ridículo, que contenía lo acordado. El viejo se levantó y se dirigió a la barra, para pagar antes de irse. Una mano se posó sobre su hombro.

¿Eres tú al que llaman "viejo"? - ante la respuesta afirmativa del viejo, el nuevo desconocido continuó - Me han dicho que puedes llevar un par de cajas a Tatooine. Por doscientos créditos. ¿Es eso cierto?

Doscientos créditos más los gastos del viaje, sí.

Hablemos.

...

Al cabo de media hora, el viejo salió del local. Había sido un buen día. Por un precio que a todos sus clientes les parecía irrisorio, y del que podrían alardear ante sus superiores, les llevaría a prácticamente todas las facciones "grises" de Tatooine una media de un par de cajas.

Por un precio irrisorio: doscientos créditos y los gastos del viaje. Gastos que pagaban todos sus "clientes".

El viejo se dirigió al espaciopuerto, con una sonrisa cínica en los labios, silbando una tonadilla que le tenía enganchado desde la primera vez que la oyó...

"titu titu titutitu turururittu tu titu..."

Al salir del despacho del encargado del muelle, aún refunfuñando por lo que creía que era un abuso de la cadena normal de sobornos (pero contra el que no podía hacer nada por la gran cantidad de facciones mezcladas entre su clientela, y que creían contar con sus servicios "en exclusiva"), el viejo se dió de bruces con una pared, que hacía unos minutos (estaba seguro) no se encontraba justo delante de la puerta del despacho.

Levantó la mirada, enfurruñado, para encontrarse con dos ojos fríos que lo miraban desde encima de una boca dura, de afilados dientes. El viejo reaccionó casi instantáneamente.

Por las siete lunas de Cru, si seré burro... Le ruego me disculpe, caballero.

Intentó rodear al humanoide, pero una manaza de largos dedos terminados en garras aferraron su hombro izquiero. Mala señal, eso quería decir que el tipo que tenía detrás quería tener la mano derecha libre...

El viejo miró al reptiliano a los ojos durante un largo rato. No demasiado, porque cuando alguien mira demasiado fijamente los ojos de un trandoshano pueden pasar dos cosas: que se te irriten los ojos hasta que te acuerdas de parpadear (ellos no suelen hacerlo demasiado) o que te des cuenta de que has cometido un error... demasiado tarde.

Suspiró:

Mira compañero: tengo órdenes del propio Natta. Bueno, más bien de uno de sus... representantes. Un ithoriano morado, con un nombre que no le pega demasiado.

¿Escualo?

El viejo olía una trampa a doce años luz de distancia.

¿Escualo? No... algo como Tuflirjavat... no sé, me recuerda más a un nombre twi'lek, pero se me da muy mal ese idioma.

Vale, pero yo no puedo volver ante Natta con las manos vacías.

El viejo sopesó la situación. No podía ganarse un enemigo. Y menos uno capaz de matarle sin pestañear. Vale, lo del pestañeo es accesorio... incluso un enemigo capaz de matarle pestañeando era muy mala inversión.

Mira. Le devuelvo al Señor Natta - se aseguró de que la "S" de "señor" sonara mayúscula - el importe del viaje. Para compensar tu tiempo. Y añado (para tí, como obsequio, no como soborno, que conste) unos doscientos créditos. ¿Hace?

Eso hacía la mitad de las ganancias del día. Que una vez pagados los gastos del viaje y las reparaciones que necesitaba el "Libre", daban un montante negativo... el viejo esperó que la respuesta fuera positiva.

O al menos, que no fuera violenta.

[Off: En realidad no tendrias que poder manejar al Pnj que yo estoy manejando ¬¬u. Pero bueh, te lo dejaré porque me has dejado la decision importante a mi xD. ]

Mira. Le devuelvo al Señor Natta - se aseguró de que la "S" de "señor" sonara mayúscula - el importe del viaje. Para compensar tu tiempo. Y añado (para tí, como obsequio, no como soborno, que conste) unos doscientos créditos. ¿Hace?. Resalto el viejete intentando negociar con un matón. Verdaderamente había que ser un tanto osado para negociar con un ser que no entiende mas que "ve y pegale a ese", pero bueno, la intención contaba...y quizá tuviera la suerte de su lado.

- Creo que usted no enteder cuando dije "no puedo volver con las manos vacias" - Respondía un tanto trabado el Trandoshano piel verdosa. Y es que vocalizar en lenguaje común no era tarea facil para su lengua de reptil. - Vamos, no hagas esperar a Natta - Le medio ordenó el lagarto parlante, mientras posicionaba su vibrocuchillo en la espalda del viejo, marcando que el camino era recto por el pasillo continuo. Saliendo del muelle de atraque, se subirían a una navecita de transporte descapotable que los dejaría en el puente de atraque de lo que parecía ser una Torre doblada en un semi-circulo. Algo claramente extraño, pero no parecía tener mucha mas importancia que las edificaciones dispares de las que disponía ese planeta.

Puerta abierta y el ingreso al ascensor con vistas al exterior, dejando abajo ya la "tierra firme". Un recorrido logicamente semi-circular hasta llegar al punto central y mas alto de la extraña torre. Una sala de adornos y demás decoraciones superfluas donde predominaba el color verde se abrió delante de los dos trandoshanos y el humano. Un empujón hacia adentro y los dos reptiles bajaron nuevamente por el ascensor, dejando allí al anciano.

- Tome asiento, por favooor - Esbozó una voz juvenil y dulce, con una tonalidad claramente femenina. - El Señor Natta lo recibirá enseguidaaaa - Reprodujo la joven Twi'lek de prominentes pechos y curvas exquicitas, que se encontraba detras de un mostrador propio de cualquier recepcionista de empresario importante.

- Señor Natta, aquí esta el humano esperandoleee - Dijo en voz mas baja por un interlocutor apoyado en su mesa entre muchos artilugios de maquillaje y pinturitas. Un breve silencio se apoderó de la sala...

El viejo se sentó. Se lo habían pedido, y es lo que hizo. Nadie en su sano juicio montaría un numerito en la recepción de un señor del crimen hutt. Al menos, nadie en su sano juicio que no estuviera respaldado por un poder superior al del hutt en cuestión.

Y ése no era el caso del viejo.

Además, qué carajo! Desde el asiento el viejo tenía una panorámica tanto de las piernas como del escote de la recepcionista. Nadie podría decir nunca que el viejo fuera especista. Al menos no ante un hermoso cuerpo de hembra humanoide.

Así pues, se sentó y se dispuso a disfrutar de las vistas. Si el señor del crimen lo hubiera querido muerto, ahora no estaría sentado mirando unas largas piernas.

Esteeee.... Creo que os habéis confundido de piloto... o de nave... o de ambas cosas, excelencia.

Antes de que el quarren diera orden alguna a los secuaces que el viejo daba por sentado que estaban cerca suyo, continuó:

Excelencia, yo soy el viejo piloto del "Libre", un taxi espacial. Es imposible para mí llevar un contingente de nada que sea más grande que la cabeza de un R3, puesto que la capacidad de carga del "Libre" es muy limitada.

Además, no sé qué planes tiene el poderoso Señor Natta el Hutt, pero... bueno, excelencia... mi nave no es... cómo decirlo... muy rápida. Ni dentro ni fuera del espacio, excelencia. Verá, excelencia... el "Libre" debe tener unos doscientos años, y todavía conserva los motores originales... muy parcheados. Y ni siquiera cuenta con un robot astronavegador, tengo que hacer los cálculos casi manualmente con la computadora de a bordo, y su factor de hipervelocidad es superior al cinco...

Es casi imposible para un humano saber qué expresan las facciones quarren, pero el viejo estaba seguro de que lo que le pasaba por la cabeza al hombre-sepia no era agradable. Así que decidió dejar claro que su boca estaba sellada.

En definitiva, que llevar vuestro contingente A ALDERAAN me llevaría un par de semanas, excelencia. Eso sí, el paquete que me dió el agente Tuflirjavat (lo siento excelencia, soy muy malo para los nombres... probablemente haya olvidado el del poderoso Natta en cuanto salga de aquí), llegará a Tatooine según lo acordado. Es decir en un par de semanas.

Tras una pausa, el viejo terminó:

Err... excelencia.

{OOC: el "Libre" es una nave de transporte más que ligera. Es como el Orlean Star Explorer, pero a un cuarto del tamaño. Más o menos la mitad que un YT-3000... yo calculo que debe poder llevar la carga equivalente a una furgoneta de las de ahora... y mi idea es que es un trasto lento de pelotas, con lo que el trabajo de contrabandista o de transporte de mercancías "peligrosas" queda descartado. Por eso lo de "buhonero"... el viejo va y viene a su ritmo, comprando y vendiendo un poco de todo.
Tengo terminadas un par de imágenes del "Libre"... [Solamente los administradores pueden ver este vínculo]}

{OOC: sigo yo, porque por lo que parece, el E.S. se ha dormido en los laureles }

El quarren gesticuló enojado:

¿Osas negarte a prestar un servicio al gran Natta el Hutt?

Excelencia, no es que me niegue, es que no puedo... a no ser que me proporcionéis una nave con capacidad suficiente para cumplir vuestro encargo, claro. Entonces estaré más que dispuesto a hacerme cargo del viaje.

La carga ya está en tu nave, humano. - el quarren consiguió de alguna forma que la palabra "humano" sonara como un insulto - Cumple tu misión o te enfrentarás a la ira del gran Natta.

Y abandonó la habitación, dejando solo al viejo, que se encogió de hombros y decidió irse a la plataforma donde descansaba el "Libre".

¿Qué carajo es esto? - preguntó el viejo con los brazos en jarras.

El xexto le dirigió una mirada maligna, estaba disfrutando con eso, y todavía no había empezado.

Oh... han estado por aquí los chicos de Natta. Traían todos estos androides de combate, con orden de cargarlos en tu... en eso. Como no han sabido abrir la puerta, han decidido dejarlos aquí hasta que llegaras. Han dicho que ya sabías lo que hacer con ellos.

Ah, y tienes un montón de cajas ahí detrás que han dejado a tu cargo. Creo que no has medido bien tu nave, humano.

Otra vez. ¿Cómo era posible que la palabra "humano" llegara a sonar tan mal?

El viejo miró las cajas.

Por la espiral de Votyn, es imposible meter todo eso en el "Libre". ¿La gente es idiota? Les dejé instrucciones con las medidas máximas de los paquetes...

Una mano escamosa se posó en el hombro del viejo. Otro trandoshano... ¿es que tenían todos el día libre?

¿A quién has llamado "idiota"? Tres de esas cajas son de mi jefe, pielblanda.

¿Tres? No cerré ningún trato sobre "tres" cajas. Eran DOS. No sé quién es tu jefe, pero ya puedes decirglgllglgggggg...

Es difícil hablar cuando una garra escamosa te aprieta el cuello mientras intenta comprobar la resistencia de tus vértebras alzándote a dos palmos del suelo. La risa enloquecida del encargado de la plataforma dejó claro al viejo que de ésta no salía...

El ruido de veinte brazos metálicos moviéndose al unísono no contribuyó precisamente a relajar el ambiente. Y menos porque por cada dos brazos medio alzados, un rifle blaster estaba apuntando en esos momentos al trío inmóvil.

Individuo reconocido como Viejo debe llevarnos a Tatooine. Déjelo en el suelo o abriremos fuego.

El viejo suspiró... ahora sí que se iba a liar la del quarren... Como oyendo sus pensamientos, cinco fusiles láser más aparecieron a su alrededor. Los empuñaban matones de todas clases y razas. Odiaba esos momentos.

La ventaja (para el viejo) de un fusil blaster pesado es que incluso los trandoshanos deben emplear las dos manos para apuntar con ellos.
La desventaja es que si un trandoshano necesita una mano que tiene ocupada, normalmente suele dejar caer aquello que la ocupa.

Calma, calma, caballeros - dijo el viejo desde el suelo, frotándose la rabadilla - , estoy convencido de que podemos llegar a un acuerdo satisfactorio para todas las partes.

Al viejo una vez le midieron los midiclorianos. Tuvieron que repetir la prueba cinco veces, recalibrando los aparatos de medida. Al final concluyeron que tenía tanta relación con la fuerza como una piedra. Incluso menos que algunas piedras. Aún así, algo en su tono de voz hizo que todos los ojos se volvieran hacia él.

A ver... ¿cuántos bandos tenemos? - recordando la supuesta confidencialidad de sus tratos, el viejo agregó rápidamente - No hace falta decir el nombre del jefe, con contarnos ya tenemos bastante.

Lo bueno (y lo malo) de los matones es que suelen depender más del gatillo y/o los músculos que del cerebro, así que cuando una idea les golpea por sorpresa, suelen quedársela mirando como un conejo rodiano los faros de un aerodeslizador. A los cinco minutos, la cuenta había concluído.

Eso son cinco encargos. Si todo el mundo ha cumplido con su parte - dijo mirando al trandoshano que le había sopesado el cuello -, el "Libre" debería ser capaz de llevar los androides y los paquetes de todos los aquí presentes. Y ya me haré cargo del resto de alguna manera. ¿Os parece?

Incluso los matones vieron las ventajas del trato: su trabajo se llevaba a cabo, no arriesgaban el pellejo, y todos los problemas que pudieran originarse de los paquetes que se quedaran en tierra recaían sobre el viejo (seguramente ninguno de los matones serían capaces de emplear la palabra "recaer", pero tampoco es relevante para la historia).
Así pues, el viejo cargó los paquetes de los matones, hizo acomodarse (bueh, por decir algo... "amontonarse" sería más apropiado, pero un androide de combate obedece las órdenes, y éstos tenían la de entrar en la nave entre las suyas) a los robots en el compartimento de carga, y encontró la forma de acceder a la cabina de pilotaje a pesar de todo. No sería un viaje cómodo, pero mejor eso que ser enterrado en una luna de contrabandistas.

La voz del xexto se escuchó por el altavoz de comunicaciones:

¡Eh, viejo! No puedes dejarme toda esta basura en la plataforma. ¿Qué hago con ella?

Haz lo que te dé la gana.

La sonrisa del xexto ante la posibilidad se desvaneció cuando oyó a través del estruendo de los motores de la nave:

Total, les he dicho a sus propietarios que no me has dejado que la cargara en la nave...

El aullido de rabia del alienígena se escuchó a tres plataformas de distancia. Las carcajadas del viejo sólo en el interior de la nave. Y los androides de combate no son conocidos por su sentido del humor, así que se perdieron en el aire.

El "Libre" cruzó la atmósfera en dirección al espacio abierto, directo hacia el punto de salto.

{OOC: una fanfarria SW, y los títulos de crédito en letras azules contra el fondo del espacio}